El suicidio juvenil se convirtió en una problemática crítica en Argentina. Un informe de la Universidad Austral reveló que en 2023 fue la principal causa de muerte entre las adolescentes mujeres de 10 a 19 años y que las cifras en jóvenes de hasta 29 años alcanzaron récords históricos.

En ese contexto, la provincia de Santa Fe comenzó con capacitaciones destinadas a los acompañantes del programa Nueva Oportunidad, que trabajan con más de 21 mil adolescentes y jóvenes en distintos barrios. La iniciativa apunta a que referentes territoriales puedan detectar señales de alerta, contener y derivar situaciones de riesgo vinculadas a la salud mental.

Este lunes, unas 80 personas de organizaciones sociales de Rosario participaron de un nuevo encuentro en el auditorio del Distrito Municipal Oeste y ya suman 250 en toda la provincia. La capacitación estuvo a cargo de la psicóloga Cristina Gentile, coordinadora del programa provincial de Prevención del Suicidio, y de la directora de Nueva Oportunidad, Andrea Travaini.

En el trabajo cotidiano con los jóvenes aparecen situaciones de autolesiones y de sufrimiento emocional. Por eso es clave que quienes acompañan en los barrios sepan cómo actuar, qué herramientas usar y a dónde recurrir en momentos críticos”, explicó Travaini.

Gentile, en tanto, remarcó que la prevención requiere una mirada intersectorial: “Hablamos de escuchar, de acompañar y de romper con la creencia de que de estos temas no hay que hablar. Justamente lo contrario: hablar y escuchar salva vidas”.

Las capacitaciones continuarán en Rosario y en otras localidades de la provincia, con el objetivo de llegar a cada vez más referentes barriales. Desde los ministerios de Salud e Igualdad y Desarrollo Humano destacan que el desafío es ampliar las redes de contención y dar respuestas concretas a una problemática que golpea con fuerza a la adolescencia y la juventud.

Herramientas para hablar, escuchar y acompañar en los barrios

Las participantes destacaron que la capacitación no solo fortalece su tarea cotidiana, sino que también les permite revisar creencias muy instaladas y pensar nuevas formas de acompañar en los territorios. Griselda, de Sabores de Barrio Bonano, señaló que “es una herramienta que estaría bueno que llegue a más lugares, más barrios” y remarcó que pudieron derribar la idea de que no hay que hablar cuando alguien manifiesta intenciones de suicidio: “hoy hablamos de que justamente lo que hay que hacer es lo contrario, hablar y escuchar”.

Su compañera Yamila agregó que “me parece muy interesante lo que hablamos hoy, me llevo mucho para pensar y nos llevamos una información diferente a la que tenía para ayudar, no a casos de nuestra organización, pero sí de allegados, así que está bueno para el trabajo de todos los días”.

Por su parte, Luciana, de la Asociación Vecinal 13 de Marzo, donde acompañan a adolescentes y jóvenes adultos en talleres de panificación, manicura, electricidad y testing de software, valoró que “hubo propuestas que podamos implementar y que nos pueden ayudar mucho en el acompañamiento a los chicos”.