Diez años se cumplen este sábado de la muerte de Sandro, uno de los grandes ídolos de la música popular argentina.

En él, convivían el pibe que prefirió leer a jugar al fútbol, el muchacho que era “demasiado salvaje” para El club del Clan pero “muy profesional” para el rock y el artista melódico intergeneracional.

Para Mariano del Mazo, autor del libro Sandro. El fuego eterno, Roberto Sánchez fue “fatalmente contemporáneo” a su tiempo.

“(Como artista) él fue un perfecto producto de su época. Y su época no fue una sola, fueron varias”, explicó el también periodista a Rosario3 durante una entrevista realizada en el marco la publicación de la edición aumentada del libro.

Oriundo de Valentín Alsina, Sandro quedó impactado, como muchos adolescentes de la época, con Elvis Presley, a quien comenzó a imitar en la década del '50, mientras cursaba estudios primarios.

En los años siguientes, el artista formó diversos grupos hasta que a principios de los '60 quedó al frente de Los de Fuego, con los que alcanzó la popularidad.

El gran éxito alcanzado a lo largo de esa década le sirvió para respaldar al incipiente movimiento del rock argentino.

Luego, Sandro eligió dejar de lado definitivamente la campera de cuero para calzarse el smoking y dedicarse a la canción romántica.

Además de su recorrido musical, Sandro protagonizó unas 15 películas entre las que destacan Gitano, Operación Rosa Rosa, Subí que te llevo, Muchacho, Quiero llenarme de ti y Embrujo de amor.

Los últimos años del Gitano estuvieron marcados por sus problemas de salud que, poco a poco, lo fueron alejando de los escenarios.

Sandro murió el 4 de enero de 2010, a los 64 años. Hacia fines de 2009 se había sometido a un doble trasplante de corazón y pulmón en Mendoza en tren de paliar las complicaciones derivadas de un enfisema pulmonar. Una infección posterior complicó su estado general.