El rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Franco Bartolacci, después de haber sido reelegido esta semana con un amplio consenso, propuso una “profunda reforma académica-pedagógica-curricular”, “dejar de ser un palacio de saberes” y “re-significar” el papel de la institución ya que de lo contrario “corre riesgo de perder trascendencia”. Destacó las acciones para brindar más seguridad para la comunidad y anunció la creación de una licenciatura en Seguridad Pública como una manera de dar respuesta a la compleja situación en ese sentido. Sobre su futuro político respondió que va a terminar con su nuevo mandato ya que consideró que uno de los principales factores de la defección de la política es pensar en nuevos horizontes antes que en la gestión asumida y no cumplir con lo anunciado.
Bartolacci, tal como había anticipado en abril del año pasado, se presentó a la reelección y consiguió el 85 por ciento de las voluntades que integran la asamblea universitaria que sesionó el jueves pasado. Esto es fruto de un amplio acuerdo político que contiene a radicales, peronistas, socialistas y otras fuerzas dentro de los cuatro claustros. A las pocas horas de haber sido consagrado rector por segunda vez, habló a solas con Rosario3:
-¿Cómo se explica ese nivel de apoyo alcanzado?
-Es fruto del trabajo en estos cuatro años de gestión, tremendamente complejos, dos en pandemia, con restriccione. y dificultades económicas. Aún con esa complejidad, se trató del proceso de expansión más relevante en la historia de la universidad. Se crearon 170 nuevas carreras, fundamos cuatro trayectos nuevos de formación médica, la secundaria virtual con 400 estudiantes, se pusieron en marcha dispositivos disruptivos como la escuela de oficios, llevamos adelante una política de bienestar más profunda y extensiva por la que no hay otra universidad que destine tanto para acompañar y asistir a su comunidad, hicimos mucho trabajo de recuperación del patrimonio y puesta en valor, y también una agenda muy ambiciosa de ampliación y conquista de derechos. Esto no es registro solo de la gestión sino también por parte de la comunidad en su conjunto. Creo que hay una valoración y apoyo al trabajo que realizamos en un contexto de enorme complejidad. Se cumplió todo lo que anunciamos el 6 de agosto de 2019 cuando asumimos y eso me enorgullece.
-¿A qué obedece esta construcción en la que se incluyen sectores de diversos colores políticos e ideológicos?
-Es una dinámica de trabajo colectivo basado en la escucha, el diálogo, el reconocimiento y la presencia. No se trata de anular las diferencias sino impulsar la riqueza de la síntesis de la comunidad. La comunidad universitaria está por encima de nuestras historias, tradiciones y trayectorias. Esto es muy importante como mensaje desde la universidad de que las cosas se puedan hacer de otra manera.
-¿No es ficticio pensar en que hay unanimidad y que todos están de acuerdo?
-No es unanimidad, es síntesis en la diferencia y unidad en la diversidad. No todos pensamos igual sobre todas las cosas. Es sano y nos hace bien que sepamos reconocer y privilegiar la casa común que es la universidad por encima de las diferencias y nuestras propias aspiraciones. Es nuestra manera de entender y pensar la universidad que debe ser. La bandera de la universidad por encima de nuestra propia bandera.
En perspectiva histórica hemos perdido mucho tiempo en discusiones legítimas pero que nos quitaron fuerza para transformarnos . proyectarnos mejor hacia fuera. Lograr esa convivencia te da fortalezas para hacer cambios hacia dentro y un buen mensaje para un país que no tiene que ir a la unanimidad porque eso va en contra de la democracia. Pero no por eso hay que dejar escuchar lo que otro piensa, construir síntesis en la diversidad.
-Durante la asamblea hubo un planteo muy duro de la oposición con críticas a su conducción y se habló de “lógica corporativa”, “subordinación” y “favores” para agrupaciones cercanas a la gestión...
-Hay que ser serios en este momento tan delicado para la ciudad y el país porque hay gente que la pasa mal. Tenemos que discutirlo todo y enérgicamente, pero hacerlo seriamente. Hacía muchos años que una asamblea no duraba tanto, con tanto debate y participación. La seriedad del debate se da también por el contexto y hubo planteos para otros contextos. Hay muchas cosas que ni siquiera ameritan responder porque tienen una especulación política y hay otros planteos razonables para atender.
Nunca antes los ámbitos paritarios funcionaron como hasta ahora y seguirán siendo así. Somos conscientes de lo que falta en la universidad, hay muchos desafíos y problemas por resolver, pero también soy consciente de lo que hemos avanzamos. Hay que tener una mirada justa, ponderar lo que se hizo y la valoración de la comunidad. Entiendo que no se considera en su justa medida lo realizado. Hubo intervenciones (en la asamblea) que hace 15 años dicen lo mismo y en el medio pasaron muchas cosas. Pero es parte de la convivencia democrática.

-¿Cuáles serán los ejes de la nueva gestión?
-La agenda a llevar adelante debe ser toda al mismo tiempo, no hay espacio para privilegiar algo o dejar algo para adelante. Hay que atender todos los frentes al mismo tiempo. Uno de los ejes será una profunda reforma académica-pedagógica-curricular. En la próxima sesión del Consejo Superior recogeremos lo discutido con los diferentes claustros sobre el diagnóstico y las propuestas para avanzar en acciones concretas: la discusión virtualidad-presencialidad, repensar el sentido más amplio del aula, la estrategia pedagógica, las clases prácticas, qué hacemos con la inteligencia artificial que pone en jaque el sistema tradicional de enseñanza-aprendizaje, el lenguaje de los tiempos, etc.
Otro eje es que la universidad deje de ser un palacio de saberes, se necesita formar profesionales con herramientas para transformar la vida. La universidad tiene que convocar a una épica de la convivencia, la inclusión y el desarrollo. Vamos a seguir con la recuperación de la infraestructura y el patrimonio de la universidad. Necesitamos quince años de intervenciones ininterrumpidas en las facultades y escuelas. En definitiva, si la universidad no se re-significa corre riesgo de perder trascendencia.
-La universidad trabajó en sintonía en estos años con el gobierno municipal producto de la cercanía política con el intendente, ¿qué podría suceder si hubiese un cambio en la gestión del Ejecutivo local?
-La sinergia con el Estado local y las instituciones de la ciudad fue más profunda en estos años, y eso le hace bien a la ciudad. Pero el rol de la universidad debe jugarse en cualquier circunstancia. La universidad tiene muchos recursos, potencialidades y capacidades para aportar a la comunidad, somos una herramienta para cambiarle la vida a la gente. Y eso es inalterable en cualquier contexto o circunstancia política.
-¿Sería lo mismo entonces con otro intendente?
-Haríamos lo mismo porque es la responsabilidad de la universidad independientemente de cual sea el contexto político.
-Siempre se especuló con un posibles salto suyo a una gestión de gobierno o una posible candidatura legislativa, ¿está eso en su horizonte?
-Tengo el 100 por ciento de la energía puesta en la universidad. Estos serán mis últimos cuatro años de mi función institucional. El error es cuando se adelantan los tiempos o cuando se asume una responsabilidad y se piensa en el próximo objetivo y no en la gestión y eso hace defeccionar en la tarea diaria. Es al revés, si se hace bien lo demás vendrá solo.
-Es que eso no es habitual en la clase política hoy...
-Te lo digo más como politólogo, todos queremos hacer cosas pero cuando te pones un horizonte lo adelantas y ponés la energía en otro lugar. Es uno de los problemas de la defección de la política.
-¿Cómo se hace para recuperar la confianza del ciudadano en la política?
-El esfuerzo de reivindicar lo propuesto, cumplir con lo anunciado. Hoy la política no puede resolver los problemas y la gente está molesta. Devolver la legitimidad a la política es cumplir lo anunciado.
-¿Cómo afrontar el complejo problema de la inseguridad y qué acciones se propone a implementar en lo que viene?
-La universidad no es una isla, es un problema que también impacta y requiere que la gestión tome decisiones para cuidar a su comunidad. En la Siberia, por ejemplo, hay una serie de acciones para dar seguridad: cambio por luces Led y nuevas luminarias, estamos construyendo una parada segura del transporte dentro del predio, contratamos como adicional un patrullero desde las 7 de la mañana y hasta las 23.
También hay que involucrar a la universidad en la problemática por eso estamos dentro de la multisectorial de la seguridad para reclamar, controlar y hacer nuestro aporte. Y en ese sentido todo lo que pasa se soluciona con más y mejor educación. Este año vamos a diseñar una licenciatura en Seguridad Pública entre las facultades de Ciencia Política y Derecho y lo vamos a presentar el mes que viene en el Consejo Superior. Además vamos a destinar recursos para investigar cuestiones de la seguridad pública.
Cada acción que generemos estará puesta para ayudar a dar cuenta de ese problema, así se piensa la escuela de oficios para formación como puente al mundo de trabajo, o la secundaria virtual con anclaje en los barrios más necesitados, y e. programa de mediación para la paz destinado para resolver problemas mediante los consensos, entre otras.