El edificio de la ex Aduana de Rosario, es una de las obras de mayor importancia de la ciudad en cuanto a antigüedad, tamaño y belleza. Fue inaugurado en el año 1938 y se destaca su gran estilo francés tanto en la fachada como el interior. El proyecto lo llevaron a cabo los ingenieros Ocho y Thomas.

Su fachada es de cuerpos salientes acompañados por columnas y un notable que empareja los desniveles del terreno frente al río Paraná. Rematan las ventanas del primer piso unos arcos rebajados, pero en el segundo éstos son de medio punto. Una mansarda corona el edificio y en el interior, la triple altura del hall central culmina en un fabuloso lucernario.

A un costado de la Antigua Aduana puede observarse la Fuente de las Utopías, emplazada allí luego de su traslado desde el predio Parque de la Independencia (ex Sociedad Rural). Es una creación de Carlos Righetti, uno de los primeros estucadores de Rosario, quien también decoró los frentes del Jockey Club de Rosario (Maipú y Córdoba) y de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (Santa Fe y Av. Francia).

"Esta es la tercera Aduana que tuvo Rosario y la más grande", cuenta a El Tres Gustavo Fernetti, de la Facultad de Humanidades y Artes y miembro del Centro de Estudios de Arqueología Histórica.

El palacio de la Aduana era como una "gran oficina nacional". "La idea es que no son edificios cerrados, si no que son edificios muy porosos, es una idea muy común de la época que tenga ventanas muy grandes y a su vez inaccesibles". 

El bloque central, uno de los sectores más imponentes, contiene el hall de entrada y los núcleos verticales. Los dos cuerpos restantes, a sus costados, son simétricos y se organizan con pasillos que rodean a los patios en forma de claustro, disponiendo como último espacio la distribución de oficinas.

Una triple altura se visualiza desde el centro, que termina con un lucernario que se proyectó a lo largo de todo el conjunto, incluyendo el piso inferior ya que el suelo del hall es de superficie traslucida, de manera que la luz penetra todo el edificio. Esta luz cenital se visualiza también en los balcones interiores de cada piso. Un cuarto piso de dimensiones reducidas que alberga la casa del administrador, y un sub suelo que funcionaba como depósito.