El gobierno de Javier Milei lejos de los grandilocuentes slogans de campaña en redes sociales logró con Guillermo Francos, y una negociación a lo Bilardo, destrabar la aprobación de la ley Bases, en general, que, sumado con el anuncio este miércoles de la renegociación de los 5.000 millones de dólares del swap chino, le permitirá relanzar una gestión con la foto del presidente en Europa en el marco del G7 después de un mes de reveses desde la marcha universitaria.  

De todos modos, la pulseada para la aprobación del proyecto oficial, del cual tuvieron que desprenderse de más de 400 artículos del proyecto original, obligó también a la mesa chica de Javier y Karina Milei y Santiago Caputo a que en la foto vuelva a estar la vicepresidente Victoria Villarruel, para el triunfo en favor de la Casa Rosada con su desempate "afirmativo". Algo que intentaron por todos los medios evitar desde la Casa Rosada en las últimas 24 horas pero no lograron sortear.

La noticia por la tarde de que el Banco Popular chino aceptó una renegociación de swap fue una primera señal, que había trascendido más temprano en el mercado que, junto con el poroteo que circulaba sobre la votación, quedó expuesto en cierta tranquilidad optimista de los mercados financieros durante toda la jornada, aún cuando no estaba del todo cerrada la negociación por la ley Bases y la reforma fiscal.

También se sumó que el FMI dejó trascender que aprobará un nuevo desembolso del crédito otorgado a la Argentina por 800 millones de dólares y la apertura de una nueva renegociación con el organismo, que anunció de su intento un día antes el propio Caputo.

Milei con la aprobación de la ley Bases (aún todos todos los cambios) necesitaba mostrar que podía construir, aún en minoría, una mayoría en el Senado, no sólo como le pedía el círculo rojo como demostración pragmática de conducción y gobernabilidad sino de cara a otras iniciativas peleagudas, que seguramente no estarán exentas de fuertes pulseadas, como el pliego para sumar al máximo tribunal judicial a Ariel Lijo y nuevas reformas en carpeta.

La aprobación de la ley Bases, aún mochada por todos lados, es una victoria para Milei y para la denominada "casta" legislativa con la que Francos enebró una compleja negociación, que le permitirá a la mayoría de los senadores decir frente a sus electores en sus provincias que hicieron todo lo posible para cumplir con el mandato que les dieron, aunque en los pasillos del Congreso entregaron algunas banderas.

En el proyecto hubo cambios para todos los gustos. Se sacaron de la lista de privatizaciones varias empresas (Aerolíneas Argentinas, Correo, los medios públicos) y también se modificaron varios aspectos tributarios, y se introdujeron cambios más significativos como la continuidad de la moratoria previsional, así como la vuelta de determinadas obras públicas. 

Pero la votación en el Senado también dejó varios interrogantes políticos a futuro. Uno de ellos es cómo seguirá adelante el presidente del partido radical, Martín Lousteau, votando diferente al resto de la troupe del partido en esta ocasión, como Carolina Losada o Eduardo Galaretto, que en San Lorenzo y región, vio cómo los trabajadores aceiteros frenaron las plantas en contra de una ley que les hará volver a pagar impuesto a las Ganancias, en algunos casos de hasta un millón de pesos por mes. También dentro del peronismo hay pases de facturas.

Después de la maratónica negociación en el Senado volverá la discusión a Diputados. ¿Qué actitud tomarán en la Cámara baja? "Se tomará lo mejor de lo que se votó en Diputados y de lo que se aprobó en el Senado", ironizó un legislador opositor con numerosas batallas en su lomo, que cree que allanado el camino el gobierno logrará la aprobación definitiva, tomando cosas de los proyectos aprobados en ambas cámaras, y que sería antes que llegue el mes de agosto.  

Qué pasa con el tipo de cambio

Aún con todo esto, Milei y su equipo económico tendrán que dar más señales para intentar despejar del horizonte inmediato las tensiones cambiarias que los mercados financieros expusieron en las dos últimas semanas. Una de los interrogantes es cómo logrará seducir al productor y arrendatario de campo para que liquide una parte de los 15.000 millones de dólares que hoy prefieren sostenerlo en formato de granos. 

Por lo pronto, la decisión del Banco Popular de China, al que el propio FMI le pedía una señal para aprobar su propio desembolso, sobre el roll over de los 5.000 millones de dólares que le prestó a través de un swap a la gestión de Alberto Fernández, seguramente tendrá un impacto favorable en los mercados a corto plazo. 

El gobierno tiene también el desafío, pese a insistir que entre marzo y abril se tocó fondo, de reactivar una economía que se encuentra en una recesión y que no tiene drivers en esta etapa (a través del consumo, préstamos o inversiones) para reactivar la rueda de la recuperación de la actividad económica.