El tabaco mata hasta a la mitad de las personas que lo consumen y también genera daños ambientales, desde su cultivo y producción hasta su distribución, con emisiones de gases de efecto invernadero que equivalen a 84 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono en todo el mundo, señalaron especialistas y pidieron que el Congreso de la Nación ratifique el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco.

María Cecilia Cortés, médica cardióloga e integrante de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), explicó que "el tabaquismo continúa siendo uno de los principales factores de riesgo prevenibles para las enfermedades crónicas no transmisibles, como enfermedades respiratorias, cardiovasculares y oncológicas. Es una adicción que se sustenta en una triple dependencia física, psicológica y socio-conductual".

En nuestro país el 22,2% de la población adulta consume tabaco, según la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en 2018, y muestra una tendencia descendente respecto al 2005, donde el porcentaje alcanzaba al 29,7%.

El tabaco mata cada año a más de 8 millones de personas en todo el mundo y "destruye nuestro medio ambiente, perjudicando aún más la salud de las personas", según la OMS que este año impulsa la campaña "El tabaco, una amenaza para nuestro medio ambiente" para que los consumidores tengan un motivo más para dejar el cigarrillo.

Bajo ese lema, organizaciones civiles y médicas buscan alertar sobre las actividades de la industria tabacalera que dañan el planeta, además de exigir que eliminen sus acciones de responsabilidad social corporativa o empresarial.

"Son programas que lavan su imagen y las muestran como empresas preocupadas por el bienestar de los ciudadanos y el ambiente cuando todo el ciclo del tabaco, desde el cultivo hasta la eliminación de las colillas de cigarrillos, contamina", indicó a Télam María Elisabet Pizarro, médica especialista en Neumonología y codirectora de la Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC).

Cada año se destruyen unos 3,5 millones de hectáreas de tierras para cultivar tabaco, se emiten 84.000.000 de toneladas métricas de dióxido de carbono a la atmósfera que aumentan la temperatura del planeta, y se utilizan 22.000.000.000 de litros de agua para fabricar cigarrillos, según datos de la OMS.

"Esta apropiación de agua por parte del cultivo de tabaco tiene implicancias ambientales y sociales", aseguró a Télam Martín Alejandro Iribarnegaray, doctor en Ciencias Biológicas e investigador adjunto del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Energía No Convencional (Inenco) de la Universidad Nacional de Salta.

"Es un monocultivo con alto impacto en la degradación del suelo, ya que demanda gran cantidad de nutrientes, en casi todos los casos provistos mediante fertilizantes, y gran cantidad de pesticidas y herbicidas", explicó Iribarnegaray y agregó que el tabaco "ostenta un consumo muy grande de agua para riego, lo que provoca muchas veces una competencia por el recurso entre los usos productivos versus el uso para consumo humano".

De acuerdo a estudios realizados en el Inenco, el cultivo de tabaco en el área metropolitana del Valle de Lerma, en la provincia de Salta, demanda una cantidad de agua equivalente al consumo anual de aproximadamente la mitad de la población de la ciudad de Salta.

Respecto a la contaminación del agua, el investigador precisó que se da "principalmente a nivel de agua subterránea, ya que los suelos, en el caso del Valle de Lerma, son muchas veces muy infiltrantes" y advirtió que "el cultivo de tabaco es intensivo en el uso de fertilizantes, pesticidas e insecticidas".

Para proteger a la población contra las consecuencias sanitarias, sociales, ambientales y económicas del consumo de tabaco y de la exposición al humo, diversas asociaciones médicas renuevan este año el pedido para que el Congreso ratifique el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco.

"Argentina tiene la Ley Nacional de Control Antitabaco del 2011 que contempla ambientes libres de humo, restricción de publicidad, y advertencias sanitarias", explicó Pizarro, codirectora de FIC.

"Pero no ha ratificado el Convenio Marco vigente desde el 2005 que insta a los Estados a adoptar medidas con máximos estándares para el control del tabaco", indicó la médica y señaló que ya fue presentado un proyecto de ley en el Senado para la ratificación del acuerdo.

Las disposiciones claves que establece el tratado mundial de salud pública incluyen la prohibición total de la publicidad, promoción y patrocinio de los productos de tabaco; advertencias sanitarias con imágenes en el empaquetado de los cigarrillos; protección total de la exposición al humo de tabaco ajeno en todos los lugares de trabajo interiores, lugares públicos cerrados y transporte público; aumento de impuestos al tabaco y medidas para reducir el comercio ilícito de productos de tabaco.

El pacto también aborda otras cuestiones como la reglamentación del contenido de los productos de tabaco, el control de la divulgación de información sobre estos productos, las ventas a menores, medidas de reducción de la demanda relativas a la dependencia y al abandono del tabaco; y estrategias para la investigación, vigilancia e intercambio de información.