Rosalía y el revés de las cosas es el relato de un día en la vida de una niña afrodescendiente en situación de esclavitud ambientado en el territorio santafesino durante el período colonial.

Escrito por Julia Broguet e ilustrado por Romina Biassoni, el libro fue publicado recientemente por Listocalisto Editorial.

Desde una trama pensada para las infancias y  el ámbito escolar, Rosalía y el revés de las cosas. Historias cotidianas de infancias afrodescendientes en el período colonial reflexiona sobre la historia y el modo en que se ha construido, borrando las huellas de quienes no pertenecían a la elite dominante.

Es la voz de una niña (en primera persona) la que invita a repensar esos procesos al tiempo que avanza –en un juego entre lo real y lo imaginario– en problemáticas como el respeto por la diversidad, la libertad y el trabajo infantil.

Una historia colaborativa

Rosalía y el revés de las cosas –que resultó ganador del premio estímulo en la categoría Editorial Regional de Espacio Santafesino–  es el resultado de un trabajo colaborativo en el que participaron Vánina Cánepa, en la edición de texto; y las asesorías pedagógica, de Gabriela Orbe; histórica, de Magdalena Candioti; temática afrodescendiente, de Lucía Molina; y museos, de Rosa García.

“La idea de escribir este libro está relacionada con la intención de generar un recurso para docentes de ciencias sociales que no siempre encuentran material para abordar la temática de la colonia en nuestro país desde una perspectiva que incluya la presencia africana y afrodescendiente. Específicamente, la esclavitud. Estas temáticas han sido bastante obliteradas en la construcción del relato histórico y entendíamos que (eso) debía ser transformado”, explica la Licenciada en atropología e historiadora Julia Broguet.

"Rosalía y el revés de las cosas"

“Nos pareció importante contar la historia de otra manera con un énfasis distinto al de la historia oficial hegemónica que ha puesto el eje en los sectores dominantes y presenta a Santa Fe como una sociedad muy española (...) Los esclavos son abordados como una población muy pequeña y «muy bien tratada»", abunda la Magdalena Candioti, Doctora en historia.

"Ese relato de la «esclavitud benigna» es lo que trata de demostrar el cuento. No se pueden cuantificar el dolor y la violencia pero, claramente, lo que sufren Rosalía y su mamá es eso. Y también mostrar cómo el costo de integrarse pasaba por no rebelarse y acomodarse”, continúa.

Ambas investigadoras coinciden (y trabajan) en habilitar una perspectiva histórica desde los sectores populares y las experiencias de las mayorías.

La imaginación como resistencia


A esa intención de desarrollar “un recurso” pensado para las niñeces que circule en el ámbito escolar y que revisite el relato histórico hegemónico se sumaba una condición inherente a la esclavitud: el trabajo infantil.

“Nos parecía que la mirada de una niña podía sumar a la hora de mostrar aspectos cotidianos de las personas en situación de esclavitud", señala Broguet sobre lo que llama “unas estrategias de supervivencia”

En ese sentido, en el cuento se evidencia “cómo el espacio de encuentro de Rosalía con su madre está robado a la jornada laboral. En ese encuentro es donde le transmite su experiencia en el África occidental, la región de donde fue traída para ser esclavizada. Se produce la transmisión intergeneracional de una memoria, de una historia, de un bagaje cultural”, detalla la autora, cuya investigación doctoral está centrada en el prejuicio racial en la escuela media en Santa Fe y Rosario.

"Rosalía y el revés de las cosas"

Cómo lograr que los chicos puedan dimensionar qué es ser una persona esclavizada fue una de las cuestiones más complejas –interviene Candioti–. Por eso nos pareció que el hecho de que Rosalía viviera separada de su mamá era uno de los elementos fundamentales que definía esa experiencia. La imposibilidad de llevar una vida familiar, de decidir, incluso, el poder conservar los lazos familiares más básicos como los de padres e hijos”.

Y amplía: “Sobre la diversidad, nos pareció interesante incorporar el personaje de Remigia, que es una niña indígena que es parte de la desestructuración de las misiones a fines del siglo 18. Santa Fe es una de las ciudades que recibe esa migración. Entonces, la configuración popular santafesina está conformada y marcada por una convivencia estrecha entre indígenas y afrodescedientes que van a ser llamados y clasificados como «pardos» y «morenos» en ese momento”.

En medio de este entramado de voces silenciadas, las ilustraciones de Romina Biasotti recrean el mundo imaginario, el espacio de resistencia de Rosalía.

“Lo primero fue trabajar la identidad del personaje. Y una vez que fuimos encontrando esos rasgos se empezaron a plantear el resto de las ilustraciones”, describe la artista. "Trabajamos en la evolución del color a lo largo del proceso, con colores más reales en la vida cotidiana de Rosalía y luego, (un registro distinto) en el momento del encuentro con su madre y la vida en el Congo".