El presidente Alberto Fernández le pidió al canciller Felipe Solá que hasta que no termine la crisis de la pandemia de covid-19 no se traslade a 12 embajadores políticos que ya fueron designados en varios países relevantes.

Los argumentos oficiales son variados. Por problemas presupuestarios, por la crisis de la pandemia del covid-19 o simplemente por decisión política, aún están sin embajador las sedes diplomáticas de la Argentina en Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, México, Portugal, Israel, España, Rusia, OEA, Unesco y Bulgaria. En tanto, faltan definir las autoridades en el Reino Unido, Colombia, Bolivia, Italia y Venezuela.

Si bien hay restricciones en las fronteras, todos los días parten aviones desde Ezeiza a distintos destinos, ya sean vuelos privados, de carga o comerciales con repatriados que quieren regresar a sus hogares. Por lo tanto, la logística no es un impedimento para ocupar las embajadas. En el caso de los países limítrofes, los funcionarios también pueden tramitar una autorización para trasladarse por vía terrestre, pero la decisión es no hacerlo.

“Hay un pedido del Presidente de frenar los traslados de embajadores hasta que afloje la pandemia”, explicó un allegado a Solá. Esta orden responde a un problema sanitario pero también a una cuestión de presupuesto. Es que la mayor parte de los gastos de la Cancillería en estos momentos fueron destinados a los operativos de repatriación de los argentinos varados en el exterior.

En Bolivia hay una decisión política de dejar acéfala la embajada argentina hasta que no se aclare el panorama político. Es que el Gobierno no avala a la actual presidente Jeanine Añez, quien –consideran– usurpó el poder que detentaba Evo Morales. La estrategia implica no enviar embajador para restarle relevancia a esas relaciones diplomáticas.

En el caso de Brasil, Daniel Scioli ya renunció a su banca de diputado pero espera una señal de la Cancillería para viajar a Brasilia como embajador. Por ahora esta sede diplomática argentina está a cargo del Encargado de Negocios.

Scioli mantiene desde Buenos Aires reuniones permanentes con exportadores argentinos y empresarios de Brasil. Pero ante la ausencia de vínculos asiduos entre Jair Bolsonaro y Alberto Fernández por sus diferencias ideológicas, las relaciones con Brasil en términos políticos las mantiene por ahora de manera más estrecha el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, quien estableció un fuerte vínculo con el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.

El ex gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, fue designado embajador en Israel pero aún no partió a Tel Aviv y al frente de esa embajada seguirá la Encargada de Negocios Lucía Caviglia.

En dos destinos clave para el Gobierno como son España y Rusia ni siquiera hay aval del Senado aún para avanzar con las designaciones de Ricardo Alfonsín para la embajada de Madrid y Alicia Castro para Moscú. “No es que no viaje por el tema sanitario o porque no hay pasajes. El tema es que aún no soy embajador porque el Senado aún no me aprobó mi pliego”, aclaró el ex diputado Alfonsín. Hasta que la Cámara alta no defina esta situación no podrá haber decreto de designación de estos embajadores.

En la Unesco y la OEA fueron designados los embajadores políticos Fernando Pino Solanas y Carlos Raimundi, respectivamente. Pero tampoco podrán viajar por el momento a sus destinos. Lo mismo ocurre con el ex gobernador de Chaco Domingo Peppo, que tiene su designación aprobada por el Senado y cuenta con el decreto de Presidencia pero aún no pudo asumir en la embajada en Paraguay porque están cerradas las fronteras. Lo mismo le ocurrió al ex diputado peronista Alberto Iribarne que no pudo viajar a Uruguay por la pandemia y al ex canciller de Cristina Kirchner, Rafael Bielsa, que iba a viajar el fin de semana pasado a la embajada en Chile pero desistió de hacerlo.

A la vez, siguen en Buenos Aires hasta nuevo aviso el ex ministro de Trabajo de Cristina Kirchner, Carlos Tomada, que fue designado para la embajada en México y el duhaldista Alfredo Atanasof, elegido para la embajada en Bulgaria, donde reemplazará a Alberto Trueba. Lo mismo ocurre con el ex vicepresidente de la Alianza, Carlos “Chacho” Álvarez, elegido para ser el representante argentino en Perú o Rodolfo Gil, un hombre del ala de Lavagna que fue designado como embajador en Portugal y también sigue varado en Buenos Aires.

Hay países donde la situación es aún más apremiante porque ni siquiera fueron designados los embajadores. Las vacantes que Alberto Fernández resta ocupar son las del Reino Unido, Colombia, Venezuela, Ecuador, Italia, Polonia y Hungría.

Según el decreto 337/95, dictado por Carlos Menem, la Cancillería puede designar hasta 25 embajadores políticos. Felipe Solá nombró hasta ahora a 15. Pero la gran mayoría de estos quedaron atrapados por la cuarentena o por la parálisis generalizada que se percibe en el Palacio San Martín.

China, Estados Unidos y Francia, las excepciones

 

Las únicas sedes diplomáticas de peso con embajador a cargo son China, Estados Unidos y Francia.

El embajador Argüello mantiene una intensa actividad en Estados Unidos y sigue de cerca tanto los pormenores de las negociaciones por la deuda externa como los debates en Naciones Unidas sobre la pandemia ya que coordina la embajada argentina ante la ONU.

En el caso de China, Kreckler, un funcionario de carrera diplomática aliado a Cristina Kirchner y con fuerte perfil económico, se trasladará en los próximos días desde Suiza, donde se desempeñó hasta ahora como embajador.

El gobierno chino le hizo una excepción a Kreckler para pasar la cuarentena en la residencia de la embajada argentina en Beijing. Hay razones suficientes para semejante gesto que no se le da hoy a cualquier diplomático en China: el gobierno de Xi Jinping quiere mantener una estrecha relación con la Argentina y avanzar en nuevos proyectos de inversiones en el campo de la energía nuclear, la tecnología 5G y el litio, entre otras cosas.

En esta avanzada de la Argentina a China ya llegó el fin de semana pasado Sabino Vaca Narvaja, el asesor en temas internacionales de Cristina Kirchner y un estudioso de la milenaria política china. Ocupará el segundo puesto en la embajada y será el apoyo que tendrá Kreckler para fortalecer las relaciones con Beijing.

En tanto, en la embajada en Francia acaba de ser designado Leonardo Constantino, un funcionario de carrera que tiene estrechos vínculos con Roberto Lavagna. Cubrirá la vacante que dejó el eyectado Mario Verón Guerra. Ese cargo es crucial para avanzar con los detalles del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Si bien hace seis años que está en París, la designación lo encontró varado en Buenos Aires. Pero a diferencia de otros funcionarios no dudó y se subió a un avión de repatriados para ocupar rápidamente su nueva función.

La embajadora ante el Vaticano, María Fernanda Silva, también se encuentra en funciones. Se trata de una funcionaria de carrera diplomática y con una llegada especial al papa Francisco. Hija de padre argentino y madre nacida en Cabo Verde, Silva tiene una historia particular que involucró al Papa.

Se casó y tuvo una hija. Sin embargo, su matrimonio obtuvo una nulidad canónica por parte de la Iglesia debido a que su esposo se dedicó al sacerdocio, proceso del que participó Jorge Bergoglio cuando era obispo de Buenos Aires. Es decir, según el derecho canónico, Silva es soltera y ya está en plenas funciones en Italia para desplegar los vínculos entre el Vaticano y la Argentina aunque se sabe que Alberto Fernández mantiene un vínculo personal con el Papa, con quien suele intercambiar correos electrónicos.