Un tribunal resolvió condenar a prisión perpetua este lunes a un joven de 22 años como coautor de un homicidio cometido en julio de 2020 en barrio Tío Rolo. El juicio oral tuvo su comienzo el 20 de marzo con Miguel Ángel “Miguelito” Núñez en el banquillo como uno de los homicidas de Javier Alejandro Miño, muerto de 23 disparos cuando tenía 21 años.

A las 20.20 del lunes 6 de julio de 2020, plena cuarentena por coronavirus, Miño charlaba con un vecino a metros de su casa. Estaban en bulevar Avellaneda al 6600, casi esquina Pasaje 2127, cuando el conductor de un Renault Sandero frenó en el medio de la calle y cerca de ellos. Del vehículo bajaron dos personas que le dispararon 23 tiros. Miño se desplomó y falleció casi en el acto producto de múltiples heridas de arma de fuego a la altura del tórax.

En el legajo fiscal, consta la participación en el crimen de un adolescente apodado Chulo, que es hijo de Oscar “Manco” García, conocido en las crónicas policiales por ser el propietario de un distribuidora de Lamadrid y Constitución, barrio Plata. Un comercio que en los últimos años fue blanco de allanamientos y ataques a tiros, algunos de ellos fatales. Como el que el 20 de julio de 2021 le costó la vida al panadero Gaetano Di Bartolomeo, cliente ocasional del lugar que justo había ido a comprar bebidas.

Incluso, el propio Manco fue herido en ese lugar en septiembre de 2019 durante una emboscada que le costó la vida a un empleado, Cristian Beliz, y obligó al Manco a desplazarse en silla de ruedas desde entonces.

Durante la investigación del caso Miño, Núñez y Chulo cayeron durante un allanamiento de la División Homicidios en esa distribuidora, en noviembre de 2020.

El crimen de Miño fue calificado como homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o mas personas y por la participación de un menor de edad en concurso real con portación ilegítima de arma de guerra.

Cinco días antes de ser asesinado, a Miño lo habían perseguido a tiros desde un auto Peugeot de modelo viejo pero entonces logró esconderse en la casa de un vecino.

El conflicto, según testimonios reunidos en la investigación, había comenzado en un baile en el que “se agarraron a piñas” y tras el cual Miño presentó una denuncia contra Núñez: “Este pibe quedó preso y le dijo que se iba a vengar. Estuvo un par de días preso y después salió”. 

El proceso concluyó este lunes. Las juezas Andrea Aronne, Paula Álvarez y Paola Aguirre condenaron a perpetua a Núñez.

El defensor del imputado indicó al comienzo del debate que su defendido había reconocido su culpabilidad en una audiencia previa y que con aquella declaración dejó en claro que no había un plan premeditado ni participó un menor de edad (a quien también defiende). Por esta razón había solicitado al tribunal que sea condenado una pena cercana al mínimo legal.