Hubo un gesto pesado, un dato envenenado y un silencio convertido en clase magistral en el acto por el aniversario de la Bolsa de Comercio de este viernes a la noche en Rosario. El invitado especial fue el presidente Javier Milei pero junto a él entró al recinto de calle Paraguay la atención de todo un país sacudido por un escándalo que recién empieza: el cobro de coimas en la compra de medicamentos para discapacitados que sufren, al mismo tiempo, un ajuste porque el Gobierno jura que “no hay plata”.
La señal política fue que el presidente ingresó a las 20.10 al recinto de calle Paraguay y Córdoba, en un microcentro atravesado por vallas y un intenso operativo de seguridad, acompañado por su hermana Karina. Fue horas después de las denuncias y allanamientos por los supuestos sobornos en la Agencia Nacional de Discapacidad, en donde ella, “el jefe”, está señalada como “recaudadora”.
El dato envenenado lo sembró, en el discurso previo al de Milei, el gobernador Maximiliano Pullaro. El radical reivindicó el equilibrio fiscal pero con obra pública y cuidado de la producción. Dio varios ejemplos de su gestión “austera”. Hubo uno en particular que resaltó del resto por el contexto: “El ahorro por la compra de medicamentos por 120 mil millones de pesos”.
En lugar de coimas o sobreprecios, Pullaro dijo que en su Gobierno las drogas se compran con un 80 por ciento menos de costo que al público y así negó que sea más caro operar para el Estado. “Eso en Santa Fe no sucede”, marcó como diferencia
El silencio fue del primer mandatario ante un caso que salpica a la cúpula gobernante y requiere una explicación. Apenas entró a la sala, saludó con su mano derecha y anunció que haría de conferencista. Su objetivo: explicar los motivos de “la volatilidad de la tasa de interés" (que se disparó en los últimos días) de forma "acorde a un auditorio técnico”. Al costado del escenario, en lugar de las imágenes del lugar que se veían en la pantalla, se desplegó una plantilla de dibujo tipo Paint que mostraba lo que dibujaba Milei en vivo. Comenzó así algo que puede definirse como “una clase magistral sobre enfoque del equilibrio general de la economía” o el mayor ejemplo de abstracción de la realidad de un presidente.
El temblor que vino desde afuera
A las cinco de la tarde, la plaza Sarmiento reúne a las organizaciones sociales, políticas y algunas sindicales que repudian la presencia de Milei en Rosario. Lo declararon “persona no grata” por sus “políticas de hambre, ajuste y entrega de soberanía”.
El diputado nacional Eduardo Toniolli está entre los manifestantes y resume lo que lee del escándalo de las coimas en Discapacidad: “Evidencia el verdadero carácter de sus políticas que no son de ajuste sino de transferencia de recursos desde los sectores más vulnerables, como jubilados, discapacitados, y también la industria o las provincias, mientras baja el impuesto a la riqueza y mantiene el dólar barato. Pero, además, son corruptos".
“Son tan impresentables que les empiezan a explotar las bombas por todos lados”, dice el referente del Movimiento Evita y suenan las primeras explosiones de pirotecnia del sindicato de los obreros marítimos (Somu). Es apenas un anticipo de lo que se escuchará más tarde y generará corridas de los gendarmes del operativo de seguridad.
El Frente de Jubilados en Lucha (Frejel) protagoniza un déjà vu en la plaza. Al igual que hace un año, para el aniversario anterior de la Bolsa, el 140, marcharon para reclamar un aumento en sus haberes. En agosto de 2024, fue contra el veto presidencial a la suba. Ahora, porque el Congreso no revirtió esa decisión el miércoles pasado y la anulación de Milei quedó firme.
“Así es, el deterioro sigue”, se lamenta Guillermo, que tiene 82 años y lleva la pechera blanca del Frejel. Edgardo tiene 71 (“sos un pibe”, le dice su compañero entre risas). Cobra la mínima de 379 mil pesos y sin la mejora “está cada más difícil” subsistir. Seguirán reclamando pero, calculan, “el tiempo corre en contra nuestra”.
Ahora, posan para la foto con algunos carteles. Uno tiene un agregado en la parte superior. Abajo pide "juicio ya" contra Milei y arriba una franja que Viviana, la autora, agregó hoy: “Milei corrupto y estafador”.
Se suman columnas de ATE, la CCC, PO, MST y otros movimientos de izquierda. Están por marchar por calle Corrientes. A mitad de cuadra, en el lobby del hotel Solanas, TN informa: “Encontraron a Spagnuolo” (por Diego, el extitular de Discapacidad, que destapó el escándalo con unos audios filtrados). Otra media cuadra más y empieza el cerco de seguridad.
El vallado es amplio y generó confusión y malestar para algunos rosarinos que querían caminar, comprar o volver a su casa, y sorpresa e interés en otros.
Diálogo 1, en Santa Fe y Corrientes:
–¿Qué pasó, oficial?
–Viene el presidente.
–Ahhhh.
Diálogo 2, en Santa Fe y Paraguay:
–Jefe, ¡¿me puede decir por dónde puedo pasar?!
–Por Paraguay.
–No, vengo de allá y no me dejan.
–Vaya y tome por Roca.
–Un taxi me voy a tener que tomar.
La marcha también se abre paso por el centro y se concentra frente a la Bolsa, por la plaza Pringles. A las siete en punto, justo cuando empieza el himno, adentro en el acto, explotan varias bombas de estruendo lanzadas con mortero. La vibración se siente en el hall que da a la calle. Un grupo de gendarmes sale corriendo para reforzar el vallado.
–Hay represión, vamos –le dice una joven periodista a su compañero desde el interior del edificio aunque más que represión son corridas.
–Un grupo se queda adentro y otro afuera –coordinan y salen con sus celulares a registrar.

La economía dibujada de Milei
El primer discurso es del presidente de la Bolsa, Miguel Simioni, quien habla emocionado de un cierre de gestión y dice que esa entidad “recuperó la confianza perdida”. Le siguen el intendente Pablo Javkin y Pullaro, que marca fuertes diferencias con Nación.
A las 20.13, llega el cierre de Milei con un despliegue de sus capacidades de conferencista. Habla con los lentes en su mano derecha y gesticula con la izquierda como un director de orquesta. O se pone los lentes, dibuja en su tableta y proyecta fórmulas económicas y gráficos en la pantalla.
A veces, las completa y se hacen largas, como si fueran grafías chinas. Algunos del público, levantan sus celulares y las capturan como un tesoro. Otras, las tacha para refutar teorías (las keynesianas son el mal dentro del mal) y sobre el final ofrece un plus: unas curvas cruzadas a las que les agrega el color rojo y luego el verde.
La tarea de la intérprete en lengua de señas a un costado del escenario es digna de un reconocimiento especial.
Parece que todo llevará a una conclusión muy técnica de por qué suben las tasas de interés al mismo tiempo que no decrece la demanda de dólares. Pero la síntesis de la casi hora de ecuaciones y citas a autores liberales y austríacos (ante un auditorio más productivo y ligado al agro que a las finanzas duras) es bastante llana.
“¿Por qué cuento todo esto?”, pregunta Milei y encamina la charla a su epílogo. Entonces, dice que la tasa de interés es el costo de postergar consumo presente al futuro. “¿Qué pasaría si mañana es el fin del mundo, mandarían consumo del presente al futuro?”, vuelve a preguntar y esta vez exige una respuesta de los presentes como en una clase.
“El consumo futuro sería cero y, por lo tanto, la tasa de interés, infinita”, sigue su propio hilo. En el caso de Argentina, por culpa de los “orcos y kukas” que con sus políticas prometen “el fin del mundo” entonces “los inversores se asustan” y en medio de las elecciones la tasa se dispara. Es, y acá cita “al doctor Sturzenegger”, todo por obra “del riesgo kuka”.
“Si algo tenemos en claro es que kirchnerismo nunca más”, termina la idea y entonces sí el auditorio responde con un aplauso cerrado. Se encienden las luces de arriba para reforzar esa reacción.
Son las 21.07. Milei se despide. El locutor oficial pide a los asistentes que “aguarden en el salón” mientras el presidente se retira. Nadie le hace caso, todos se van por la puerta trasera.


