Un equipo de investigadores norteamericanos del instituto Seti, el Centro de Investigación de Berkeley y la Universidad de Washington, anunciaron el desarrollo de un método al que llaman "elipsoide". Utiliza las observaciones del telescopio Tess de la Nasa que se dedica a descubrir nuevos exoplanetas, siguiendo los pasos del telescopio Kepler. El método permite identificar las posibles señales emitidas por extraterrestres en otros lugares de la Vía Láctea y podría detectar incluso la presencia de civilizaciones en otras galaxias.

En un artículo publicado en el sitio especializado Astronomical Journal, un equipo de investigadores del Instituto Seti, informó sobre un interesante avance en el campo de la astrofísica y la búsqueda de inteligencia extraterrestre. 

El Elipsoide Seti es un enfoque estratégico para identificar posibles tecnofirmas basado en la hipótesis de que las civilizaciones extraterrestres, al observar eventos galácticos importantes como la supernova 1987A, podrían emitir señales sincronizadas para anunciar su presencia.

Los investigadores mostraron que el método Seti Ellipsoid puede aprovechar los estudios del cielo continuos y de campo amplio, mejorando significativamente nuestra capacidad para detectar estas señales potenciales. Al compensar las incertidumbres en el tiempo estimado de llegada de dichas señales mediante observaciones que abarcan hasta un año, el equipo implementa la estrategia SETI Ellipsoid de una manera innovadora utilizando tecnología de punta.

Una supernova con historia

Hace más de 167 mil años, una estrella supergigante azul explotó como supernova en la Gran Nube de Magallanes, que es una pequeña galaxia satélite vecina de nuestra Vía Láctea. La luz que emanaba de esa supernova viajó por el espacio a 299.792.458 metros por segundo. Luego, el 24 de febrero de 1987, llegó a la Tierra.

La supernova pasó a ser conocida como SN 1987A y su luz no se detuvo en la Tierra. Continuó adentrándose cada vez más en nuestra galaxia, donde otra vida extraterrestre podría vislumbrar. De aquí proviene el concepto de Elipsoide SETI. Se define como un volumen de forma elíptica, con la Tierra en un foco y SN 1987A en el otro; su perímetro indica lugares donde ha habido tiempo suficiente para que la luz de la supernova llegue a una estrella, y para que cualquier vida tecnológica en un planeta que orbite esa estrella envíe una señal que nos llegaría ahora. 

La idea es poder utilizar el elipsoide Seti como lo que se conoce como punto de Schelling, un concepto asociado a la teoría de juegos. Describe una especie de punto focal alrededor del cual dos protagonistas pueden coordinar sus actividades sin comunicar primero sus intenciones. Si esto suena complicado, considere que Seti estuvo usando puntos de Schelling desde el Proyecto Ozma de Frank Drake, la primera búsqueda Seti que ocurrió en abril y mayo de 1960. Drake había buscado señales de radio en la icónica longitud de onda de hidrógeno de 21 centímetros porque pensó Los extraterrestres se darían cuenta de que nuestros astrónomos observan habitualmente esa longitud de onda. Razonó que transmitir en una longitud de onda tan comúnmente utilizada aumentaría las posibilidades de detección de una señal.

La esperanza es que los extraterrestres tecnológicos que hayan visto SN 1987A sincronicen sus señales con él, sabiendo que lo se estaría buscando en el Elipsoide Seti. Sin embargo, el problema fue que, hasta hace muy poco, era imposible buscar el elipsoide con un grado razonable de precisión, según explicaron los expertos.