La bajante histórica del Paraná también está causando estragos del otro lado del río. En los últimos días se registraron nuevos desmoronamientos en zonas habitadas frente a Rosario y hay construcciones en peligro.

Una recorrida del móvil de El Tres por la zona mostró cómo la corriente y el oleaje del diezmado cauce erosiona la orilla y provoca la caída de barrancas a pocos metros de ranchos, paradores y otros negocios isleños.

Por eso, quienes viven o tienen actividad comercial allí pretenden que la draga que a menudo quita arena de sectores al norte de Rosario no la vuelque toda en las playas de La Florida sino que destine una parte a los lugares amenazados enfrente.

“No hay forma de parar que el río se coma la costa, es terrible. Come abajo y se van desmoronando capas de arena y arcilla. Y todo lo que se cae no se hace playa, se lo lleva el agua”, lamentan los isleños.

Además de quienes habitan allí, están comprometidas numerosas inversiones que explotan la temporada de verano y que ya vienen golpeadas por la bajante durante el verano y la cuarentena que impidió extender la actividad durante el otoño, que también tuvo muchos días de calor.

A eso, el último fin de semana se sumó un fuerte viento que complicó aún más las cosas y atentó contra la estabilidad de muelles y otras construcciones de madera, varias de las cuales ya fueron arrastradas por el Paraná.