Pablo Montenegro / Opinión
Los ensayos de pretemporada tienen varios enemigos. Uno de ellos suele ser la estética, que de manera muy poco frecuente se pega una vuelta por los estadios del fútbol veraniego; otras, que conciernen al mundo de los entrenadores, las conclusiones desprendidas de esos 90 minutos de acción formal enclavados en plena adaptación física.
Es que hay un marco que relativiza la producción de los jugadores por el esfuerzo y las cargas a las que vienen siendo sometidos, algo que afecta el funcionamiento de los engranajes de cualquier sistema futbolístico, trabajado o por trabajar.
Pero esto no significa que en este tipo de partidos no puedan tomarse algunos apuntes de lo “macro” en el andar de los equipos. Y luego de que Central y Newell’s hayan disputado sus primeros amistosos de sus respectivos trabajos preparatorios, surgen algunas anotaciones que pueden formar parte de un diagnóstico. Y por qué no incidir en el futuro.
En tren de comparar lo que tienen y lo que les falta a los técnicos de los equipos de la ciudad, y conociendo ya sus gustos y la mecánica de sus respectivos equipos (grosso modo, la elaboración sin prisa de la Lepra, el “palo y a la bolsa” del Canalla), da la sensación de que Alfredo Berti tiene hoy más necesidades que Miguel Ángel Russo.
Los porqués
A Newell’s, en una mirada analítica de los recursos con los que cuenta, le estarían faltando (para no perder potencial y mejorar en la faz ofensiva) un volante creativo y un centrodelantero. La venta de Pablo Pérez le puede hacer perder agresividad y no parece haber en el plantel un jugador capaz de sustituirlo sin que se extrañe: Cruzado ya no está, Manso no parece tener el aval del DT y menos en ese puesto; Orzán es menos dotado que PP8.
Y en cuanto al centrodelantero, Trezeguet tiene una jerarquía innegable pero su edad y su estado físico no aseguran una presencia continuada entre Copa Libertadores y Torneo Final, por lo que habría que mirar hacia atrás, donde aparecen Muñoz y otros pibes de la cantera para intentar mejorar la floja puntería del último certamen.
En cambio, Russo tiene claro que con la llegada de Méndez volverá a jugar 4-4-2, el sistema que le dio el ascenso, y “solo” debería encontrar un reemplazante al saliente Lagos, puesto para el que parece haber un candidato natural: Federico Carrizo, chiquito y corredor, de buen último torneo en un puesto más adelantado y quien garantiza buena presencia en el área contraria por esa banda zurda.
Así, y si bien los dos entrenadores tienen planteles competitivos con gustos definidos y no parece que se vayan a alejar de dos formatos que les dieron sus frutos (a no olvidar que Newell’s peleó el torneo hasta la última fecha y que Central cumplió el objetivo de susperar los 25 puntos), orejeando el futuro da la sensación de que Berti espera con más ansias que Russo algún llamado dirigencial con novedades del mercado.

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