Las autoridades de Singapur están probando robots de patrullaje en las calles que lanzan advertencias a personas que den indicios de "comportamiento social no deseable", como parte de una serie de medidas de control que tienen preocupada a su población.

La ciudad-estado cuenta con un amplio arsenal tecnológico utilizado para vigilar a su población, que va desde una gran cantidad de cámaras de seguridad hasta postes de iluminación equipados con artefactos de reconocimiento facial.

Las autoridades han impulsado su visión de una "nación inteligente", hipereficiente y tecnológica, pero diferentes activistas dicen que se sacrificó la privacidad y que las personas tienen poco control de lo que se hace con sus datos. Es por esto que la preocupación y las críticas frente al avance sobre las libertades civiles son cada vez más notables.

Los datos de las cámaras de Xavier se introducen en el software de análisis de vídeo de IA.

Cómo es el "robot policía" de Singapur


La máquina está equipada con ruedas y siete cámaras que emiten advertencias al público si detectan "comportamientos sociales no deseados", como fumar en áreas prohibidas, estacionar mal las bicicletas o violar las reglas de acercamiento por el coronavirus.

Durante un reciente patrullaje, uno de los robots "Xavier" ingresó a una zona residencial y se detuvo frente a un grupo de ancianos que observaban un partido de ajedrez. "Por favor mantengan un metro de distancia", "por favor aténganse a cinco personas por grupo", alertó una voz robótica mientras una cámara del aparato los enfocaba.

"Me recuerda a Robocop", comentó Frannie Teo, una asistente de investigación que caminaba por un centro comercial en el que se probó uno de los robots durante septiembre. "Estoy un poco indecisa sobre este tipo de concepto", agregó.

Un robot policía patrulla las calles de Singapur

Críticas contra las medidas de control


Lee Yi Ting, una activista de los derechos digitales, le dijo a la agencia AFP que los recursos tecnológicos son la forma más reciente de vigilar a los singapurenses. "Todo contribuye con la sensación de que la gente debe cuidar lo que dice y hace en Singapur, más de lo que lo harían en otros países", declaró.

"No hay leyes de privacidad que restrinjan lo que el gobierno pueda o no hacer", comentó a su vez Indulekshmi Rajeswari, un abogado singapurense especialista en temas de privacidad y radicado actualmente en Alemania.

Singapur es criticado con frecuencia por restringir las libertades civiles y la gente está acostumbrada a controles estrictos.

El gobierno, por su parte, defiende el uso de los robots argumentando que son necesarios para atender la falta de trabajadores que se registra como consecuencia del envejecimiento de la población. También apuntaron que, durante la fase de prueba, los aparatos no podrán identificar o tomar acciones contra quienes cometan ofensas.

La isla de 5,5 millones de habitantes tiene 90.000 cámaras policiales y la idea es duplicar esa cifra para 2030, al tiempo que podría instalar en toda la ciudad la tecnología de reconocimiento facial que ayuda a las autoridades a distinguir rostros entre la multitud.