Un video que hasta ahora no se conocía aporta nuevos datos sobre el vuelo del helicóptero desde donde se arrojó el cordero que cayó en la pileta del empresario argentino Federico Álvarez Castillo. En las imágenes, difundidas este jueves por el programa Intrusos, en el canal América, se puede observar el inicio del recorrido.

La grabación confirma una de las sospechas de los investigadores: el traslado del cordero fue realizado en un helicóptero Robinson 44 color verde. En la filmación se puede ver además que había dos tripulantes a bordo de la máquina: un piloto y un hombre que sería amigo del dueño de Etiqueta Negra.

 

Antes de la difusión del nuevo registro, la Fuerza Aérea uruguaya ya había puesto la lupa sobre un piloto experimentado. Se trata de un mayor retirado que hace 20 años trabaja en la zona balnearia realizando vuelos privados. Fuentes aeronáuticas aseguran que el nombre del hombre que estuvo a cargo de la aeronave ya había llegado a los medios de comunicación hace casi 10 años, cuando protagonizó un accidente en el Río de la Plata.

En aquel entonces, piloteaba una máquina que había despegado de Montevideo y se dirigía a San Fernando. Como consecuencia del impacto, un reconocido jurista uruguayo murió en el acto. El piloto se las ingenió para nadar hasta la costa, donde fue auxiliado por peones de una estancia en medio de un cuadro de hipotermia.

De confirmarse su presencia en el vuelo de la polémica en José Ignacio, podría ser inhabilitado y recibir una fuerte sanción económica.

El Robinson 44 (R44) es un helicóptero versátil, con capacidad para cuatro personas, que no sólo es utilizado con fines civiles. De hecho, la Policía de Uruguay compró en 2016 tres R44 Raven II por USD 2 millones para hacer patrullaje durante los operativos de seguridad de verano. Se sumaron a los R22 (más chicos que los 44) que utiliza la Policía Caminera.

En el video se escuchan además dos voces y risas generalizadas. Una persona festeja: “Vos sabés que yo me muero, Fer, ahí va con el cordero”. Otra agrega: “Mirá el cordero ahí adelante”. Aparentemente, todos los testigos del inicio del vuelo sabían o presumían cómo iba a terminar la maniobra.

Las contradicciones de Álvarez Castillo

Este jueves se conocieron además detalles de la declaración que realizó Álvarez Castillo ante la Policía. Aseguró que estaba con su familia en su casa de José Ignacio cuando escuchó un fuerte estruendo. Al salir al jardín –prosiguió– se encontró con un cerdo en la pileta. Pese a la sorpresa, decidieron sacar al animal del agua, asarlo y comerlo.

Los dichos contradicen las versiones públicas difundidas anteriormente por la familia. En un principio, Álvarez Castillo habló de un cordero –no un cerdo–, dijo que no sabía quién lo había arrojado y calificó el hecho como un “acto vandálico” y una “broma de mal gusto”. La pregunta que surge es obvia: ¿por qué decidió asar y comer un animal del que no conocía su procedencia?

El dueño de la casa reconoció que fue él quien filmó el video que se viralizó en redes y en aplicaciones de chat. Además, del registro surge que había personas que vieron toda la secuencia y se rieron después del impacto del animal con el agua, por lo tanto no pareciera ser del todo verosímil la versión de que la familia estaba dentro del hogar y se exaltó con el ruido.

“Todavía no pudimos establecer si el animal estaba vivo o muerto y será difícil establecerlo porque lo único que tenemos es el video. Aparentemente, según surge de las imágenes, estaría sin vida, pero no lo sabemos”, precisó la fiscal del caso, Ana Carolina Dean.

El "chiste"

El caso se inició por una denuncia de los vecinos de Álvarez Castillo, quienes dijeron que no era la primera vez que sucedía algo así. De hecho, ayer se conoció que el helicóptero involucrado en la maniobra ya había arrojado otro animal en el jardín de un empresario brasileño que estuvo este verano en Punta del Este.

Según trascendió, la familia sabe qué pasó y tiene indicios claros sobre la identidad del hombre que ejecutó la repudiable broma, pero por ahora opera una suerte de pacto de silencio entre los protagonistas.

El hecho comenzó a gestarse durante una conversación informal que mantuvo el hombre de negocios con un amigo, otro empresario que no solo suele veranear en Punta del Este, sino que tiene múltiples inversiones en la ciudad de Carmelo.

El interlocutor invitó al dueño de la firma textil y a su familia a compartir una comida. “Juntémonos, hagamos un cordero, quedate tranquilo que yo lo consigo y te lo mando en Uber”, prometió. Álvarez Castillo aceptó la propuesta. No era algo nuevo para ellos: quienes conocen a los protagonistas de esta historia dicen que ya habían compartido otras comilonas durante la temporada estival.

“¿Cómo me lo vas a mandar por Uber?”, repreguntó el anfitrión de la velada. “Vos quedate tranquilo, que yo ahora te lo llevo en Uber”, le contestaron. Por el tono de la voz que oyó y por la confianza que los une, Álvarez Castillo sospechó que su amigo estaba preparando una de sus habituales bromas.

Algunas horas después descubrió de qué se trataba, pero no lo tomó de sorpresa: un helicóptero Robinson 44 se posó sobre el techo de su casa y arrojó un animal que cayó en una pequeña pileta doméstica. De las imágenes se desprende que tuvo tiempo de tomar su teléfono celular y grabar toda la secuencia, que fue tomada desde el inmueble. La reacción de los que estaban allí no fue la de personas que estuvieran asustadas.

El “chiste” generó no sólo un aluvión de críticas y comentarios que se propagaron por redes sociales, sino también la intervención de la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (DINACIA) y las Fuerzas Armadas uruguayas iniciaron una investigación de oficio. Se encontraron con una dificultad: no hay un plan de vuelo registrado. Fuentes aeronáuticas aseguraron que es habitual que durante el verano haya personas –generalmente argentinos– que despeguen y aterricen en sus chacras para realizar trayectos cortos sin cumplir con las formalidades que prevé la ley.

Por lo pronto, la familia decidió dejar la casa donde sucedieron los hechos. Y este miércoles, un local de Etiqueta Negra de La Plata fue blanco de un escrache.