En Países Bajos, una cadena de supermercados habilitó en sus sucursales, cajas lentas. En las mismas, quienes las eligen, pueden tomarse todo el tiempo del mundo, entre otras cosas pueden hablar para sentirse escuchados. Una ayuda para la gente que vive y se siente en soledad.
Cajas lentas en un mundo en vértigo
Ante esta noticia, el CENTRO CULTURAL DE LA SALUD, le solicitó a Jorge Libman, psicólogo, especialista en psicología psicodinámica, su punto de vista: “creo que es interesante poner el ojo en notas que pasan muchas veces desapercibidas ante la gran cantidad de noticias de alto impacto. Se pasan de largo estas noticias como así también la problemática misma: la soledad de los adultos mayores y de grandes porciones de la población a nivel global.
Ésta es una iniciativa que nos da mucha ternura porque, creo, que se está queriendo hacer una contribución pequeña, aunque significativa, en dirección a prestar más atención a estos grupos y a la vez evitar quedar tanto tiempo enredados en las redes sociales, dedicando más tiempo a escucharnos, a conversar y acompañar al otro.
El aislamiento que guardamos durante la pandemia nos ayudó a darnos cuenta de cuánto perdíamos. Tengamos en cuenta que el mismo afectó en mayor medida a la población de adultos mayores que requieren, además de que se respete su autonomía, ser escuchados en aquellas cuestiones cotidianas en las que las relaciones persona a persona adquieren relevancia. Esas personas merecen tiempo para ser escuchados y reconocidos. Cuestiones simples: una mirada, una palabra, escucharlos, sonreírles. Algo natural que, sin embargo hoy, se está perdiendo o está ausente en muchas personas.
Sabemos lo que es la soledad. La soledad del aislamiento. La soledad del desamparo. Nos referimos, en esta ocasión, a la soledad de aquellos que no tienen con quien hablar.
La pregunta es, ¿cuántas iniciativas podemos tener como sociedad civil para acompañar a quienes necesitan de compañía? Sin lugar a dudas, muchas. Sólo recurro a una cuestión que es frecuente de ver, cuando a una persona mayor se le dedica tiempo y nos disponemos a escucharla se le nota cierta alegría y agradecimiento. Como que su persona le interesa al otro.
Por eso me pareció muy creativa esta iniciativa de la “caja lenta” del supermercado, como si dijera “si desea charlar, acá lo escuchamos”. La contraposición se da en centros comerciales que no son atendidos por ninguna persona, donde no hay contacto humano. Que esto pase en un lugar comercial tiene una gran carga simbólica que nos debe alentar a los integrantes de la sociedad civil a fomentar lugares de conversación y escucha. Creo que esto es tarea del estado en sus diferentes niveles, y también es materia para que se ocupen ONGs, redes solidarias u otros organismos sin fines de lucro. Además de otras iniciativas privadas como la creación de grupos con iniciativas artísticas y/o recreativas en las cuales se incentive un “conversatorio”. Sería prestar atención y dedicar tiempo para asistir a quienes sufran DESAMPARO EMOCIONAL. Será un modo de ayudar a personas que lo necesita; además de ayudarlos a que vivan mejor.
Será un modo de salvar vidas, ya que vemos mucha gente sola que se termina enfermando por sentir que su existencia no le importa a nadie y muere de tristeza.
Tengamos en cuanta que la presencialidad es la mano extendida, es ofrecer ese contacto físico, tan necesario para quien se siente no tenido en cuenta.
Es pensar en el semejante pero sabiendo que cada uno es el semejante. Todo lo que hagamos para el semejante me va a volver a mí, también.
Debemos estar atentos para percibir el atronador y ensordecedor sonido de la soledad.
*Jorge Libman, psicólogo, especialista en psicología psicodinámica, matrícula 2231 Consultorio, Alvear 1478, 3er Piso Rosario



