El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, renovó su compromiso con el combate al hambre y la miseria, en su discurso pronunciado en el Congreso después de asumir su segundo mandato de cuatro años.
"Uno de los más profundos compromisos que tengo conmigo mismo es decir de dónde vengo", declaró Lula en alusión a su humilde cuna, y ratificó que "defender los intereses de los más pobres es lo que nos guía en este camino".
Comparando al Brasil de hoy con el de cuatro años atrás, cuando asumió su primer mandato, Lula afirmó que "mucho se ha hecho" en el combate a la miseria y el hambre, pero reconoció que, a pesar de eso, "infelizmente permanecen las injusticias entre los pobres".
Lula defendió con vigor sus programas sociales, tildados de "populistas" por la oposición, y aseguró que han permitido rescatar de la miseria a "millones de brasileños y brasileñas" que no tenían otro destino que "el hambre".
"Mi gobierno nunca fue ni será populista. Este gobierno es y será popular, con compromisos populares", sostuvo Lula, interrumpido en ese momento por una ovación de los parlamentarios y autoridades que asistieron a la ceremonia.
Lula declaró que las políticas sociales de su gobierno "nunca fueron compensatorias, sino creadoras de derechos".
Subrayó con especial énfasis el programa "Hambre Cero", que en su opinión ha tenido un doble efecto: "sacó de la miseria a millones y contribuyó para acelerar la economía", dijo sobre este plan de asistencia a los más pobres, que ayuda hoy a once millones de familias.
Lula admitió que en Brasil "los trabajadores aún no ganan lo que merecen", pero matizó que hoy el país tiene "el salario más alto de las últimas décadas" y que en los últimos cuatro años fueron creados siete millones de puestos de empleo formales.
Para los próximos cuatro años, aseguró que su gobierno dará especial prioridad a "la educación, la generación de mano de obra, el microcrédito, la reforma agraria pacífica y productiva", así como a la "expansión del arte y la cultura popular" como generadoras de trabajo y renta.
"Uno de los más profundos compromisos que tengo conmigo mismo es decir de dónde vengo", declaró Lula en alusión a su humilde cuna, y ratificó que "defender los intereses de los más pobres es lo que nos guía en este camino".
Comparando al Brasil de hoy con el de cuatro años atrás, cuando asumió su primer mandato, Lula afirmó que "mucho se ha hecho" en el combate a la miseria y el hambre, pero reconoció que, a pesar de eso, "infelizmente permanecen las injusticias entre los pobres".
Lula defendió con vigor sus programas sociales, tildados de "populistas" por la oposición, y aseguró que han permitido rescatar de la miseria a "millones de brasileños y brasileñas" que no tenían otro destino que "el hambre".
"Mi gobierno nunca fue ni será populista. Este gobierno es y será popular, con compromisos populares", sostuvo Lula, interrumpido en ese momento por una ovación de los parlamentarios y autoridades que asistieron a la ceremonia.
Lula declaró que las políticas sociales de su gobierno "nunca fueron compensatorias, sino creadoras de derechos".
Subrayó con especial énfasis el programa "Hambre Cero", que en su opinión ha tenido un doble efecto: "sacó de la miseria a millones y contribuyó para acelerar la economía", dijo sobre este plan de asistencia a los más pobres, que ayuda hoy a once millones de familias.
Lula admitió que en Brasil "los trabajadores aún no ganan lo que merecen", pero matizó que hoy el país tiene "el salario más alto de las últimas décadas" y que en los últimos cuatro años fueron creados siete millones de puestos de empleo formales.
Para los próximos cuatro años, aseguró que su gobierno dará especial prioridad a "la educación, la generación de mano de obra, el microcrédito, la reforma agraria pacífica y productiva", así como a la "expansión del arte y la cultura popular" como generadoras de trabajo y renta.
