La Comisión Económica para América y el Caribe (Cepal) estimó que 22 millones de personas cayeron en la pobreza en la región durante el 2020 tras la expansión de la pandemia del coronavirus, un retroceso de 15 años, mientras los nuevos millonarios y los ya existentes se enriquecieron exponencialmente en el mismo lapso.

En medio de los intentos de los gobiernos por mitigar las muertes a causa de la Covid-19, evitar el colapso sanitario y hacer malabares para mantener las economías que, en gran parte de los países cuentan con más del 50% de trabajo informal, desde inicios de la pandemia nuevos mil millonarios aparecen y los existentes ven crecer su riqueza.



"El virus es un marcador de desigualdades sociales muy fuerte”, enfatizó el director del Centro de Estudios Latinoamericanos Avanzados (Calas), Hans-Jürgen Burchardt, quien lleva adelante el laboratorio de conocimiento sobre riqueza y el poder con el objetivo de estudiar cómo se produce la riqueza y cómo distribuirla mejor.

Burchardt, también director del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la Universidad de Kassel, advirtió que las mayores tasas de contagio y mortalidad se dan en las comunas más pobres, donde hay mayor hacinamiento y enfermedades de base.

La inequidad y los problemas de desarrollo en Latinoamérica no se deben a escasez de recursos, "sino que su distribución es incorrecta. Los recursos no están apoyando el desarrollo interno de los países”, indicó el economista y científico social alemán.

"La mayor parte de los países no han logrado crear una capa empresarial local competitiva que se dirija hacia el mercado interno. La gran mayoría se enfoca en la exportación y está controlado por un grupo reducido de personas y familias”, agregó el especialista, citado por la agencia de noticias Europa Press.

Son estos grupos empresariales e imperios familiares lo que se fortalecieron durante la pandemia.

Según Télam, el académico alertó además que en la actualidad el 10% de las personas con mayores ingresos en Latinoamérica pagan una tasa impositiva efectiva promedio de solo el 5,6% sobre sus ingresos, en algunos casos solo de 1% a 3%.

En la región, los ingresos estatales por concepto de impuesto al patrimonio, corresponden a 1,8 % del PIB. En la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se sitúan en torno al 8,3%.

Argentina, Uruguay, Colombia y Bolivia ya tienen discretos impuestos al patrimonio o las grandes fortunas y Chile y México discuten iniciativas legales.