¿Es posible recrear el momento y espacio en el que Pink Floyd grabó el disco Dark Side of The Moon en los estudios Abbey Road o en el que Taylor Swift logró su máxima performace vocal en la placa Folklore?

La pregunta tiene para el investigador argentino Hugo Zuccarelli una respuesta afirmativa y la clave está en los parlantes holofónicos que desarrolló.

En el ciclo de escuchas Música en la oscuridad –que comenzó el último fin de semana en el complejo Nuevo Monumental y continúa hasta el próximo 6 de marzo– el también docente revisita esos y otros álbumes de manera amplificada a través de la experiencia del sonido holofónico.

En palabras de Zuccarelli, “el efecto holofónico” concede a estas y otras grabaciones "el efecto de ser indistinguibles de la realidad. El cerebro recibe tanta información que cree que eso está ocurriendo”.

“En el sonido estéreo –explicó Zuccarrelli a Rosario3– vos tenés dos parlantes de frente que dibujan una línea (imaginaria) de uno a otro lado. Pero en el «efecto holofónico», los parlantes (también holofónicos) te permiten escuchar sonidos detrás, arriba, a los costados. En vez de sonidos a tus orejas se transmite información a tu cerebro”.

Para establecer una analogía visual, el entrevistado comparó su desarrollo –cuyo puntapié dio en 1980 con la creación del sistema de grabación holofónico– con la tecnología 4K: “La holofonía es la captura en 4K y el parlante, la pantalla”.

“A partir del «efecto holofónico», descubrimos que había mucha información en los discos que no se podía escuchar en los parlantes tradicionales. Lo que hacemos es invitarte a una habitación oscura, reproducir tu disco favorito y meterte en el estudio en el momento en que se grabó. Esa es la experiencia del parlante holofónico”, detalló quien trabajó con Pink Floyd en la grabación del disco The Final Cut, con Roger Waters en su disco solista The Pros and Cons of Hitch Hiking, además de haber participado en producciones de Michael Jackson y Stevie Wonder.

Consultado entonces sobre si la diferencia entre un altavoz hi-res y su pariente holofónico está dada por una mayor amplitud de frecuencias, Zuccarelli respondió con un contundente "no".

“El problema fundamental es que la mayoría de los ingenieros no entienden la importancia de los parámetros de sonido. Ellos hablan de frecuencias, de intensidad, pero se olvidan de una característica fundamental: el timbre, que es la relación de fase entre armónicos y fundamentales. La diferencia entre el «la» del violín y el «la» del piano no está en las frecuencias componentes sino en cómo están relacionados. Es como el código de barras de cualquier producto que comprás en el supermercado: es unívoco. Las voces pueden tener las mismas frecuencias pero el timbre es distinto. Bueno, la holofonía detecta el timbre”, afirmó.

En palabras de Zuccarelli, los sistemas estereofónicos –más allá de la calidad de los parlantes y bafles– ofrecen una información parcial: “Cualquier disco tiene instrumentos de la mejor calidad o una mezcla que llevó meses, pero vos escuchás borroso, como en un televisor en blanco y negro”.

El objetivo del entrevistado en los encuentros de Música en la oscuridad va más allá de amplificar una experiencia auditiva “borrosa”: “Cuando consigo que una persona escuche una tijera y crea que le están cortando el pelo o sienta que encienden un fósforo junto a su oreja, me doy por satisfecho”.

Las escuchas de Música en la oscuridad continúan el jueves 24 de febrero con el Grandes éxitos, de Queen; el viernes 25 de febrero con el álbum Future nostalgia, de Dua Lipa; el sábado 26 de febrero con Clics modernos, de Charly García; el viernes 4 de marzo con un grandes éxitos de The Rolling Stones; el sábado 5 de marzo con la placa Folklore, de Taylor Swift; y el domingo 6 de marzo con La era de la boludez, de Divididos.

Las entradas pueden adquirirse a través de la web del complejo de cines Nuevo Monumental