Las condiciones meteorológicas de la Antártida y la ausencia de tierra fértil para cultivar generan dificultades para el abastecimiento de alimentos en las diferentes bases que se encuentran sobre su territorio, incluyendo la base Marambio. Y en ese contexto fue que, en el establecimiento argentino, decidieron implementar un sistema de cultivo acorde al entorno.

Este proyecto de agricultura hidropónica es dirigido por el investigador del Inta (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) Jorge Birgi, un ingeniero agrónomo que además es docente en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral.

En contacto con el programa El Contestador (Radio 2), Birgi explicó los detalles de esta metodología con la que actualmente están cultivando dos variedades de lechuga.

"El módulo Maphi (Módulo Antártico de Producción Hidropónica) se diseñó a partir de los requerimientos de trabajo y las capacidades de la Base Marambio", apuntó y agregó: "Lo que hicimos fue generar un módulo que produce verduras frescas a partir de soluciones nutritivas".

Jorge Birgi junto al suboficial auxiliar Cesar Ismael Araujo Prado.

Entre otras cuestiones, cultivar vegetales en la Antártida implica encontrar soluciones para la ausencia o el exceso de luz solar, ya que mientras en el verano se registra durante las casi 24 horas del día, en el invierno el escenario es el opuesto, con una oscuridad total que se mantiene prácticamente durante toda la jornada.

Debido a esto, para comenzar con los cultivos montaron un sistema de luz artificial y calefacción que funciona a partir del propio generador de energía de la base, que alimenta el módulo en el que se plantan y crecen las verduras.

"El módulo es un contenedor marítimo de seis metros que está por fuera de la base y tiene un recubrimiento triple que evita que se pierda calor, para hacer un uso eficiente de la energía", describió Birgil, que habló desde Río Gallegos.

Cómo es el cultivo hidropónico

Para llevar a cabo este proceso, el investigador explicó que "se pone una semilla en una esponja para cultivos hidropónicos, se hidrata durante 15 días en una bandeja con agua y, cuando se forma un plantín, se le entrega una solución nutritiva para que pueda crecer a pesar de no estar en un suelo fértil".

Luego, el siguiente paso es "el repique", que consiste en "mover el cubo a un cajón de producción para que continúe su crecimiento".

Actualmente, en la base Marambio hay 288 plantas de dos variedades de lechuga en crecimiento, y Birgi señaló que una planta demora alrededor de 40 días en estar "terminada".

Este proyecto busca abastecer a las personas que trabajan en la base durante el año, y permite contar con alimentos producidos allí mismo, una clara ventaja en comparación con los suministros que son transportados mediante la aeronave Hercules en viajes que están condicionados por la meteorología y demandan "una logística muy compleja".

Birgi concluyó señalando que aunque la producción actual es limitada, "el módulo tiene la posibilidad de producir cualquier verdura de hoja y hasta frutillas", por lo que se seguirá trabajando para explotar su potencial.

En el proyecto también participan el vicecomodoro Federico Vassallo por parte del Comando Conjunto Antártico (Cocoantar) junto al suboficial auxiliar Cesar Ismael Araujo Prado, encargado de la división Prevención de Accidentes, Seguridad e Higiene y Ambiental del Cocoantar.