El rubro Alimentos impusló la inflación de marzo para que el Índice de Precios al Consumidor que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) mostrara un nuevo récord en los últimos 30 años, al registrar un aumento general de 6,7 % mensual, en tanto el incremento acumulado de los últimos doce meses fue de 55,1 %.

En el caso de los alimentos y bebidas alcohólicas, la suba fue de 7,2% respecto del mes anterior y de 59,7 % en el acumulado anual.

Por su parte, la inflación acumulada en lo que va del año ya supera el 16,1% en el nivel general y de 20,9 % en alimentos y bebidas no alcohólicas.

"La suba de Alimentos y bebidas no alcohólicas (7,2%) fue la de mayor incidencia en todas las regiones. Dentro de la división se destacó el aumento de Pan y cereales; Leche, productos lácteos y huevos; Carnes y derivados; y Azúcar, dulces, chocolate, golosinas, etc", destaca el organismo.

Por su parte, en los últimos 12 meses se destaca la suba de más de un 60 % en un conjunto de productos que conforman la canasta alimentaria y otras de elementos de primera necesidad para el consumo del hogar. Por ejemplo, el tomate redondo mostró en el Gran Buenos Aires (GBA) un incremento de 167,1 %; el café molido 123,4 %; el vino común una suba de 103,5 %; los huevos 87,4 % y el dulce de leche 78,1 %; entre los primeros productos cinco con mayor incremento.

El pan también muestra un alza preocupante: el de mesa tuvo un aumento de 76,8 % anual, así como el pan francés tipo flauta un 69 %. En cuanto a las carnes, los valores superan también el promedio: nalga 63,6 %; cuadril 62,5 %; paleta 59,5%; carne picada común 57,5 %; mientras que el pollo subió 58 % y el filet de merluza 65,9 %, en términos interanuales.

Asimismo, entre los precios regulados se destacó el aumento de cigarrillos, que impactaron en la división Bebidas alcohólicas y tabaco (5,7%); la cuota de la medicina prepaga, dentro de Salud (5,0%); los combustibles, en Transporte (5,5%); y el servicio de telefonía móvil, dentro de Comunicaciones (3,4%).

Frente a este feroz aumento en el costo de vida, tras más de cuatro años de pérdida de los salarios reales, de las jubilaciones y los ingresos populares, cobra total importancia un aumento de emergencia de los salarios y de las jubilaciones, con un salario mínimo que cubra por lo menos el costo de la canasta familiar. Asimismo, para evitar que se sigan deteriorando los ingresos populares frente a la remarcación de las grandes empresas y supermercados, los salarios y las jubilaciones deben incrementarse mes a mes automáticamente según el ritmo inflacionario.