Mercados internacionales cada vez más exigentes y una creciente conciencia de los consumidores sobre el origen de los alimentos hacen que los procesos de certificación en calidad e inocuidad alimentaria sean requisitos indispensables para toda la cadena de producción del sector agroindustrial.

Para llegar a más y mejores mercados, es preciso sumar máxima transparencia, información y certeza sobre el proceso de fabricación de los productos alimentarios, estén destinados a seres humanos o a animales: la certificación internacional es la mejor garantía para eso, una verdadera puerta de ingreso a las grandes ligas del comercio global.

Un camino confiable es optar por el esquema de certificación de alimentos más grande del mundo, el GMP+ International, asociado a laboratorios de excelencia que realicen análisis de riesgos y estén capacitados para detectar eventuales sustancias indeseables. En Argentina, el laboratorio rosarino GreenLab es la máxima referencia.

Erica Siegrist es auditora líder matriculada en Holanda con el esquema GMP+ FSA y gerenta de Calidad de GreenLab. “La inocuidad alimentaria es una herramienta de garantía de salud animal y humana y una certificación es hoy la mejor carta de presentación para una empresa”, dijo.

Licencia para vender

 

El esquema de certificación GMP+ comenzó a gestarse en 1992 bajo la forma de un conjunto de pautas para el sector holandés de piensos (alimento seco para animales), y con el tiempo se convirtió en un esquema de certificación completo que en la actualidad es reconocido y respetado en todo el mundo, en parte gracias a la integración de los requisitos de gestión de calidad ISO y HACCP. Es el esquema de certificación de alimentos más grande del mundo con más de 19.000 certificados emitidos, y se considera una verdadera licencia para vender a nivel global. “Las empresas con certificado GMP+ contribuyen a la seguridad alimentaria, estableciendo un comercio confiable y una cadena de suministro sólida. Es importante tomar conciencia que estamos al comienzo de la cadena alimenticia y que somos un eslabón fundamental a la hora de garantizar al mundo alimentos inocuos”, dijo Siegrist.

GreenLab logró ser el primer laboratorio fuera de las fronteras de Europa alineado con este esquema, estando a la altura de actores de Holanda, Italia y Alemania, entre otros. “Estas acreditaciones hacen que hablemos el mismo idioma, sin que la ubicación geográfica sea una limitación y definiendo la importancia de trabajar según las exigencias más altas de las normas de referencia internacionales”.

Las empresas certificadas bajo este esquema de inocuidad alimentaria logran una licencia para vender con máximos niveles de transparencia e información de acceso público. “La certificación abre nuevas puertas y mercados y garantiza derechos”, subrayó la especialista, para agregar que el último reporte anual de GMP+ explicita el derecho que tienen todas las personas del mundo, independientemente de dónde habiten o quienes sean, a consumir alimentos inocuos. “Estamos hablando del derecho humano a una alimentación sana y confiable, libre de contaminantes. Es muy importante saber que todos tenemos ese derecho” agregó.

Conformar una comunidad

 

Desde GMP+ trabajan con la idea que cada eslabón de la cadena de producción es responsable del resultado final, que siempre debe proveer y garantizar alimentos seguros e inocuos para todo el mundo. Para eso es clave que cada actor de este largo proceso, donde el dato generado en el laboratorio es fundamental, pueda ser certificado y estar a la altura de las normas más exigentes a nivel global.

“Cada eslabón tiene que estar asegurado, cada pequeña parte debe hacer su trabajo, porque todo suma a la idea de comunidad. Es muy importante integrar una comunidad, salirse de lo estrictamente comercial y participar también como expertos de la vida colectiva y del conocimiento” señaló la especialista, quien integra de diferentes comités de monitoreo de expertos a nivel nacional e internacional.

“Tener indicadores significa tomar decisiones certeras. Por eso, contar con un sistema de gestión de inocuidad alimentaria, es agregar valor”, argumentó la experta, para quien una certificación “es una carta de presentación que habla de la empresa, de la industria, de su compromiso con la comunidad y del futuro en mercados globales”.