Las tradiciones se ponen en juego. Algunas persisten, otras se renuevan y muchas tantas se dejan atrás. Si el matrimonio para toda la vida, ese por civil y por iglesia, está en franco descenso, al parecer la costumbre de la cama doble empieza a debilitarse. ¿Es bueno o es malo que una pareja duerma en camas individuales?

La cama de a dos, la llamada matrimonial, en la que descansan “mamá y papá” también está cuestionada. Aunque mucho tiempo atrás supo tener una veta sagrada, la comodidad y el confort se vienen imponiendo. Así, “dormir en camas separadas en una tendencia en alza”, confirmó la psicóloga y sexóloga Silvana Savoini, en contacto con A Diario (Radio 2). “No es que venga al consultorio gente a cuestionar esto pero sí es recurrente en adultos mayores, son mayores de 55 años que o conviven desde hace larga data y tienen confianza para reformular el modo en que conviven o son parejas nuevas que desde el vamos plantean términos para vincularse con comodidad”, explicó.

De acuerdo a su postura, dormir separados “no es una antesala al divorcio, un cambio cultural”, indicó. De acuerdo a lo que manifestó, se empieza a agotar “el folclore del lecho matrimonial, esto que de los casados debían estar siempre juntos incluso para dormir”. La especialista confió en que algunas duplas van más allá y duermen en habitaciones independientes “y de existir un baño para cada uno mucho mejor”.

¿Por qué hace bien esta distancia”, fue la consulta. “Se ahorran conflictos al correrse de los mandatos de tener que compartir todo, es mejor elegir qué compartir y no estar conminados a tener que hacerlo”, planteó y ahondó en ese sentido: “Si dormir juntos genera conflictividad, esto ahorra disputas. Uno puede elegir cuando estar juntos, sobre todo, durante etapas de la vida en que hay trastornos de sueño”.

En cuanto al erotismo que puede generarse al compartir las sábanas, Savoini observó: “La sexualidad y el erotismo también tiene que ver con el oxígeno, con tener momentos para andar sueltos en la vida y extrañarse, experimentar el deseo y poder encontrarse”, dijo y advirtió: “El exceso de apego atenta contra eso”.

Finalmente, la profesional consideró que es necesario atender que “no hay dos parejas que puedan disfrutar de lo mismo pero hay que poder plantear y consensuar” y cerró: “No hay criterios universales para esto”.