El último domingo murió el escritor británico John Le Carré. El autor, que se inspiró en sus propias vivencias como espía para crear algunas de las mejores obras de intriga de la literatura en el siglo XX, falleció a los 89 años por una neumonía no relacionada con la covid-19, informaron su familia y su agente, Jonny Geller.

El hombre de cuya imaginación salieron personajes como el agente George Smiley, un icono de la Guerra Fría, falleció en la noche del sábado en el Royal Cornwall Hospital de Truro (suroeste de Inglaterra).

Le Carré deja un legado de libros en los que, desde la ficción, explicó como pocos las tensiones que atravesó el mundo durante la Guerra Fría en obras como El espía que surgió del frío o La Casa Rusia.

David John Cornwell, su verdadero nombre, consiguió que la novela de espías trascendiese el género y la elevó a niveles que nunca antes había conocido.

Siete novelas imprescindibles


El topo (1974). La tercera parte de la serie del espía George Smiley y la primera de la trilogía Karla está considerada una de las mejores novelas negras de todos los tiempos.

Smiley, forzado a retirarse por el fracaso de una misión, regresa para atrapar al topo que creen que hay en los servicios secretos del centro en Moscú.

El espía que surgió del frío (1963). Fue su tercera novela y la que le catapultó a la fama con un espía, Alec Leamas, alejado de los tópicos con los que habitualmente se relaciona al mundo del espionaje.

La trama se sitúa durante los primeros años de la guerra fría en Berlín, donde Leamas es el responsable de mantener a sus agentes dobles protegidos y con vida, pero los alemanes del Este empiezan a matarlos y su superior le pide que vuelva a Londres para una nueva misión.

El jardinero fiel (2001). Todo empieza con el asesinato de la joven Tessa Quayle en el norte de Kenia y con la desaparición de su supuesto amante africano y compañero de viaje, un médico al servicio de una ONG. 

El marido de Tessa, aficionado a la jardinería y diplomático destinado en la embajada británica de Nairobi, emprende su particular aventura para descubrir a los asesinos y sus motivos.

El sastre de Panamá (1996). Le Carré reflexiona con humor y pesimismo sobre el espionaje en los años noventa, que él consideraba una mera caricatura del que protagonizó en sus años de ejercicio, durante la guerra fría.

Ambientada en la época en la que llega el final de la explotación por parte de Estados Unidos del Canal de Panamá, mezcla la sastrería de Harry Pendel, cuyo probador es casi un confesionario, con las intrigas de agente Andy Osnard.

La Casa Rusia (1989). Junto al espionaje, el maestro de la novela negra introdujo una historia de amor a merced de los vaivenes de la guerra fría y a uno de sus protagonistas más sorprendentes, Scott Barley Blair, un pequeño editor inglés, pionero de los negocios con la Rusia comunista, con un científico ruso que parece querer pasar sus secretos a Occidente utilizando a una bella mujer.

En medio de todo ello, los servicios secretos británico y estadounidense, sobre todo la llamada “La Casa Rusia" del Reino Unido que se encarga de interrogar a Barley y luego de controlarle.

La chica del tambor (1983). La acción arranca tras la masacre de Munich y recrea la época más activa del terrorismo palestino. Khalil, un misterioso y audaz terrorista, mantiene en jaque a los servicios secretos israelíes. 

El Mossad, poniendo en práctica un plan tan maquiavélico como inteligente, capta los servicios involuntarios de Charlie, una actriz inglesa de poca monta y vida bohemia.

Charlie es sometida a un durísimo entrenamiento psicológico para que consiga, aun sin saberlo, lo que nadie ha conseguido: atrapar a Khali

Un hombre decente (2919). En su última novela publicada, Le Carré construye una novela de espías ambientada en el Londres de 2018 con el trasfondo de Trump, el Brexit y el papel de los espías ante la amenaza de Moscú.

El maestro de la intriga y el espionaje quiso centrarse en un Reino Unido dividido por el "brexit" y controlado por un gobierno conservador minoritario de "diez gruñones". 

Una vida de novela


A comienzos de la década de 1950, Le Carré comenzó a colaborar con los servicios secretos británicos hasta convertirse en miembro del MI5 (la inteligencia interior) en 1958, y dos años más tarde ingresó en el MI6 (espionaje exterior), que lo destinó a Alemania.

En 1964 debió abandonar los servicios tras ser revelada su identidad por el agente doble Kim Philby, tras lo cual decidió consagrarse plenamente a la escritura, que ya había comenzado en su etapa como espía.