Fabiana Liuzzi, pareja de periodista Luis Ventura y madre de su hijo en común, Antonito, que padece una encefalopatía crónica, fueron a ver a Leda el sábado pasado a la Basílica Nuestra Señora de Lourdes en Santos Lugares, la localidad bonaerense que se colmó de una multitud que fue a participar del encuentro espiritual que encabeza.

En diálogo con Teleshow, Liuzzi detalló de la experiencia que vivieron juntos. “Caímos los dos de rodillas”, detalló la mujer. “Hace rato que tenía pensado viajar a Rosario para llevar a Antonito porque me gustó cuando vi a Leda en videos. Además, tengo muchos familiares evangelistas y sé lo que es el don del Espíritu Santo y que, verdaderamente, sentís la presencia de Dios. Justo una amiga me avisó que iba a estar este fin de semana en Santos Lugares y ni lo pensé. Dije «Vamos». No tenía ningún contacto para entrar, pero decidí ir igual sin saber si iba a poder ingresar. Llegamos antes del mediodía y nos encontramos con cuadras de cola, unas siete cuadras”, describió la actriz en comunicación con este medio.

Y siguió: “La convocatoria fue multitudinaria y cada cuadra que caminábamos para llegar era emocionante. Vimos una puerta para entrar, porque ‘Tony’ tenía prioridad, pero también es cierto que había mucha gente con el mismo caso y gente con sillas de ruedas. Era realmente conmovedor. No se podía llegar, íbamos viendo por donde ingresar. En el camino me quedé asombrada porque Antonito genera algo que me pasó siempre y, con el correr del tiempo, me está pasando cada vez más: el cariño y el amor que la gente le tiene a mi hijo. Cuando subimos con Luis (Ventura) alguna foto en las redes sociales es tremenda la cantidad de mensajes de amor que nos dejan, y eso nos pasaba alrededor de la iglesia. ‘¡Tiene que entrar Antonito!’, decían a pesar de la multitud que había”, contó Liuzzi, con la emoción aún a flor de piel.

“Estuvimos varias horas afuera hasta que dos señoras que estaban cerca de la puerta nos cedieron el lugar. Una vez que ingresamos, las colaboradoras de Leda, para mi sorpresa, conocían a Antonito, le dieron la bienvenida y lo abrazaron. Sentí que fueron como enviadas de Dios. Él nos allanó el camino porque fue un privilegio entrar a la iglesia. Una vez ahí, escuchábamos a Leda cantar afuera hasta que entró. Verla fue impactante: es un ser lleno de luz que te transmite esa energía divina del cielo. Nos quedamos en nuestro lugar hasta que en un momento nos vinieron a buscar y nos dijeron que nos paráramos adelante donde quedamos primeros en la fila”, recordó.

Y sumó: “Leda nos miró, vi como una sonrisa en su rostro y vino primero hacia nosotros, le agarró la cabecita a Tony y empezó a orar y hablar en otras lenguas, que significa el don del Espíritu Santo. A mí se me empezaron a aflojar las piernas, puso su mano en mi corazón y empezó a orar, y caí en cámara lenta como arrodillada. Caímos los dos con Antonito, y luego quedamos con una paz interior terrible. Al salir vi a mi amiga acostada en el piso como le pasó a otras personas. Fue una experiencia emocionante”.

“Tony va y se arrodilla solo, se quedó quietito, luego se levantó y fue hacia ese corazón y se quedó mirándolo”, recordó Fabiana. “Siempre digo que mi hijo es especial porque tiene una patología, pero más especial es porque es un ángel de la tierra que tiene una mirada, sus manitos y su piel de porcelana. Para mí es la bendición más grande que pude haber tenido. Es un ser lleno de luz que lo demuestra con el cariño. Me conmueve el amor que genera en la gente porque colaboró mucho para que Tony pueda ingresar”, completó.