Este domingo ocho internos de la cárcel de Piñero se fugaron a los tiros con ayuda externa. Fue un episodio cinematográfico de tiroteos, persecución y muerte. Desde el gobierno provincial advirtieron que los evadidos contaban con “capacidad militar y coraje” y destacaron la cantidad de presos de alto perfil que hay en una penitenciaría sin muros. Hicieron un fuerte llamado de atención a la Legislatura y al Poder judicial para aunar esfuerzos: pidieron tratar las leyes de Seguridad y que los detenidos puedan quedar alojados en las cárceles que corresponden por su seguridad.

En conferencia de prensa y en contacto con el programa A diario, que conduce Alberto Lotuf por Radio 2, el ministro de Gobierno, Roberto Sukerman, señaló que actualmente en Piñero hay 700 detenidos más de lo que permite su capacidad –en total hay 2.100– y que 200 son de alto perfil.

“Cabecillas de todas las bandas narcocriminales”, describió el secretario de Asuntos Penitenciarios, Walter Gálvez, en la conferencia. “Osados, temerarios y con capacidad militar”, sumó el subsecretario Jorge Bortolozzi: “No son chicos tiratiros que balean la casa de un funcionario, son personas con coraje mal usado, pero coraje al fin”.

De allí, la necesidad de construir el muro perimentral y sumar seguridad. Sukerman reiteró que el miércoles llegarán desde Río Negro especialistas del Invap (Investigaciones Aplicadas) para sumar tecnología de control, pero apeló también a la Legislatura para avanzar en las leyes de seguridad presentadas durante la época de Marcelo Sain como ministro de Seguridad. Hoy, lo reemplaza Jorge Lagna.

Sukerman destacó, por otro lado, la construcción de un penal federal en Coronda que prontamente permitirá aliviar las penitenciarías provinciales.

Y en conferencia de prensa, Bortolozzi apeló también a la colaboración del Poder Judicial para que los presos de alto perfil puedan cumplir condena en cárceles de máxima seguridad.

“No podemos seguir teniendo los altos perfiles en Piñero como tenemos ahora”, criticó Sukerman y señaló que este problema no es nuevo, pero que se ha convertido “en una bola de nieve”. Recordó cuando balearon la casa del entonces gobernador socialista Antonio Bonfatti y los sucesivos ataques al Centro de Justicia Penal y a domicilios de funcionarios judiciales.