“Quiero cantar con ellos porque es símbolo de celebración y felicidad”
Caetano Veloso

 

El escenario de un concierto puede recrear un living familiar: cuatro sillas en línea y un público de frente que, de ratos, se olvida que está en un teatro. Asiste a los comentarios del padre sobre sus tres hijos y de los hijos –entre el humor y la queja– hacia este: “Exigió que hagamos una canción de él”.

El concierto que “transcurre” en ese escenario puede condensar medio siglo de música popular brasilera: samba, bossa nova, tropicalismo, folk, jazz, balada, funk, bajo, guitarras, teclado, pandereta, dos papeles de lija que se frotan y un plato de porcelana blanca “raspado” por los dientes de un cuchillo.

La tramoya sonora puede conversar con la escénica: un sol proyectado sobre un telón de colores cambiantes alterna en luna llena (“menguante”). Debajo del cuerpo celeste (o violenta, rojo, anaranjado, azul), unas telas anudadas simulan un horizonte de duna o montaña.

Pero el concierto de casi dos horas tiene algo que lo distingue: el apellido Veloso.

Caetano, Moreno, Zeca y Tom Veloso presentaron Ofertório el último domingo en el teatro El Círculo. De esta manera, la ciudad se sumó a la serie de presentaciones (del concierto y disco a la vez) que comenzaron en el teatro NET de Sao Paulo, el 27 de octubre de 2017.

En Rosario, las tramoyas escénica y sonora concurrieron en un listado que incluyó "Baby", “Boas vindas”, “Alexandrino”, "A tua presença Morena" y “How Beautiful Could a Being Be” y "Todo homem", el “estreno” de Zeca. Se trata sólo del calculo de una mano. El final se repitió por cinco.

Hubo homenajes a Gilberto Gil –“O seu amor”–, a María Bethania (hermana y tía), citas a las madres de sus hijos –"Ela e eu""Não me arrependo"– y la “Ofertório” del título: una canción que Caetano compuso para la misa de celebración de los 90 años de Dona Canô, con “las palabras y cómo ella las hubiera dicho”.

También hubo quien se animó a bailar y a cantar sobre un público que mayoritariamente acompañó con las palmas. Sólo en contadas ocasiones el concierto se siguió desde la pantalla del celular.

Medio siglo de música visto desde edades que van de los veintipico (Tom y Zeca) a los 77 (Caetano), con una escala generacional en los 46 (Moreno). Una suerte de genealogía en clave de celebración sonora.

La amplitud cronológica permite dimensionar los cambios de época. El tiempo pasa y el mundo sigue reconfigurándose. Las redes sociales rediseñan los vínculos, los conservadurismos acechan y ahí está Caetano, inoxidable; capaz de la gravedad de una denuncia y de la levedad de un silbido.

El hombre de la "fina estampa" que asegura “no soy religioso” y, sin embargo, despierta la sospecha de algún pacto.

Las canciones

Baby
O seu amor
Boas vindas
Todo homem
Genipapo absoluto
Um passo a frente
Clarão
De tentar voltar
A tua presença morena
Trem das cores
Alexandrino
Oração ao Tempo
Alguém cantando
Ofertório
Reconvexo
Um só lugar
Leãozinho
Ela e eu
Não me arrependo
Um canto de Afoxé para o Bloco do Ilê
Força estranha
How Beautiful Could a Being Be
Canto Do Povo de Um Lugar
Deusa do amor
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