En la ciudad de Santa Fe, se organizó un casamiento de dos personas que profesan la religión evangélica. Hasta ahí todo bien, salvo que realizaron un festejo con 60 personas en un hotel-restaurante del centro. El lugar fue clausurado preventivamente ante la denuncia de los vecinos, que veían por los amplios ventanales cómo celebraban. Y luego debieron pagar una multa. “Había pocas mesas y en cada una había cuatro personas sentadas, pero la gente se levantaba y se saludaba”, intentó explicar el gerente del local.

El casamiento y la cena en el restaurante del hotel se llevaron a cabo este fin de semana. El hombre que se casó es un empleado del luga.

Luciano Cadoche, gerente del hotel-restaurante Castelar de Santa Fe, habló con la periodista Ivana Fux en De 12 a 14 (El Tres): “Un chico que trabaja acá se casó por civil y nos reservó mesas en el restaurante para la noche”, comenzó. “Nosotros le explicamos el protocolo y nos reservó todas las mesas que estaban permitidas”.

“Aclaramos que fue un cena, no fue una fiesta clandestina ni ilegal”, apuntó el gerente. Y agregó que a la pareja “le explicamos que no podían bailar, ni poner música ni traer cotillón”.

“Nos pidieron permiso para que venga un pastor a darle la bendición, porque profesan la religión evangélica”, describió el responsable del local gastronómico de la capital provincial.

Luego confirmó que a la cena acudieron “55 adultos y 5 niños”.

“Por una denuncia, viene la policía y nos hacen una clausura preventiva”, señaló el gerente. Y después aclaró que debieron pagar una multa porque por los ventanales se pudo ver que los presentes estaban transgrediendo algunas normativas de salubridad.

“Había cuatro personas por mesa, pero es verdad que la gente se levantaba y se cruzaba de mesas porque son todos familiares”, describió el gerente.

“No violamos ningún protocolo, si hubiéramos hecho una fiesta ilegal hoy no estaríamos abiertos”, cerró.