Desde paracetamol hasta antihistamínicos, estatinas, medicamentos para el asma y antidepresivos, está surgiendo evidencia de que estas drogas –muchas de ellas de uso común– pueden volvernos impulsivos, iracundos o inquietos, disminuir nuestra empatía por los extraños e incluso manipular aspectos fundamentales de nuestra personalidad, como cuán neuróticos somos.

Según informó BBC Mundo, Beatrice Golomb, directora de un grupo de investigación de la Universidad de California (Estados Unidos) recogió información de pacientes norteamericanos: historias de matrimonios destruidos y carreras arruinadas.

En casi todos los casos, los síntomas empezaron cuando comenzaron a tomar estatinas, y todo regresó a la normalidad cuando dejaron el fármaco. En la mayoría de las personas, estos cambios son extremadamente sutiles, para algunos otros, también pueden ser dramáticos.

Golomb detectó que la mayoría de los pacientes tienen dificultad para reconocer sus propios cambios de comportamiento, y mucho más para conectarlos con sus medicamentos.

El cuadro se agrava cuando analizamos la cantidad de droga –recetada o de venta libre– que consumimos. Solo Estados Unidos compra 49 mil toneladas de paracetamol al año, equivalente a aproximadamente 298 tabletas de paracetamol por persona.

Dominik Mischkowski, investigador sobre el dolor de la Universidad de Ohio, EE.UU. descubrió que el parecetamol reduce significativamente nuestra capacidad de sentir empatía positiva

Técnicamente, el paracetamol no cambia nuestra personalidad porque sus efectos duran solo unas pocas horas y pocos lo tomamos de forma continua. Pero Mischkowski enfatiza que necesitamos estar informados sobre la forma en que nos afecta.

Atención: este artículo brinda solo información general y no es un sustituto de recomendaciones médicas. Siempre consulta con tu médico ante cualquier duda.