El vapeo está en el centro de la polémica, pero cada vez se conocen más consecuencias negativas en su uso tan perjudiciales, o igual, que las del fumar tradicional. Según un nuevo estudio de especialistas de la Universidad Johns Hopkins, esta mezcla heterogénea de sustancias químicas no informadas por los fabricantes, incluye productos industriales y cafeína, sólo por nombrar algunos.

Muchos estudios anteriores intentaron analizar el contenido de los cigarrillos electrónicos, pero este es el primero en utilizar una técnica avanzada de huellas dactilares capaz de identificar sustancias químicas tanto en los alimentos como en las aguas residuales.

Según publica Infobae, los investigadores concluyeron que los efectos sobre la salud a largo plazo de los cigarrillos electrónicos siguen siendo en gran parte un misterio. En otras palabras, los usuarios deben al menos ser conscientes de que se están exponiendo potencialmente a sustancias nocivas.

“La investigación existente que comparó los cigarrillos electrónicos con los de tabaco encontró que los contaminantes de estos últimos son mucho más bajos en los cigarrillos electrónicos. El problema es que los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contienen otras sustancias químicas no caracterizadas que podrían tener riesgos para la salud que aún no conocemos -explicó el autor principal del estudio Carsten Prasse, profesor asistente de salud e ingeniería ambiental en Johns Hopkins-. Cada vez más jóvenes utilizan estos cigarrillos electrónicos y necesitan saber a qué están expuestos”.

La técnica de toma de huellas químicas utilizada para este trabajo se basa en cromatografía líquida o espectrometría de masas de alta resolución. Este enfoque nunca se ha utilizado antes en muestras de vaporizadores y, por lo general, se usa para buscar compuestos orgánicos en aguas residuales, alimentos y sangre.

Se probaron cuatro productos de vapeo populares: Mi-Salt, Vuse, Juul y Blu. Los vaporizadores y los cigarrillos electrónicos se comercializan en una variedad de sabores, pero los investigadores solo se enfocaron en el líquido con sabor a tabaco.

Se encontraron miles de sustancias químicas desconocidas y se observaron aún más compuestos en los aerosoles. En particular, se localizaron compuestos similares a los hidrocarburos que, generalmente, solo aparecen después de la combustión, algo que los fabricantes de cigarrillos electrónicos afirman que no ocurre durante el vapeo. Los compuestos de hidrocarburos que se producen al fumar un cigarrillo normal se consideran tóxicos.

“Una de las principales estrategias con la que se han comercializado los cigarrillos electrónicos es que funcionan a temperaturas inferiores a la de combustión, lo que los haría más seguros que fumar tradicionalmente -expuso la autora principal del estudio, Mina Tehrani, becaria postdoctoral en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins-. Nuestro estudio muestra que este nuevo enfoque de huellas dactilares se puede aplicar para evaluar si se están produciendo procesos similares a la combustión”.

Los especialistas revelaron que se encontraron cerca de 2.000 sustancias químicas, la mayoría sin identificar. Entre la pequeña porción que los investigadores pudieron identificar, determinó que seis eran potencialmente dañinos, incluidos tres químicos nunca antes encontrados en los cigarrillos electrónicos. Los autores del estudio dijeron que se sorprendieron bastante al ver cafeína en dos de las cuatro marcas analizadas. “Eso podría darles a los fumadores un perjuicio extra que no se revela -especuló Tehrani-. Nos preguntamos si se está agregando intencionalmente”.

Otros productos químicos identificados incluyen tres de variedad industrial. Uno de ellos es un pesticida, mientras que los otros dos son saborizantes asociados con posibles efectos secundarios tóxicos e irritación respiratoria. El profesor Prasse estaba particularmente motivado en realizar esta investigación después de hablar con un primo que recientemente había dejado de fumar cigarrillos regulares en favor de los electrónicos supuestamente más saludables.

“Las personas solo necesitan saber que están inhalando una mezcla muy compleja de químicos cuando vapean. Y muchos de estos compuestos no tenemos idea de lo que son en realidad -explicó-. No estoy de acuerdo con la forma en que el vapeo se comercializa bajo la idea de que es más saludable que fumar cigarrillos. En mi opinión, simplemente no estamos en el punto en el que realmente podamos decir eso”.

Si bien aún puede ser cierto que los cigarrillos electrónicos son una alternativa más saludable a los productos de tabaco regulares, los investigadores señalan que muchos jóvenes de hoy en día nunca fumaron cigarrillos. En tales escenarios, los cigarrillos electrónicos son un hábito poco saludable, no el menor de los dos peligros para la salud.

“Hay millones de estudiantes de secundaria y preparatoria que vapean y que de otra manera no pensarían en fumar tabaco -concluyó la coautora del estudio, Ana M. Rule, experta en exposición a metales por vapeo de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins- Para ellos no hay reducción de riesgo, lo que aparece es un nuevo riesgo nuevo en sus vidas”.