El papa Francisco aseguró que hizo "lo que sentía que tenía que hacer para defender" a los jesuitas Franz Jalics y Orlando Yorio, detenidos y torturados durante la última dictadura cívico-militar, al tiempo que consideró que su secuestro fue "una situación muy dolorosa" y lamentó que se haya creado "una leyenda" sobre su posible participación en la encarcelación de los religiosos.

El pontífice lamentó las acusaciones que recibió sobre sus acciones durante la dictadura militar en la Argentina y defendió su inocencia: "Algunos en el Gobierno querían «cortarme la cabeza»", dijo en una entrevista publicada este martes por la revista jesuita La Civiltà Cattolica.

Francisco Jalics y Orlando Yorio trabajaban en el barrio popular porteño del Bajo Flores cuando, en 1976, fueron capturados por un grupo de tareas para luego ser retenidos y torturados durante varios meses antes de ser liberados.

"Algunos en el Gobierno querían «cortarme la cabeza», y sacaron a relucir no tanto este asunto de Jalics, sino que pusieron en duda todo mi modo de actuar durante la dictadura. Entonces, me llamaron a juicio", recordó el pontífice.

El papa acusó que se puso "en duda" todo su "modo de actuar durante la dictadura".

Bergoglio, cardenal y arzobispo de Buenos Aires, eligió responder al interrogatorio en la sede del arzobispado en 2010 (durante el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner), en donde contestó las preguntas de los investigadores durante 4 horas y 10 minutos. 

"En el barrio en que trabajaba había una célula guerrillera. Pero los dos jesuitas no tenían nada que ver con ellos: eran pastores, no políticos. Pero fueron hechos prisioneros, siendo inocentes. Tuvieron que cumplir nueve meses de cárcel, sufriendo amenazas y torturas", contó el papa durante un encuentro con los jesuitas húngaros en su reciente viaje a Budapest.

Además, lamentó que a pesar de que los dos sacerdotes "fueron liberados" las situaciones que tuvieron que atravesar "dejan heridas profundas".

En sus declaraciones, citadas por EFE, el papa afirmó: "Uno de los jueces insistía mucho en mi modo de comportarme. Yo siempre respondí con la verdad. Pero, para mí, la única pregunta seria y bien fundada fue la del abogado que pertenecía al Partido Comunista. Y gracias a esa pregunta las cosas se aclararon".

"Al final se comprobó mi inocencia. Pero en ese juicio no se habló casi nada de Jalics, sino de otros casos de personas que habían pedido ayuda", sostuvo Bergoglio en relación con las acusaciones en su contra por su supuesto silencio en la dictadura militar, como así también sobre quienes dicen que no hizo lo suficiente para impedir los secuestros de Jalics y Yorio.

El pontífice argentino recordó además que "el mes pasado la Conferencia Episcopal Argentina publicó dos tomos, de los tres previstos, con todos los documentos relacionados con lo que ocurrió entre la Iglesia y los militares" y consideró que "ahí está todo" sobre el caso.

Francisco se refirió a la "leyenda" de que fue un entregador

En la entrevista, el papa explicó que tras esta situación "surgió la leyenda" de que había sido él quien los había entregado para su encarcelamiento.

Tras el final de la dictadura, Jalics volvió a Argentina para ver a Bergoglio (incluso posteriormente oficiaron misa juntos) y también pasó por Roma para visitarle como papa.

"Cuando vino a verme al Vaticano, la última vez, vi que sufría porque no sabía cómo hablarme. Había una distancia. Las heridas de esos años pasados permanecieron en mí y en él, porque los dos vivimos esa persecución", dijo.

Luego, concluyó: "Quiero agregar que cuando Jálics y Yorio fueron apresados por los militares la situación que se vivía en Argentina era confusa y no estaba para nada claro qué se debía hacer. Yo hice lo que sentí que tenía que hacer para defenderlos. Fue una situación muy dolorosa".