Un verdadero escándalo sacude a España en medio de la pandemia de coronavirus que la ubica como el segundo país más afectado: el cargamento de tests que el país compró a empresas chinas resultaron un fiasco, ya que tienen una alta tasa de falsos negativos.

Esta situación aumenta el riesgo de contagio, pues puede haber personas diagnosticadas somo sanas que no lo están.

Tras realizar ensayos preliminares con estos productos, la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) elaboró un documento en el que recomienda no usarlos y continuar bajo el PCR (la prueba de referencia, que tarda más tiempo).

Estos dispositivos comprados a China “no detectan los casos positivos como era de esperar”, señaló una fuente que participó en las pruebas al diario El País de Madrid. Según explicó el periódico español, las pruebas de diagnóstico rápido, fabricadas por la firma china Bioeasy, tienen una “sensibilidad” de 30%, muy inferior al 80% recomendado para que tengan una validez científica. “Con ese valor no tiene sentido usar estas pruebas”, lamentó un microbiólogo.

“Nos dieron 8.000 test sin haberlos validado, y gracias a la prudencia de la Consejería de Sanidad no se hizo distribución masiva”, dijo una fuente de la Comunidad de Madrid, citada por el periódico El Mundo. “No valen”, enfatizó.

Por su parte, el embajada de China en España respondió a los informes de prensa y aseguró que la firma Bioeasy no está incluida en la lista ofrecida por Beijing sobre proveedores clasificados y no cuenta con la licencia de las autoridades médicas para vender sus productos. Además, aseguró que esta firma no ha sido incluida en el cargamento de donaciones del gigante asiático y empresas como AliBaba.

Sanidad había anunciado el domingo el reparto de 640.000 tests de detección rápida y el ministro Salvador Illa aseguró que “a lo largo de esta semana” se va a recibir “un millón más que ya hemos adquirido”. Este miércoles, las autoridades anunciaron el encargo de 5,5 millones de este tipo de test. Sin embargo, se desconoce si todos estos pedidos corresponden al mismo fabricante chino.

Por su parte, la portavoz del Gobierno español, la ministra María Jesús Montero, admitió que han surgido “fraudes y especuladores, que quieren aprovecharse” de la situación crítica a nivel global, y sostuvo que algunos proveedores no están cumpliendo plazos de entrega.