La semana pasada se dio a conocer la imputación a un presunto gatillero de la organización narco liderada por la reclusa Jésica “La Fea” González que ponía a producir el dinero obtenido de la venta de droga en préstamos usurarios en la zona oeste. Otro caso de crédito informal se ventiló este martes en el Centro de Justicia Penal con la condena a tres delincuentes que otorgaron 100 mil pesos a una comerciante del barrio La Paloma (extremo sur de la ciudad), a quien luego intimidaron y hostigaron durante semanas. La víctima vendió una heladera, su moto y hasta su casa para pagar una suma de 2.320.000 pesos.
En una audiencia que se celebró en horas de la tarde, el juez Mariano Aliau homologó un juicio abreviado acordado entre el fiscal Germán Mazzoni y la defensa de los tres acusados Alexis Ángel Chamorro (24), Franco Leonel Arias (26) y Diego Luis Ovelar (29).
A través de la resolución, Chamorro recibió la pena de 5 años y 3 meses de prisión, Arias a 5 años y 2 meses y Ovelar a 5 años. Los tres están detenidos en la cárcel de Piñero desde diciembre del año pasado, cuando la Policía de Investigaciones los arrestó en una serie de allanamientos solicitados por el fiscal Mazzoni.
Por los indicios recolectados en la investigación, la víctima consultó en un grupo de Facebook –a través de Marketplace– si alguien conocía a personas que dieran préstamos. Rápidamente, un usuario –Alexis Chamorro– se comunicó con ella y le consultó si tenía recibo de sueldo y algún comercio. Como la mujer no tenía recibo, solo indicó que tenía un negocio en su propiedad.
El dinero fue entregado en efectivo y en la mano a la víctima. Debía devolver el dinero en 12 cuotas –que se abonaban cada diez días– de 35 mil pesos. A los dos meses, se atrasó. Por eso, Chamorro directamente le comunicó que refinancia la deuda (inicialmente de 420 mil pesos), que ahora había ascendido directamente a 1.400.000 pesos. El argumento era que él era simplemente un intermediario, ya que el capital era de un hombre apodado “Mono”, que supuestamente "era pesado".
Cuando subió el monto, Chamorro también indicó que debía pagar de inmediato 400 mil pesos y a los pocos días otros 300 mil pesos. Como la mujer no podía afrontar ese nivel de deuda, el delincuente le envió a cinco personas a su casa para señalarle que estaba atrasada y que no incumpliera con los desembolsos a “Mono”, quien supuestamente sabía los movimientos de toda su familia. Agregaron que si la situación se extendía iban a sacarle la casa. “El mono no puede esperar”, le comentaron.
El panorama se puso más complejo cuando, unilateralmente, una persona que dijo ser “Mono” la llamó desde una línea telefónica para avisarle a la víctima que la deuda ahora había aumentado a 4 millones de pesos. Agregaron que si hacía la denuncia iban a balear su propiedad.
En una de las intimidaciones, dos delincuentes fueron a la casa de la deudora, donde robaron una notebook, una tarjeta Sube y 200 mil pesos.
Recién en noviembre de 2024 la mujer radicó la denuncia. Con la coordinación del fiscal Mazzoni y la Policía de Investigaciones se hicieron tareas investigativas en una gomería de Ayacucho y Marco Polo donde trabajaba Ovelar y en cercanías de los domicilios de Chamorro y Arias. Fue así que al mes siguiente fueron allanados, detenidos e imputados.
A Chamorro le encontraron diez líneas telefónicas activadas con plan prepago. Una de ellas era usada para amenazar a la comerciante en nombre de ese tal “Mono” que no existía.



