La Justicia de Villa Constitución ordenó al Instituto Autárquico Provincial de Obra Social (Iapos) que provea un costoso dispositivo que alivia el dolor a una afiliada.

Tras el fallo de la doctora Griselda Ferrari, titular del Juzgado en lo Civil Nº 2 de la ciudad vecina, el Iapos deberá suministrar un neuroestimulador –y cubrir los costos de implantación– a una ex enfermera del Samco local.

La afiliada padece de dolor crónico en la zona cervical o síndrome de “espalda fallida”, tras haber sido intervenida quirúrgicamente en tres oportunidades sin éxito, circunstancia que la obliga a vivir ingiriendo potentes analgésicos e, incluso, morfina.

A raíz de ello, su médico neurocirujano de cabecera prescribió la implantación del dispositivo, que, a través de la emisión de señales eléctricas, causa una sensación de hormigueo en el área del dolor crónico, enmascarando los mensajes de dolor que llegan al cerebro, proporcionando alivio.

Según se consideró en el fallo, la reacción de Iapos fue contradictoria: primero solicitó una interconsulta en el instituto Fleni de Buenos Aires y, tras el visto bueno de la mencionada institución, finalmente denegó la prestación aduciendo que el tratamiento era meramente paliativo y no curativo, y hasta sugirió que podría existir un interés económico del médico tratante que había indicado la implantación del aparato.

A la afiliada no le quedó otra opción que presentar un amparo en la Justicia villense, que condenó al Iapos a brindar la cobertura solicitada, haciendo especial hincapié en el derecho a la calidad de vida de la paciente.

“La amparista ha demostrado que padece una enfermedad que pone en jaque continuo su calidad de vida. Lleva ya 8 años de padecimiento intermitente, habiendo sido sometida a diversas intervenciones quirúrgicas que no han sido suficientes para conjurar el dolor constante que tiene instalado”, reza uno de los fragmentos del fallo.

Y agrega que “el dolor, instalado con vocación de permanencia, no da posibilidad de perder tiempo, ya que en la espera transcurre amargamente la vida del paciente, quitándole la posibilidad de vivirla en forma plena”.