Aunque sin bajar la guardia ni el objetivo de que el año que viene dejen finalmente sus cargos los jueces que exceden el límite constitucional de 75 años, el gobierno provincial celebró la novedad que se produjo en la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe: la decisión del secretario de Gobierno del máximo tribunal, Eduardo Bordas, de activar su jubilación.

En términos de organización del Poder Judicial, eso es tanto o más importante que la renuncia de un ministro. Esa persona contenía y consolidó un poder absoluto en la Justicia de Santa Fe”, resumió una fuente cercana al gobernador Maximiliano Pullaro, consultada sobre cómo tomó el Ejecutivo el anuncio que Bordas le hizo a los jueces de la Corte en la acordada de este martes.

Desde que asumió, hace 23 meses, Pullaro fijó como uno de sus objetivos renovar el máximo tribunal y buscó negociar con los jueces mayores de 75 años para que dieran un paso al costado. Eso ocurrió en parte con las renuncias de Mario Netri y María Angélica Gastaldi y con la ampliación de seis a siete miembros, que abrió la puerta a la llegada este año de Margarita Zabalza, Jorge Baclini y Rubén Weder.

La salida de Bordas —el hombre fuerte que durante las últimas tres décadas gobernó de hecho la Corte— era vista desde el pullarismo como condición imprescindible para generar un nuevo Poder Judicial.

La reforma constitucional sancionada en septiembre le dio aún más sustento a la pretensión oficial de recambio al incorporar explícitamente al texto de la Carta Magna que los jueces de todos los tribunales cesan a los 75 años sin posibilidad de prórroga. El gobierno provincial planteó un plazo: durante 2026 Rafael Gutiérrez, Roberto Falistocco y Eduardo Spuler —los tres que quedan de la vieja guardia— deben dejar sus cargos.

Spuler ya anunció que lo hará en septiembre del año que viene. Para el Ejecutivo, eso implica que “se autonomizó” de quien lo lideraba, Gutiérrez, y eligió irse “por la puerta grande, como Netri y Gastaldi”. Pero tanto Gutiérrez como Falistocco dieron en los últimos días señales en sentido contrario.

El primero, según trascendió en Unidos, habría discutido fuerte con Pullaro en una reunión que mantuvieron la semana pasada. El planteo del juez, que llegó a la Corte durante la segunda gobernación de Carlos Reutemann, fue que lejos de irse, su voluntad es presidir el máximo tribunal en 2026.

El segundo, que asumió incluso antes —cuando el gobernador era Víctor Félix Reviglio—, dio este martes una entrevista en la ciudad de Santa Fe donde también manifestó su deseo de permanecer: “Yo lo comparo siempre con el fútbol. Todavía estoy con ganas y mientras uno tenga ganas de salir a la cancha hay que jugar con toda la responsabilidad que exige este tipo de cargos”, afirmó.

Los pasos al costado de Spuler primero y de un histórico como Bordas resaltan, desde el punto de vista del Ejecutivo, el contraste. “Esto es parte del ciclo cumplido. Hay gente que se da cuenta de eso y se va”, dicen cerca de Pullaro.

Bordas era, según coinciden fuentes del Ejecutivo y de Tribunales, quien realmente gobernaba el Poder Judicial. Llegó en 1991 a la Secretaría de Gobierno de la Corte y en 1999 una acordada del máximo tribunal le delegó el control administrativo de la Justicia. Es decir, hace 26 años que es una suerte de gerente que controla licitaciones, compras, obras públicas y designaciones de uno de los tres poderes del Estado y una de las cajas más cuantiosas de la Provincia.

En la comunicación a los cortesanos, el poderoso funcionario no especificó desde cuándo dejará el cargo. Fuentes judiciales estiman que será durante el primer semestre del año que viene.

Una primera lectura es que su salida fortalece la postura del gobierno. “Era una de las cosas que habíamos planteado como eje fundamental del cambio en la Justicia”, recuerdan en estas horas desde el entorno del gobernador. Y debilita la de Gutiérrez, ante quien Bordas siempre se mostró leal, y también la de Falistocco, con quien mantiene muy buena relación.

En ese sentido, en el Ejecutivo insisten en que buscarán una solución “por las buenas”, es decir, sin recurrir al decreto de cese que permanece como amenaza latente para los jueces mayores de 75 años. “Vamos a trabajar para que se entienda que hay límites que fija la ley y que se tienen que respetar. De seis ya hay cuatro que lo comprendieron (Netri, Gastaldi, Spuler y ahora Bordas)”, remarcó una alta fuente de la administración provincial.

Pero dentro de Unidos hay dirigentes que ven en el anuncio de jubilación de Bordas una última maniobra de la vieja guardia: intentar imponer antes de que se complete el recambio en la Corte un sucesor en la Secretaría de Gobierno por la línea del Poder Judicial. Es decir, alguien afín al statu quo que tiene a Gutiérrez como figura emblemática, y no al cambio que impulsa el Ejecutivo.

Un legislador que adhiere a esa teoría encadena los hechos: sostiene que Spuler, antes de las elecciones nacionales, dejó trascender que se iría en febrero, pero que luego, al oficializar la renuncia, la pateó siete meses hacia adelante. Y que pocos días después, Gutiérrez le dijo a Pullaro que en lugar de irse su voluntad es presidir la Corte hasta 2027.

La interpretación es que, envalentonados por la derrota electoral del oficialismo en octubre, los cortesanos históricos quieren volver a interpretar una melodía que les es familiar: la de la canción Resistiré.

Eso anticipa otra puja de peso, determinante para que se agilice o no la transformación del Poder Judicial: quién será el próximo presidente de la Corte en esta nueva etapa, en la que las relaciones internas de fuerza ya no son las que eran.