La “pubertad” es la época de transición de la niñez a la adultez que atravesamos las personas, y que ocurre normalmente entre los 8 y los 14 años. En ese lapso experimentamos cambios físicos y hormonales: en varones se observa el crecimiento de los testículos y el pene, la aparición de vello en el pubis, cara, pecho, axilas y piernas; y en las niñas, la aparición del botón mamario, el crecimiento de las propias mamas y el ensanchamiento de caderas hasta llegar a la primera menstruación. Es un recorrido natural de maduración biológica y adquisición de características sexuales secundarias aptas para la reproducción, propias del proceso de crecimiento de los seres humanos.

Cuando ese proceso llega antes de tiempo, se lo denomina pubertad precoz. Y sucede porque hay un desarrollo temprano, a destiempo, de esos caracteres sexuales, que no es inocuo para el niño ni para su propia familia ya que puede traer consecuencias físicas y emocionales. “Lo más habitual es que los padres detecten en sus niñas el crecimiento del botón mamario antes de los 7 años. Y en los varones, el agrandamiento del pene y los testículos antes de los 9”, dice Ángela Nakab, médica especialista en Pediatría y Adolescencia y miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría.

Esta semana, la Cámara de Diputados de la Nación le dio media sanción a un proyecto de ley que buscará crear un Programa Nacional de Pubertad Precoz para garantizar el acceso a la detección, diagnóstico y tratamiento integral en el abordaje de esta afección. Un avance legislativo muy importante que fue motorizado, seguido de cerca y muy celebrado por organizaciones de padres con hijos con pubertad precoz, que debieron lidiar con serias dificultades, sobre todo, para conseguir la medicación que lograra frenarla.

Un mundo incierto y lleno de temores

 

“Una vez que teníamos el diagnóstico, los médicos debíamos pasar por situaciones muy difíciles porque nos tocaba contener a la familia, al propio paciente y además ver cómo íbamos a obtener esa medicación, que es muy cara y no la cubrían todas las prepagas u obras sociales”, cuenta la doctora Romina Paschetta, endrocrinóloga pediátrica (MN 18783).

“Dependiendo de su seguro social, las familias iban a tener cubierta la medicación en un 100%, 40% o directamente la misma no iba a ser cubierta. Fue una época dura porque muchos chicos no pudieron hacer el tratamiento, otros lo hicieron parcialmente, otras familias hicieron mucho esfuerzo y lo lograron, y hasta hubo algunas que recurrieron a la Justicia para obtener la cobertura. Era algo terrible, porque significaba ponerle una carga extra a una familia que ya de por sí estaba muy angustiada. Se le agregaba una carga económica a un problema médico”, narra la médica rosarina. 

En 2021, el Ministerio de Salud de la Nación incorporó al tratamiento de la Pubertad Precoz al Programa Médico Obligatorio (PMO), por lo que las obras sociales o prepagas estaban obligadas a cubrirlo en un ciento por ciento, algo que no se daba en la práctica porque algunas prepagas no respetaban esa resolución o había problemas para conseguir la medicación.

“Ahora creemos que con la sanción de la ley, todo va a seguir mejorando para el niño y su familia”, afirma Paschetta. El proyecto de ley que pasó al Senado también contempla la promoción de la capacitación, formación y perfeccionamiento de profesionales de la salud en su abordaje y tratamiento, ya que tampoco es sencillo dar con los médicos adecuados para encararlo.

Las primeras señales

 

“La pubertad normal es la activación del eje gonadal donde se desarrollan y se van produciendo los caracteres sexuales secundarios de las personas. En las niñas es normal que esto se produzca entre los 8 y los 13 años; su inicio es a través de la aparición del botón mamario, hasta llegar a la menarca, que es la primera menstruación. En los niños, en cambio, está marcado por el agrandamiento testicular y va progresando con la formación de los caracteres sexuales secundarios. También se asocia al estirón máximo de crecimiento”, informa la doctora Paschetta.

Y agrega: “En aquellas niñas con menos de 8 años en las que aparece el botón mamario, ya hay un indicio para ir hacia un diagnóstico de pubertad precoz. Y en los niños, si antes de los 9 años vemos que les empieza a aumentar el tamaño de sus genitales, también iniciamos el posible diagnóstico. Aunque es 90% más frecuente en niñas que en niños”.

Las familias con niños con pubertad precoz celebraron la media sanción.

Según Ángela Nakab, para seguir de cerca la evolución de nuestros hijos y poder llegar a advertir alguna alteración, “es importante que el pediatra examine todos los años cómo viene su crecimiento. Y también que como padres generemos confianza con nuestros hijos y vayamos viéndolo, porque en general, a los 7 u 8 años los chicos ya se bañan solos y no permiten que la familia les vea su cuerpo”.

Una vez cumplida alguna de estas pautas de alarma, se inicia el proceso de detección de la afección. “El diagnóstico se hace mediante un examen físico que permitirá saber cuál es el estadío puberal del niño a la niña, sumado a otros exámenes complementarios: pedimos laboratorios hormonales, ecografía ginecológica a la niñas y radiografías de las manos para ver la edad ósea de la persona con respecto a la edad cronológica. Y ahí podemos determinar si estamos ante un caso de pubertad precoz”, cuenta Paschetta.

La doctora Nakab aporta otro dato interesante: “La primera menstruación no es una pauta de alarma: ya es el final del desarrollo, por eso están todos esos otros parámetros previos que tenemos que ir viendo. El desarrollo tiene muchos períodos: la aparición del botón  mamario, el vello del pubis, el crecimiento de los huesos, la masa muscular; es todo un proceso que desemboca en la primera menstruación, que generalmente ocurre dos años después. Lo importante es llegar antes para poder detenerlo”.

Causas y consecuencias de la pubertad precoz

 

Cuando se afirma que transitar un proceso de precocidad en el desarrollo corporal y hormonal no es inofensivo, se tienen en cuenta dos aspectos centrales: el estrictamente físico, pero también el emocional.

“Con la pubertad precoz, el estirón final se hace más temprano y se produce un cierre prematuro de los cartílagos de crecimiento, lo que podría afectar la talla final del paciente. Pero también hay que remarcar el cuidado psicológico, porque esta afección se asocia a una desadaptación psicosocial del niño: a reacciones como timidez, inhibición, retracción o a la inversa, actitudes más desafiantes o rebeldes”, explica la doctora Paschetta.

Por eso, para los médicos es un desafío en dos dimensiones: “Nosotros tenemos que definir el inicio del tratamiento y a la vez, explicarles a los niños que su cuerpo está presentando un avance físico no relacionado con su edad cronológica y qué debemos hacer para evitarlo. Y también acompañar a sus padres, que tienen miedo primero de que su hija menstrúe a los 9 años, a cómo se va a manejar en la escuela, cómo va a ser su cotidianidad y el miedo de que esto pueda afectarle su la talla final. Tratamos de buscar tranquilidad y seguridad, y decirles que los tratamientos son efectivos y seguros”.

Sobre las causas de la pubertad precoz, pueden ser varias. Lo que sí puntualizaron ambas médicas consultadas es que es una afección que se hizo más presente en los últimos tiempos: “Año a año van aumentando los casos, pero particularmente en estos últimos las consultas y el diagnóstico de pubertad precoz fueron mayores. Lo debemos quizás a distintos disruptores endócrinos, al stress, la mala alimentación o las consecuencias de la pandemia. Pero las consultas aumentaron mucho”, dijo Paschetta.

Por su parte, Nakab añadió: “Tras la pandemia aumentaron las consultas, hubo mayor incidencia de pubertad adelantada y precoz; no sabemos cuáles fueron los factores, pero muchos chicos no fueron controlados, no llegaron al centro de salud, no se detectaron estos signos de los que hablamos”.

El tratamiento

 

Una vez definido el diagnóstico, el médico decidirá avanzar hacia el tratamiento que se lleva a cabo por medio de análogos de GnRH, una medicación que busca inhibir temporalmente el eje de la pubertad.

“Si lo detectamos oportunamente, tenemos la posibilidad de frenar esa pubertad precoz. Ahora, si ya apareció la primera menstruación, ya no estamos a tiempo. Lo que se usan son análogos hormonales que se aplican cada uno o tres meses, lo que le permitirá frenar el avance de ese desarrollo, hacerlo a su tiempo y crecer hasta la estatura que tiene codificada en su genética”, explica Nakab.

“Por eso, si la familia tiene dudas, siempre es mejor hacer una consulta de más que una de menos”, abundó.

La diputada Mónica Fein preside la Comisión de Salud en Diputados.

Qué dice el proyecto de ley

 

La diputada rosarina Mónica Fein, presidenta de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, fue la miembro informante que le comentó al resto de los legisladores de la Cámara Baja el por qué de la importancia de impulsar esta ley, que se consagrará para miles de niños que tienen este problema.

La ex intendenta de la ciudad le informó a Rosario3 que lo que se creará es un Programa Nacional de Pubertad Precoz que garantice a todas las familias del país el acceso a la detección, diagnóstico y tratamiento integral en el abordaje de esta enfermedad, además de contemplar la capacitación, formación y perfeccionamiento de profesionales de la salud, la generación de un protocolo de atención y la realización de campañas de sensibilización, difusión y concientización.

“Esto traerá cambios sociales muy importantes a familias que pasan por esta situación, de tener a sus niños en un proceso de pubertad precoz”, dijo la legisladora, que destacó el aporte que las propias familias hicieron en los debates de comisión.

“La verdad es que estuvieron muy organizadas. Fue muy bueno escucharlas contando sus experiencias y fue bueno que saliera por unanimidad en Diputados para tener expectativas de que por fin en todo el país el sector público pueda acompañar, por ley, la detección precoz, la información a los profesionales que deben detectarla y el tratamiento correspondiente a la pubertad precoz”, agregó.

El programa también contempla la creación de un registro único nacional de diagnóstico y tratamiento para confeccionar y brindar estadísticas y propiciar la investigación de la enfermedad. “Todas estas acciones buscan tener un impacto sustancial en la calidad de vida de las niñas y los niños que atraviesan esta enfermedad, para que puedan disfrutar de su infancia, crecer y desarrollarse en el momento adecuado”, reza el dictamen de la Comisión de Salud. Ahora le toca al Senado dar el último paso.