El próximo 31 de julio se vence la prórroga extraordinaria por la recolección de residuos y Rosario podría quedarse sin ese servicio. Si bien se da por descartado que esa situación no va a ocurrir, ya que significaría una catástrofe sanitaria, desde el Concejo advierten que el Ejecutivo aún no envió el pliego del nuevo sistema y ni siquiera elevó un pedido para volver a prorrogar los contratos vigentes.

“Quedan cuatro sesiones ordinarias antes de esa fecha y todavía no ingresó ningún expediente. Nosotros desde febrero que venimos citando tanto al secretario de Ambiente anterior (Diego Leone), como al actual (Nicolás Mijich) y no obtuvimos respuestas”, reclamó en diálogo con Rosario3 la presidenta de la comisión de Ecología, Luz Ferradas.

El tema empieza a generar cierto malestar y alarma entre los distintos bloques políticos del Concejo. Casi no hay margen para dar una discusión seria sobre en qué condiciones se va a prorrogar el actual sistema.

Esto suma relevancia si se tiene en cuenta que, entre el debate parlamentario, el llamado a licitación, la adjudicación y la puesta en marcha del nuevo sistema, podrían pasar unos dos años. En ese lapso, se deberían extender los contratos con las empresas que prestan el servicio. 

Actualmente, el sistema está dividido en tres empresas: LimpAr trabaja en la zona norte, Lime en la zona sur y Sumar (empresa municipal) se hace cargo de la recolección del centro, avenidas y Fonavis.

La firma LimpAr ya está funcionando bajo una prórroga de contrato, que fue aprobada por el Concejo de forma extraordinaria el 6 de mayo del 2021.

En ese momento el Ejecutivo había solicitado extender la relación con la empresa que opera en la zona norte hasta el 31 de julio del 2022, fecha en la que se vence también el vínculo contractual con Lime.

El Concejo accedió a este pedido pero puso como “condición ineludible” que el gobierno municipal envíe al Palacio Vasallo, en un plazo no mayor a seis meses, “el o los nuevos pliegos licitatorios para su tratamiento”. Esa fecha se cumplió en noviembre del 2021 y el Ejecutivo no cumplió con su compromiso.

En la apertura de sesiones 2022, fue el propio Pablo Javkin el que habló del tema y prometió ante los 28 ediles: “En abril estaremos enviando a este cuerpo el nuevo pliego del servicio de higiene urbana, renovando la flota de camiones, incrementando los servicios de separación de residuos y abriendo durante el 2022 una nueva planta de tratamiento con el objetivo de reducir considerablemente la cantidad de basura que se entierra en los rellenos sanitarios”.

Pero este plazo tampoco se cumplió y a dos meses de la finalización de la relación contractual de ambas empresas, no hay diálogo formal entre el municipio y el Concejo para avanzar en este tema.

“Es el contrato más caro de la Municipalidad y supone discutir cómo será el tratamiento de los residuos que genera la ciudad por los próximos diez años. Se va a tener que discutir una prórroga de forma urgente, pero no estamos dispuestos a votarla sin que haya una transición a una nueva forma de gestionar los residuos de la ciudad”, advirtió Ferradas.

En esa misma sintonía, la concejala del partido Justicialista, Julia Irigoitia sostuvo en este medio: “Todos los que integramos la comisión tenemos predisposición para armar una mesa de trabajo con el municipio. La prórroga la vamos a tener que aprobar, pero la idea es pedir algunas condiciones para garantizar el cumplimiento del servicio”.

Los recoletores urbanos ayudan a reducir los residuos enterrados. (Alan Monzón/Rosario3) 

Basura Cero, otra deuda

 

Ambas edilas plantearon dos temas que están relacionados al pliego, pero que tienen una discusión legislativa en paralelo. Por un lado el reconocimiento al trabajo de los recolectores urbanos y por el otro “Basura Cero”, la ordenanza que se aprobó en 2008 con el objetivo de reducir los residuos que la ciudad enterraba y que fracasó rotundamente en todos los plazos que se había impuesto.

En noviembre del 2020 el Ejecutivo relanzó la propuesta “con metas menos ambiciosas y más accesibles para su cumplimiento”. Entre otros aspectos, la iniciativa busca fomentar la separación de residuos orgánicos y reciclables y establece la obligatoriedad de hacerlo para los vecinos que tengan en su zona contenedores de color naranja. Pero por ahora ese proyecto permanece trabado en comisiones.

La ordenanza de Basura Cero tiene extrema vinculación con los pliegos, porque fija metas de recuperación de materiales y diferentes tipos de residuos. Lo que tenemos que discutir es cómo se van a llevar a la práctica esas metas y eso tiene que incluirse dentro del nuevo sistema”, detalló la presidenta de la comisión.

Por su parte, desde Juntos por el Cambio coincidieron en la necesidad de que el Ejecutivo dé precisiones sobre el nuevo pliego antes de votar una nueva prórroga. Pero no ven como condicionante para acompañar la extensión de los contratos, que se tenga que discutir junto con la ordenanza de Basura Cero.

“El Ejecutivo es el que tiene la capacidad técnica, por eso pedimos que vengan los funcionarios y hagamos reuniones de trabajo. Pero que esté todo junto o separado no hace a la efectividad. Nosotros queremos una norma que pueda ser cumplida y sirva de herramienta legal para que, al aplicarla puedan cumplir con el objetivo”, explicó Alejandro Roselló.

Pese al apuro que se pueda plantear desde el Ejecutivo para lograr extender nuevamente el plazo del sistema vigente, el referente del PRO aclaró: “No vamos a aprobar entre gallos y medianoche una redacción que termine dando incertidumbre en dos aspectos primordiales de la ciudad que son la recolección de residuos y la ordenanza de Basura Cero que tiene un aspecto ecológico ineludible”. 

“El objetivo de esto es que sean normas que realmente cumplan con su función y no sean meras expresiones de deseos”, concluyó.