El ministro de Gestión Pública, Marcos Corach, explicó que los anuncios llegaron tarde este domingo por la noche porque se trabajó hasta último momento para acomodar las restricciones nacionales para Rosario y San Lorenzo, en un intento de minimizar los impactos. Y lamentó, en tal sentido, “la desconsideración” de muchos hinchas que antes, durante y después del clásico Rosario Central-Newell's, salieron a la calle a festejar a contramano de la situación epidemiológica.

“Hay una desconsideración absoluta, la gran parte de las personas que estaban en esos festejos son hermanos, padres, primos de alumnos y muchos de ellos hoy están reclamando por la presencialidad”, observó el ministro en contacto con el programa Radiópolis (Radio 2), al ser consultado por los festejos de hinchas de este domingo que terminaron en disturbios y detenidos.

“Vamos a seguir haciendo todo lo posible para que los chicos vuelvan a las escuelas”, prometió, pero se quejó: “A veces uno siente que no estamos en el mismo barco”.

El ministro pidió “solidaridad y empatía” por los profesionales de la salud que trabajan incansablemente desde el año pasado y para todas las personas que sufren por el coronavirus.

E incluso, consultado sobre la demora en los anuncios, Corach señaló que se trabajó “hasta última hora para generar un cambio en la normativa” que permitiese minimizar los impactos de restricciones tan severas. Dijo que incluso la ministra de Educación, Adriana Cantero, mantuvo una reunión el domingo por la tarde con el ministro nacional, Nicolás Trotta.

“Que entiendan que hicimos todo lo posible y vamos a seguir haciéndolo para que (los chicos) vuelvan a las escuelas. Ninguna medida que tomamos es simpática, nadie está satisfecho ni contento, solo pedimos algo de solidaridad y empatía con los que están sufriendo. Que entiendan que el gobierno hizo un enrome esfuerzo para mantener la presencialidad en las escuelas”, dijo y recalcó la gran preocupación al interior del gobierno sobre el aumento de contagios y la presión sobre los sistemas sanitarios.

“No es obediencia al presidente (Alberto Fernández), estamos al límite de las camas, tenemos que bajar los contagios. Si hubiera sido disciplina partidaria nada mas, no hubiéramos discutido nada, y eso llevo a que estuviéramos a última hora”, señaló. 

El otro clásico que se viene

 

El domingo que viene, se jugará el clásico santafesino Colón-Unión en el estadio Brigadier López y de nuevo la preocupación es por los desbordes que se podrían generar, como en Rosario. 

"Hay un grupo que daña al conjunto con este tipo de actitudes y nos interpela a todos nosotros en función de lo que queremos como comunidad y como gente que puede mirar al prójimo", reflexionó, sobre lo ocurrido el domingo en Rosario.

El ministro de Trabajo, Juan Manuel Pusineri, dijo que se trabajaba para habilitar la televisación abierta y evitar traslados. El partido se jugará por la noche, a las 21. 

Pusineri se refirió a los disturbios post clásico