¿La ciencia es cosa de mujeres? En la ciudad existe un polo de producción de conocimiento científico, el Centro Científico Tecnológico (CCT) del Conicet Rosario y en el marco de las conmemoraciones por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Rosario3 indagó en la situación imperante con relación a la perspectiva de género y en el cupo femenino en el lugar, en un diálogo profundo con su directora, Sandra Fernández, quien es la primera mujer en ocupar ese puesto. 

Doctora en Humanidades, profesora e investigadora de Historia (del instituto de Investigaciones Socio Históricas Regionales ISHIR) y madre de tres hijos (ya adultos ahora), Fernández debe “timonear” el barco de la ciencia local en medio de las agitadas aguas de las políticas nacionales de ajuste, pero no es el único desafío: además de mujer, proviene de las ciencias sociales, mientras que sus antecesores pertencieron a ciencias de base tecnológica. 

. En una jornada abierta al público, los científicos recibieron a grupos de rosarinos en sus laboratorios del IBR. (Ana Isla/Rosario3)

¿Qué implica ser la primera directora mujer de la historia y a la vez ser la primera persona que viene desde las ciencias sociales, como en tu caso de la carrera de Historia? ¿Alguna vez pensaste que ibas a ser directora del Centro Científico de Rosario?

—En mi carrera no me imaginaba que iba a dirigir el CCT. Pero en 2021 cuando me lo propusieron los colegas directores y directoras, me entusiasmé y me di cuenta que lo deseaba. Hoy a dos años, dirigir el CCT es un desafío y un deseo que permanece intacto, pero también lo veo como un desafío colectivo, ya que asumí tras ser propuesta por mis pares para este cargo.

En estos años aprendí a gestionar desde un cambio de paradigma de época y a la vez un cambio generacional, porque rompe con los presupuestos que circulaban con anterioridad.

Yo continúo en la docencia y la investigación en mi equipo del ISHIR, y pienso que, desde la gestión pude pensar mis propias investigaciones para que no queden tan encapsuladas en nuestros intereses disciplinares, y me permitió pensar en nuevos proyectos en la colaboración y asistencia entre distintos campos de investigación.

Ser directora del CCT me dio una visión integral de la institución que no tendría de otra manera. Me siento muy plena, lo digo sin pruritos. Es un espacio muy bueno para terminar una carrera académica.

Trabajando con otros colegas, aprendí a ver de otra forma mi propia disciplina y pensar al CCT como un colectivo, y no como una suma de institutos. 

Asumiste en abril de 2022 a sabiendas de que eras la primera mujer directora del Conicet Rosario, y eso era un desafío. ¿Cuáles eran tus objetivos en torno a tu aporte en esta gestión, y cómo avanzó hasta hoy?

—Las mujeres en estos roles estamos convencidas de llevar adelante políticas de cuidado, y no hablo del cuidado habitual sobre la mujer que cuida a su familia. Me refiero al cuidado institucional: la búsqueda de confluencia, la integración, la escucha y la empatía, son importantes para hacer una política pública que permita una dinámica de largo aliento.

En torno a gestiones puntuales, en 2022 pudimos inaugurar una sala de lactancia, y en 2023 desarrollamos un proyecto de planificación de un jardín maternal, que no logramos aún, pero esperamos poder implementar. Son políticas inherentes a los roles de las mujeres. La incorporación de la ley de "cupo trans" fue un hito, y lo cumplimos también, cuando no es tan sencillo llevarlo adelante. Por otro lado, pudimos continuar con las tareas de la Oficina de Violencia Laboral y de Género. Y organizamos actividades con otras dependencias públicas.

Muchos fondos para recursos de investigaciones son asignados por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación. (Ana Isla/Rosario3)

Hay mucho desconocimiento sobre las inversiones en ciencia, y los investigadores se sienten cuestionados por algunos sectores de la sociedad y de la política e incluso cuestionan su utilidad y su existencia. ¿Querés contar cómo funciona la sostenibilidad económica de las investigaciones y cuál es la importancia de la ciencia?

-A la ciencia no hay que entenderla como mercancía: se brinda conocimiento para el desarrollo y para mejorar la sociedad, que también puede orientarse al medio privado. Es ciencia que se transfiere, llevada al campo social, económico y cultural. En ese trayecto, una investigación puede tras muchos años tener un impacto en la sociedad, o puede quedar como conocimiento acumulado para futuras pesquisas.

El Tesoro de Nación destina recursos pequeños que son para los salarios, las becas, el funcionamiento básico y para algunas obras en particular. Pero la mayoría de las investigaciones se llevan adelante con financiamientos nacionales, internacionales, públicos y privados, a partir de proyectos que deben demostrar su calidad y pertinencia para ser seleccionados.

Muchos son asignados por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+i) a partir de la administración, por ejemplo de fondos del Banco Interamericano de Desarrollo. Y que esos recursos no lleguen en la actualidad a los responsables de los proyectos de investigación genera un daño muy grave e innecesario. Tales fondos son otorgados para cumplir exclusivamente con ese objetivo, no pueden ser reasignados. De ellos depende buena parte de la continuidad de líneas completas de investigación.

En paralelo, el sistema de ciencia y técnica santafesino también ha resultado ser un aliado estratégico. Tanto la Secretaría de Ciencia, como la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación han desplegado distintas convocatorias a lo largo de casi 20 años y con gobiernos de distinto signo politico.

Se recibe también financiamientos de fundaciones, como Bunge y Born, para equipamiento, y asi como también subsidios internacionales sostenidos por redes científicas.

Finalmente, cabe sumar las acciones que desarrollan los administrativos desde el área de vinculación tecnológica: las empresas de base tecnológica, los convenios (con instituciones públicas o privadas) y los Servicios Tecnológicos de Alto Nivel (siglas STAN) que articulan la producción de conocimiento básico y aplicado con el sector productivo, pero también para satisfacer las demandas del sector público.

La consigna que se llevó al reclamo para que no cesen los contratos (Alan Monzón/Rosario3).

Venís de dos años cumplidos de dirección y restan otros dos en tu mandato. En el medio de la gestión, hoy te toca navegar tiempos convulsos, ya que quedó desactualizado su presupuesto en relación a la inflación. Entre los asuntos que afrontan hoy, quizás no se renueven contratos de administrativos.

—Hoy vivimos en carestía, pero en un documento que hemos difundido, los directivos dijimos que nadie sobra. El de Conicet no es un volumen de personas tan grande para el Estado. Y todos los problemas actuales que enumeraste se relacionan con uno principal: la falta de un presupuesto actualizado que nos permita hacer funcionar cada uno de los engranajes, a partir de que en diciembre se conoció que no se aprobaban los presupuestos actualizados, y se prorrogaba el aprobado en 2022.

Por otra parte, yo me niego a un discurso defensivo. Quiero superar el dolor que los colegas sienten. Somos una institución transparente, con personal altamente calificado que es evaluado de forma regular (anual y bienalmente), y no por nada somos la institución más reconocida según el ranking Scimago 2024 (ya desde hace varios años consecutivos): la número uno en Latinoamérica y número 20 en el mundo, que ha sido apoyada recientemente por decenas de premios Nobel para evitar su desfinanciación.

La prórroga del presupuesto 2023, es mala porque no tiene los ajustes del año inherentes a los sucesivos saltos inflacionarios. A eso se suma la fuerte inflación del año pasado y de estos meses. Es un presupuesto que asfixia, porque por ejemplo en las investigaciones en el área de las ciencias biológicas hay grandes gastos en materiales de importación, y es muy agudo el impacto negativo si estos recursos no llegan. La ausencia de un presupuesto actualizado deteriora todo el sistema (salarios, proyectos, becas y funcionamiento).

Todos los sueldos se encuentran congelados, por ende, devaluados, como la mayoría de los y las trabajadores del país. Los ingresos de becarios y promociones ya estaban resueltos en términos administrativos por órdenes de mérito, pero no hay certeza acerca del presupuesto que se asignará para tal fin. Por ende estamos con mucho temor del futuro de estos recursos humanos. Es algo problemático y complejo.

El personal administrativo hasta ahora trabajó siempre con contratos, los cuales se firmaron por un año, y están ahora trabajando con una adenda que vence el 31 de marzo. Esperamos que el 1° de abril sean renovados. Eso es muy angustiante para ellos, pero también para toda la estructura, ya que su trabajo garantiza al funcionamiento regular y cotidiano fundamental en todas las areas de administración, gestión y vinculación tecnológica.

El CCT en números: igualdad de género, pero con techo de cristal

Además de ser capitaneado por una mujer, el Consejo Directivo del CCT posee 13 unidades ejecutoras de doble dependencia (Conicet y UNR), y en casi la mitad de sus direcciones hay mujeres al mando.

En números estadísticos brindados por el propio Conicet, la dotación actual total del CCT Rosario es de 1079 personas, de las cuales 515 (un 48 por ciento) son mujeres.

Desglosados por categoría, de más baja a más alta, los investigadores (asistentes, adjuntos, independientes, principales y superiores), conforman "una pirámide en la que sigue siendo estrecho el rol de la mujer en la medida que asciende", dijo y profundizó: "En la base siempre son más mujeres, en adjunto son iguales, en independiente son un poco más los varones. Ya en la categoría ‘principal’, ellos son gran mayoría”.

En cargos jerárquicos siguen siendo varones quienes ocupan los roles en Conicet Rosario. (Ana Isla/Rosario3)

La punta más alta de las categorías para ser investigador de Conicet, a la que pocos acceden, es la llamada ‘superior’. Allí hay solo tres mujeres de 14 personas en total, y algo llamativo ocurrió cuando hace pocas semanas, todos ellos fueron distinguidos en un ágape: “De esos catorce investigadores agasajados, todos con reconocimiento y espalda de trayectoria en sus carreras, las tres mujeres cuando dijeron unas palabras, reflexionaron «por el tiempo que sacrificaron, resignando a su familia». Mientras que los varones agasajados dieron palabras de agradecimiento sin mencionar nada de eso”, advirtió Fernández.

Sucede que, según analizó la historiadora, en aquella generación (de 70 años) sigue la marca de la mujer en el rol de cuidadora. “Yo soy de la generación de diez años menos, y en mi caso decidí tener tres hijos y a la par seguir mi carrera de investigadora, y nunca viví con culpa”, destacó.

Para continuar indagando sobre la paridad de género, cabe desglosar los números en cada área de la dotación del CCT: los investigadores (las cinco categorías juntas) son 484 en total, de los que el 56 por ciento (270) son mujeres; y de 425 becarios (primera instancia para quienes aspiran a la carrera de investigadores), ellas son el 52 por ciento.

Dedicado a tareas de auxilio a la investigación (operadores de equipos, laboratoristas, entre muchos otros), el personal de apoyo son 131, y de éstos, el 43 por ciento (56) son mujeres. Y finalmente, el personal administrativo, que ocupa áreas de administración, tesorería y la vinculación tecnológica de cada línea de investigación (al extranjero o local, en lo público o privado), está conformado por 38 personas, de las cuales 21 son mujeres, (un 60 por ciento).

Justamente, por este personal que trabaja bajo modalidad de contratado, los empleados de Conicet realizarán una movilización nacional este miércoles para reclamar la renovación de sus contratos, que finalizan el 31 de marzo.