A las 11.56 de la mañana, Javier Milei juró como nuevo presidente de la Nación en el Congreso Nacional. La vicepresidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, abrió la sesión de la Asamblea Legislativa, para tomarle juramento al presidente electo. Cristina habló desde el momento en que llegó. Su gesto de fuck you a las personas que la estaban insultando, no pasó desapercibido al igual que el color rojo en su vestimenta, que denota poder, fortaleza y destacarse del resto. Se la vio con una sonrisa irónica cuando Milei y Villarruel ingresaron al Congreso, quizás para indicar la falta de experiencia en ese recinto que tienen los flamantes dirigentes.

La ahora ex vicepresidente, estuvo molesta todo el tiempo. Se movía de un lado para el otro y se ponía las manos en los bolsillos cuando juraban y firmaban Milei y Villarruel. El balanceo es ansiedad reprimida y querer salir cuanto antes de esa situación que me genera incomodidad. Meter la mano en los bolsillos, es una falta de respeto ante ese acto solemne. Es decir, no tiene importancia y además estoy escondiendo la tensión y la negatividad. Se notó cierta simpatía y complicidad con el ahora presidente, pero cero empatía con Villarruel a la que miró muy poco y saludó de manera rápida y distante.

El intercambio de Cristina Kirchner y Javier Milei. (captura de video)

La presencia casi imperceptible de Alberto Fernández, demostraba el apuro del ahora ex presidente por terminar con esa situación. No le dio la mano a Milei cuando le entregó el mando, sólo le tocó el brazo y salió muy rápido del lugar.

La ahora vicepresidenta se la notó cómoda y feliz en su nuevo puesto. No dejó de sonreír y su tono de voz en el juramento expresaba seguridad. La elección del color blanco en su vestimenta no es azarosa ya que se asocia con la claridad, simplicidad y elegancia. Además fue el color elegido por Karina Milei y Fátima Flórez (destacamos que con estas temperaturas durante el día, no es recomendable usar tonos oscuros porque "atrapan" el calor).

Villaruel de traje claro junto a Milei (EFE)

Javier Milei

Al salir del hotel rumbo a su juramento, llevaba una carpeta, muletilla de objeto (necesito tener algo en la mano para estar seguro). No era necesario, debido a que se la podían alcanzar en el momento que la necesitara. Al ver a la multitud que lo esperaba, se llevó la mano en el pecho, indicando que los tiene en su corazón.

Se lo pudo ver vestido de impecable traje gris grafito de la marca francesa Rochas, camisa celeste y corbata de seda gris oscura. Esta vez, llevó el saco abrochado como indica el protocolo, detalle que no cumplió en los debates.

Milei rompió con la tradición de dar el discurso de asunción frente al pleno de la Asamblea Legislativa y lo hizo afuera del edificio, frente a sus simpatizantes. Esto puede indicar que su poder no está en el Congreso, sino en la gente que apostó a su mandato. Además puede mostrar una copia del modelo norteamericano, en el que hablan frente al público.

En su discurso fue coherente con el que vimos en campaña. El "Hola a todos" (de la canción de La Renga, Panic Show, que lo acompañó en sus apariciones) en el inicio de su alocución y el cierre con "Viva la libertad carajo" revelaba que mantiene la personalidad que lo llevó a ser presidente de los argentinos. Sigue eligiendo leer sus discursos y usar lentes (barrera) de acercamiento.

Milei pronunció su primer discurso como presidente en las escalinatas del Congreso.

A pesar de que no es recomendable seguir un papel cuando se habla a la audiencia, usó bien los tonos, la seguridad y el énfasis en determinadas frases que lo merecían. Se lo notó mucho más seguro que en los debates y sin equivocaciones al hablar. No usó mucho sus manos, mientras leía, pero sí en varias ocasiones mostró su puño cerrado indicando fuerza, desafío.

Continúa con su costumbre de citar una gran variedad de autores como el economista español Jesús Huertas de Soto o Alberto Benegas Lynch (h). También en su discurso citó un pasaje del Antiguo Testamento Macabeos 3:19 que dice: “En una batalla, la victoria no depende del número de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo".