Gisel Patroni cursaba segundo año de la carrera de arquitectura en Rosario. Vivía en un departamento del cuarto piso de la primera torre interna de Salta 2141 y se transformó en la única sobreviviente tras el derrumbe de todos los pisos como consecuencia del estallido, aquel 6 de agosto de 2013.

La joven oriunda de Fuentes vivió la explosión en carne propia en la mañana de ese martes, cuando aún estaba acostada en su cama luego de postergar el despertador que había sonado a las 8. Entre nervios y juntadas con una amiga previo a rendir una materia importante sucedió la peor tragedia de la historia de Rosario.

"Sabía que esa mañana iba a ir un gasista a cambiar el regulador del gas porque había falta de presión", relató en el comienzo del diálogo exclusivo con Analia Bocassi en "Después de", el nuevo espacio de entrevistas que propone compartir relatos de personas que se han recuperado de situaciones dificiles de su vida.

La nota que fue emitida en De 12 a 14 (El Tres) mostró imágenes inéditas de cuando los bomberos rescataron a Gisel entre los escombros después del derrumbe de su edificio mientras el caos, el miedo, el dolor y la incertidumbre se habían adueñado de calle Salta a la altura del 2100 y de gran parte de la ciudad.

Es que la joven permaneció durante cuatro horas y media colgada con su cabeza hacia abajo tras la explosión. "Sentí como un golpe, pero era la onda expansiva y se vino todo abajo", recordó, y lo pudo poner en palabras diciendo que "fue como una película de un terremoto".

"Quedé atrapada arriba del colchón y aplastada de mi pelvis hacia abajo cerca de una viga. En un momento dije 'ya está', sentí una sensación de paz, era el destino", continuó.

Un barrendero de la casa de al lado fue quien la descubrió y alertó a los bomberos para que comiencen las tareas de rescate. Así, Gisel pudo transformarse en la única sobreviviente de la torre que se derrumbó.

Tras el hecho comenzó el largo y duro período de recuperación: "Tras dos o tres meses empecé a caminar, ir a natación. Iba a la facultad con andador", afirma, y sonríe al contar que pudo recibirse de arquitecta aunque le fue imposible volver a vivir en Rosario. Otra sonrisa se le dibuja cuando habla del embarazo de seis meses que cursa y de la espera por la llegada al mundo de India, su hija.

"Se podría haber evitado", indica como conclusión tras haber hecho su duelo personal. "No fue por negligencia de una persona, hay un montón de cosas de infraestructura que no responden al crecimiento de la ciudad", cerró.