La idea se trabaja desde hace meses, con mucho sigilo para no generar expectativas que luego no se puedan cumplir, pero con acciones en varios frentes. El propio gobernador Omar Perotti confirmó a Rosario3 que busca reflotar el Puerto de la Música, el proyecto diseñado por el grandísimo arquitecto brasileño Oscar Niemeyer a pedido del ex mandatario Hermes Binner. Para eso, dijeron fuentes de la actual gestión, se busca interesar a inversores privados y el financiamiento no dependería del pago de la deuda de la Nación a Santa Fe, anunciada este miércoles. 

Una posibilidad que ganó fuerza en las últimas semanas es que el Puerto de la Música no se levante en el lugar que se había pensado originalmente, en la zona de muelles que va de Pellegrini a Cerrito, sino llevarlo a otro sector costero, aunque no sea exactamente dentro del ejido urbano de Rosario. Una opción que funcionarios que están en el tema consideran “viable” es Granadero Baigorria.  “Hay que pensar con mentalidad metropolitana”, dijo una fuente consultada a este medio.

¿Por qué no en el lugar original? Entre otras cosas, para no reflotar el conflicto por las tierras que en su momento trabó que avanzara el proyecto durante las gestiones socialistas cuando el gobierno kirchnerista nunca autorizó el uso del sector elegido y por el costo que implicaría trasladar las actividades portuarias que allí se realizan, que se calcula en cientos de millones de dólares. También por el estado de los muelles y el desgaste que producen los movimientos de altura del río, una preocupación que creció en los últimos años con los derrumbes que se produjeron en la costa rosarina, por ejemplo en la zona del parque de España.

Pero sí se respetaría el proyecto original, que Oscar Niemeyer entregó a la provincia en el año 2008: un complejo cultural con teatro, sala de conciertos, centro de exposiciones y una escuela de artes, con capacidad interior para 2.500 espectadores sentados y una explanada exterior para 30 mil personas. Un entramado arquitectónico extraordinario, con características que son marca registrada del “poeta de las curvas” –cúpulas, bóvedas y plataformas–, y que dialogue con el entorno ribereño. Una obra que de concretarse será la única del arquitecto (fallecido en 2012 a los 105 años) en la Argentina, uno de los argumentos con los que Binner lo convenció de hacerlo cuando le llevó la propuesta a su casa de Rio de Janeiro, en marzo de 2008.

Binner mira la maqueta del proyecto de Oscar Niemeyer.
Binner mira la maqueta del proyecto de Oscar Niemeyer. Fue en su presentación, en 2008.

Financiación público-privada

 

“Es algo con lo que estamos avanzando silenciosamente, sin grandes anuncios, para que haya una concurrencia de todos los actores”, dijo el gobernador Omar Perotti sobre las gestiones que él mismo lleva adelante. Según trascendió, no solo se reunió con empresarios privados para tratar el tema sino también con el intendente Pablo Javkin y otros jefes comunales de la región, para analizar el impacto que tendría el proyecto y también la posibilidad de relocalizarlo. Adrián Maglia, de Granadero Baigorria, también participó de esos encuentros. 

“Creemos que es posible encararlo en un esquema de articulación público-privado. Sería una obra de doble impacto porque tenemos empleo de mano de obra mientras se construye y se genera una alternativa posterior de movilización de turismo, lo que generaría mucha ocupación posterior”, sostuvo el gobernador. 

La idea no es financiar la obra con lo que ingresará por el pago de la deuda histórica de la Nación a Santa Fe, casi 152 mil millones de pesos que, según el propio Perotti anunció el jueves desde la Casa Rosada, se pagará en bonos y cuotas. El esquema sería parecido al que se usó en el ex Batallón 121: el Puerto de la Música se localizaría en un área que se valorizaría de manera muy fuerte por la presencia del propio complejo, con lo cual se licitarían los terrenos de alrededor para con ese dinero cubrir los costos de la construcción.

Fuentes de la propia provincia consultadas para esta nota no descartan, de todos modos, que haya que realizar un aporte inicial del propio Estado.

Efecto Guggenheim

 

En tanto, el intendente Javkin admitió que tuvo conversaciones sobre el tema. “Sé del interés, sé de las gestiones. También que la idea es respetar el proyecto original y ver locaciones posibles”, dijo, módico, ante la consulta de Rosario3.

Según trascendió, en las reuniones en principio no puso reparos en que el proyecto se relocalice con criterio metropolitano, pues entiende que Rosario igualmente mantendría los beneficios en caso de concreción: sería un espacio cultural que disfrutarían los rosarinos y todo el movimiento económico que genere terminaría, por su infraestructura de servicios, en la ciudad. 

Ese movimiento es lo que se suele nombrar como “efecto Guggenheim”, por la transformación que produjo la llegada de ese museo, una obra arquitectónica extraordinaria y un complejo cultural de nivel internacional, en la ciudad española de Bilbao. 

El museo Guggenheim de Bilbao.

El museo se construyó durante la década del 90, en un marco de crisis: Bilbao era una ciudad demacrada por los conflictos sociales y cuando se pensó el proyecto el País Vasco era símbolo del terrorismo por la actividad del grupo ETA. La presencia de este ícono de la cultura desencadenó una profunda transformación urbana y se convirtió en un enorme generador de recursos, tanto de forma directa como indirecta, al punto que reconvirtió el perfil económico de la urbe. Ex colaboradores de Binner sostienen que fue luego de una visita que realizó como intendente a Bilbao, en el año 2000, que el entonces intendente comenzó a plantearse la necesidad de una obra de esas características para Rosario. 

“Es un proyecto maravilloso”, sostuvo consultado sobre la posibilidad de reflotar el Puerto de la Música el ministro de Cultura de la provincia, Jorge Llonch. E incluso fue por más: opinó que debería pensarse el teatro cubierto no para 2.500 personas sino para 5 mil. Eso, entiende, permitiría que sea para espectáculos de escala internacional, con un precio más accesible y sin competir con los teatros locales, como El Círculo. Justamente la falta de un espacio cubierto para esa cantidad de gente es lo que hace, remarca, que muchos artistas no lleguen a Rosario. 

Según Llonch, en algún momento el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, le manifestó beneplácito con reflotar el Puerto de la Música. “Ojalá se pueda hacer”, enfatizó.