Junto al apoyo de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) y la Organización Panamericana de la Salud, Bolivia, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay fortalecieron la vigilancia, la atención clínica y la participación comunitaria, contribuyendo a contener la epidemia que constituye el dengue.
Trabajar en conjunto
Un año atrás, Bolivia enfrentaba un aumento significativo de casos de dengue. La situación encendió las alertas de autoridades de salud y, a partir de allí, se comenzó a evaluar cómo intensificar la vigilancia epidemiológica y fortalecer el manejo clínico para contener una epidemia que, a nivel nacional, alcanzó en 2024 alrededor de 59.000 casos.
Desde la OPS se diseñó, junto a las autoridades del país, una estrategia que permita fortalecer la atención clínica. En este aspecto, más de 200 profesionales de salud recibieron capacitación para mejorar la capacidad de detección oportuna, clasificación adecuada y tratamiento de pacientes con dengue que, en su forma grave, puede ser mortal.
En primer lugar, se identificaron líderes clínicos en dengue para conformar la Red Nacional de Expertos Clínicos, integrada por personal de salud en la primera línea de atención a pacientes con sospecha de la enfermedad. Posteriormente, se definieron prioridades temáticas y se llevaron adelante entrenamientos en distintos puntos del país, especialmente en Santa Cruz ya que fue el departamento con más transmisión. Estas actividades lograron estandarizar, actualizar y fortalecer los conocimientos para diagnosticar, clasificar y tratar el dengue.
“Se ha optimizado el manejo de los pacientes con dengue para protocolizar la atención desde un hospital de mayor complejidad hasta un centro de primer nivel o un puesto médico”, explicó la doctora Eliana Vega, del Hospital Francés de Santa Cruz, Bolivia.
Para las familias, el fortalecimiento de la atención clínica también marcó una diferencia tangible. Amalet Angulo, madre de Jaime Manuel, quien estuvo hospitalizado por dengue en el Hospital Francés de Santa Cruz, recuerda el alivio que sintió al llegar al servicio de salud: “Cuando uno va al médico, te da una confianza y te sentís segura al llegar a un lugar donde sabes que están capacitados para atender, porque no estás llevando a cualquier persona, estás llevando a tu hijo”.
Jaime Manuel, su hijo, que al principio no creía en la gravedad de la enfermedad, cambió de opinión al ingresar a terapia intensiva: “Cuando alguien va a terapia intensiva es porque está muy grave, y tan grave será esto (por el dengue), yo mismo me pregunté. Ya cuando fui a terapia intensiva era el único que estaba despierto porque los demás estaban entubados”, cuenta.
Una respuesta regional y coordinada
Las acciones en Bolivia formaron parte de una respuesta más amplia al brote de dengue que la OPS impulsó en cinco países, con financiamiento de la Unión Europea. Además de Bolivia, el proyecto abarcó Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay.
La región de las Américas atravesó la mayor epidemia de dengue desde que existen registros en 1980. En 2023 se reportaron más de 4,5 millones de casos, entonces un récord histórico, pero en 2024, la cifra se triplicó, superando los 13 millones de casos, con más de 23.000 casos graves y 8.400 fallecimientos.
Si bien Brasil concentró el 90% de los casos, los cinco países seleccionados registraron las tasas de incidencia más altas de la región. En Centroamérica, Guatemala (188.585 casos), Honduras (177.209) y Panamá (37.231) representaron el 36% de los casos en la subregión. En el Cono Sur, Bolivia y Paraguay notificaron 346.224 casos sospechosos, de los cuales el 85% correspondió a Paraguay.
El dengue cuenta con cuatro serotipos y, cuando arriba uno nuevo, muchas personas no cuentan con defensas contra él, por lo que más gente puede enfermarse a la vez. Además, quienes ya padecieron dengue, pueden enfermarse de forma más grave con un serotipo diferente. Esta situación incrementa la incidencia y puede generar presión en los sistemas de salud. En Centroamérica, el aumento de casos estuvo impulsado por condiciones cálidas y lluviosas, y se vio agravado por el retorno del serotipo 3 del dengue (DENV-3) después de más de una década de baja circulación. Este serotipo representó más de 80% de los casos detectados.
En Bolivia y Paraguay se utilizaron evaluaciones de riesgo actualizadas y datos de vigilancia entomológica para anticiparse al periodo de mayor transmisión, especialmente ante la posibilidad de que el serotipo DENV-3 reapareciera en una región donde DENV-2 había predominado en años recientes.
Como ambas subregiones se encontraban en diferentes fases del ciclo anual de la transmisión del dengue, las actividades del proyecto adoptaron enfoques distintos. Los países centroamericanos se enfocaron en la atención oportuna y de calidad durante la fase de alta transmisión, y los países sudamericanos priorizaron la preparación temprana para la siguiente temporada. En los cinco países, la OPS trabajó con los ministerios de salud para fortalecer capacidades a largo plazo e incorporar estas mejoras en la práctica rutinaria de salud pública.
El fortalecimiento de las capacidades de los equipos de salud contribuyó a la mitigación de la epidemia. Más de 31.800 profesionales fueron capacitados en manejo clínico del dengue y más de 22.000 en vigilancia y control de vectores, mediante modalidades presenciales y virtuales. Además, el proyecto apoyó la elaboración de las primeras directrices mundiales para el manejo de dengue grave en unidades de cuidados intensivos.
“Nadie debería morir por dengue. Tenemos las herramientas y el conocimiento para detectar un dengue grave, tratarlo y salvar vidas”, señaló Sylvain Aldighieri, Director del Departamento de Prevención, Control y Eliminación de Enfermedades Transmisibles de la OPS. “La magnitud de esta epidemia demostró que la respuesta al dengue requiere coordinación intra y extra sectorial en todos los niveles”, añadió.
De este modo, los países avanzaron en consolidar sus sistemas de salud pública, incorporando mejoras duraderas en sus estrategias de respuesta. Entre ellas se incluyó el fortalecimiento de las salas nacionales de vigilancia epidemiológica para mejorar el monitoreo y la toma de decisiones basadas en evidencia, la integración de redes de expertos clínicos en dengue para brindar apoyo remoto y la provisión de insumos esenciales y herramientas diagnósticas a los servicios de salud locales.
En abril de 2025, al cerrarse el proyecto, los cinco países habían registrado una reducción promedio del 70% en los nuevos casos de dengue en comparación con el promedio de los últimos cinco años. Si bien esta disminución responde a múltiples factores, las acciones implementadas contribuyeron a fortalecer las capacidades nacionales en vigilancia, manejo clínico y control vectorial, apoyando los esfuerzos de los ministerios de salud para mitigar el impacto de la epidemia.
En 2024, 23 países de las Américas reportaron epidemias de dengue llegando a la notificación histórica de más de 13 millones de casos de esta enfermedad en un solo año. La OPS estima que cerca de 500 millones de personas en la región están actualmente en riesgo de contraer la enfermedad. Junto a sus socios, la OPS continúa trabajando para mejorar la preparación, crear sistemas de salud más fuertes, y promover respuestas que integren salud y medio ambiente, protegiendo a las comunidades frente a futuros brotes de dengue.
Paraguay: Fortalecer al personal sanitario
Con el apoyo de la OPS, más de 600 profesionales de la salud Paraguay fueron capacitados en diagnóstico y manejo clínico del dengue. Además, se entregaron equipos médicos especializados, incluyendo 500 esfingomanómetros pediátricos, para mejorar la atención oportuna en niños afectados.
Por ejemplo, en la ciudad de Encarnación, Paraguay, se desarrolló un show de títeres educativo dirigido a niños de primaria, para enseñar la importancia de eliminar los criaderos de mosquitos. Los niños se convirtieron en agentes de cambio, llevando mensajes de prevención a sus hogares y comunidades.
El espectáculo, presentado en distintas escuelas del país, transformó el aprendizaje en una experiencia lúdica que fomenta la conciencia ambiental y sanitaria para controlar al mosquito Aedes aegypti desde la infancia.
Panamá: brigadas escolares contra los mosquitos
La Brigada Caza Mosquitos, respaldada por la OPS y liderada por el Ministerio de Salud de Panamá, involucró a estudiantes y comunidades en la lucha contra el dengue, zika y chikunguña. El programa promovió la conformación de brigadas escolares encargadas de identificar y eliminar criaderos de mosquitos en casas, escuelas y entornos comunitarios, a través de acciones educativas y preventivas.
Fuente: OPS/PAHO.



