El ayuno intermitente, una práctica que marca tendencia como un nuevo hábito alimentario para bajar de peso o mantenerlo, es desaconsejado por especialistas en nutrición, quienes consideran que puede desatar trastornos alimenticios y no ser saludable, de cara al Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora cada 16 de octubre.

Laura Malvina, de 63 años, vive en el partido bonaerense de San Martín y realiza ayuno intermitente hace tres meses, durante seis días a la semana.

"Lo conocí buscando una dieta que se adapte a mí. Siempre hice dietas y tuve problemas con el sobrepeso, escuché sobre esto y lo busqué por Internet", contó a Télam Laura, quien lleva adelante esa práctica "de manera intuitiva" y viendo videos por Youtube, sin el acompañamiento de un nutricionista.

Su rutina incluye estar 20 horas sin comer, tiene una "ventana" de cuatro horas para un desayuno y almuerzo, y luego sólo ingiere líquidos como infusiones y jugos, pero para algún "evento especial" como un cumpleaños "la deja", según detalló.

"No extraño mi manera de comer anterior. No solo veo resultado en el peso sino noto una sensación linda en el cuerpo, como que me conecté con la espiritualidad. En las religiones se habla mucho del ayuno y ahora entiendo porqué", expresó la mujer que asegura haber logrado bajar de peso de manera lenta y sostenida.

Pero frente a las personas que defienden el ayuno intermitente para bajar de peso, se paran los nutricionistas que desaconsejan la práctica y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que no la incluye entre sus recomendaciones para prevenir la obesidad y otras enfermedades crónicas.

"El ayuno intermitente es una modalidad de alimentación y restricción alimentaria. Hay ayunos de 12 horas, 16 y hasta 24. También con días alternos de ayunos e ingestas a libre demanda", explicó a Télam Silvina Tasat, licenciada en nutrición y vocal titular del Foro de la Alimentación, la Nutrición y la Salud (Fanus).

La especialista recordó que los ayunos existen "desde tiempos inmemoriales, tienen que ver con la espiritualidad y lo religioso", pero afirmó: "No tienen que ver con la pérdida de peso".

Además, precisó que tener ayunos de 24 horas "no son fáciles de sostener" porque los alimentos son el "combustible" de nuestro organismo.

"Hacemos ayuno fisiológicamente todas las noches al dormir", sostuvo Tasat sobre las horas en que el cuerpo procesa lo ingerido durante el día, y destacó que por eso "el desayuno es cortar con el ayuno".

El problema con este tipo de alimentación es que si hay algún trastorno alimentario, puede "exacerbarlo" y convertirse en "una práctica peligrosa" que no crea hábitos de alimentación saludable.

Para Tasat, "no hay evidencia científica de que la gente que lo hace tiene una pérdida significativa de peso mayor que con cualquier plan de alimentación hipocalórico tradicional y las experiencias particulares no se pueden extrapolar a la población en general".

Según datos de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), casi un 15% de la población argentina tiene algún trastorno alimentario.

En la misma línea, Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en nutrición y secretaria de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), detalló que "estas dietas de moda para perder peso pueden exacerbar los trastornos de alimentación como la bulimia y anorexia, o llevar a atracones".

"Son dietas que no se sostienen en el tiempo y los pacientes no bajan más de peso que con una dieta donde le enseñás a la persona a tener una alimentación saludable", dijo a Télam y remarcó que todo plan de alimentación debe respetar cuatro leyes: cantidad, calidad, armonía y adecuación.

Por otro lado, Yamaguchi indicó que dietas como el ayuno intermitente llevan a la persona a desnutrirse y cuando bajan muchos kilos "de golpe" no solo pierden grasas sino músculos, lo que hace que el cuerpo saque las proteínas del tubo digestivo o hueso, generando osteoporosis.

Maximiliano Costa, de 35 años, vive en el barrio porteño de Palermo, y realiza ayunos intermitentes hace 6 meses por sugerencia de un amigo que, según dijo a Télam, "sabía bastante, y tenía una hermana personal trainer que hacía running".

Comenzó haciendo 12 horas de ayuno para luego pasar a 16. "Lo tomé como costumbre y lo hago de forma constante. Ceno a las 21 horas y al otro día almuerzo a las 13", contó, mientras el resto de las horas ingiere mate, café o té.

Con respecto a la motivación para comenzar con esta práctica, argumentó que fue "para mejorar la salud y no sobrecargar el sistema digestivo".

"Me siento físicamente mejor, controlo más el peso. Bajo mi ansiedad por la comida y me alimento bien pero menos veces al día de lo que se acostumbra", describió. "Si rompes el ayuno con una medialuna, no es positivo", agregó y explicó que en esos casos es mejor apelar a alimentos saludables.

Costa reconoce no haber consultado con algún especialista antes de iniciar esta práctica, que evaluó como una moda de las personas que tiene más de 30 años.

"No es morirse de hambre, si no das más, comés, pero yo llego a las 16 horas normal, no llegó hambriento", insistió.

En cuanto a los adeptos a este tipo de dietas que se conocen como "detox" porque buscan una limpieza o purificación del organismo, Yamaguchi reforzó la idea de que "el cuerpo no se necesita limpiar".

"Los influencers y famosos no son médicos ni nutricionistas, por eso dicen depurar o limpiar el organismo, pero eso no existe. Para desintoxicarse hay que estar intoxicado", manifestó.

De esta manera, apuntó a no demonizar a los alimentos.

"No está mal que una persona quiera comer un helado o una medialuna, está mal que se quiera hacer todos los días. Como también que te alimentes todos los días de lechuga y tomate, porque ahí también te van a faltar nutrientes", concluyó.

El 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación 2022, para concientizar a las personas sobre los problemas alimenticios del mundo.