Más de 30 personas murieron tras un ataque a un convoy policial en la localidad de Jalingo, capital del estado de Taraba, en el noreste de Nigeria.

El comisario de la Policía de Taraba, Maman Sule, supuesto objetivo del atentado, salió ileso del ataque.

Según el portavoz policial Ibiang Mbasike, dos supuestos motoristas suicidas detonaron los explosivos que portaban cerca del convoy que transportaba al comisario de Policía.

Un escolta del comisario fue alcanzado por la explosión, pero la fuente no supo precisar si se encuentra entre los fallecidos.

Algunas zonas del Ministerio de Finanzas –cuyo acceso suele usar el jefe de la Policía para entrar a la comisaría– quedaron dañadas por la explosión.

Ambos atentados apuntan al grupo terrorista radical islámico nigeriano Boko Haram, tanto por la localización de los mismos, como por sus objetivos.

Boko Haram, cuyo nombre significa "la educación no islámica es pecado" en la lengua local, lucha por imponer la ley islámica en Nigeria, de mayoría musulmana en el norte, y cristiana en el sur.