No es cosa de todos los días ver que uno de los financistas más importantes de la ciudad, como lo es Luis Herrera, ingrese esposado y fuertemente custodiado a una audiencia judicial para escuchar cómo lo imputan por estafa, administración fraudulenta, lavado y asociación ilícita, como ocurrió esta semana en Centro de Justicia Penal de Rosario.

Sentado en el banquillo de los acusados, junto a su esposa (Marcela Fernández) y dos de sus hijos (Ignacio y Diego) permaneció los dos días de la audiencia (jueves y viernes) rodeado de dos o tres policías, según el momento, que tenían la orden de no despegarse de él. Quienes lo recuerdan con frente alta, impecable traje y fumando pipa en los coctails en el hall central de la Bolsa (toda una rareza ya que allí está prohibido fumar) percibieron en su rostro huellas de su caída. Incluso, uno de sus abogados le acercó una camisa para que esté más arreglado antes de iniciar el segundo día de audiencias.

Hasta que la jueza Paula Álvarez rechazara el pedido de prisión preventiva que pesaba sobre él, permitiéndole retomar la libertad el viernes hacia la noche (tras comprometer una caución de 3 millones de dólares y con la prohibición de salir de país y de tomar contacto con sus clientes) había pasado algo más de 72 horas detenido luego de que la Agencia de Investigación Criminal se lo llevara esposado en la parte de atrás de un patrullero ante la mirada de varios des sus vecinos de Alberdi.

Entre ellos hubo algunos aliviados como el encargado de un tradicional bar de la zona en la que Herrera suele desayunar ya que en los últimos tiempos el lugar se le alteró por los insultos a viva voz que recibía el financista. Hasta le llegó a pedirle que no se siente frente a la ventana para que no se exponga tanto. Y es que Rosario está muy caliente para jugar con fuego.

Uno de los hijos de Herrera, detenido.

Herrera no miró a los fiscales que lo imputaban y muchos menos a los ahorristas que la jueza Álvarez permitió hablar, dos de ellas entre lágrimas, que repetían que no podían creer que alguien en quién confiaban y respetaban "les había quitado los ahorros de toda la vida".

Nadie de la familia miró cuando una ahorrista contó que “Luis recibió dinero que le fue a depositar mi hijo una semana antes de que no pueda pagar más. Igual le tomó la plata sabiendo que no iba a poder devolverla. ¿Qué clase de hombre era?”. Fue una abogada querellante Liza Feldman quien expuso la actitud de Herrera. “Ni se dignó a mirarlas. No es el gesto de alguien que tenga voluntad de honrar sus deudas”, enfatizó.

Sus hijos tampoco miraron a los ahorristas. Solo su esposa tuvo ese gesto, sobre todo cuando invocaron a su padre, Paulino, recordando que fue un hombre de palabra y respeto y que por él habían ingresado a la agencia de Bolsa que terminó bajo comandó de su yerno y que hoy está suspendida por la Comisión Nacional de Valores (CNV), el órgano de control del mercado de capitales.

Mirando hacia abajo o con la vista en el horizonte, sólo observó directo a sus abogados y a la jueza. Tenía una carpeta con una hoja con anotaciones escritas en birome y sí cruzó palabras con sus hijos y su esposa. En una platea alta de la sala de audiencias, alejados de los ahorristas, abogados y periodistas que asistían, estaba su familia (nueras y otros hijos, de los 5 que tiene) observando en silencioso respeto todo los cruces entre fiscales y defensores.

“En la prensa hablan del Clan Herrera”, repitió en seis ocasiones el abogado de la defensa, Jorge Ilharrescondo, mirando a la línea de sillas en la que estaban sentados los cuatro imputados. Si bien lo decía como expresando molestia por el tratamiento de los fiscales y los medios contra la familia, caía de maduro que era una estrategia para victimizarlos en plena pelea (finalmente ganada) por lograr que la jueza no acepte el pedido de prisión preventiva. Es que fue el propio abogado quién así los bautizó y sirvió en bandeja el título a la prensa.  Pero viendo a toda una familia así dañada es imposible no pensar qué impulsa a una persona a terminar exponiendo así a los suyos. Y es que el caso Herrera invita a un descenso al lado oscuro de las finanzas y la justicia.

Vamos, entonces, a descender tres subsuelos

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Primer subsuelo

Luis Herrera es uno de los empresarios más ricos de la ciudad. Fue dos veces presidente del mercado de futuros Rofex, cuyo principal accionista es la Bolsa de Comercio de Rosario, y al que le imputaron el jueves 85 estafas por 5 millones de dólares.

“Es la punta del iceberg”, dijo el fiscal Miguel Moreno, a cargo de la Unidad de Delitos Económicos Complejos del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Es que a esos 5 millones hay que agregarle los 7 millones de dólares que declaró como acreencia al pedir su convocatoria (y en la que no figuran como acreedores quienes lo denunciaron penalmente), más unos 700 mil dólares en saldos líquidos de las cuentas de los clientes que invertían en Bolsa que se esfumaron, pero que nadie reclama, y sobre los que volveremos más adelante.

Y quienes conocen más de cerca el movimiento de su mesa de dinero (paralela a la agencia de Bolsa) saben que es mucho más los que se perdió pero que no quedó registrado porque eran dólares blue que recibía en efectivo. La cifra que se baraja en círculos financieros es de 30 millones de dólares. Pero, por momentos, esos 30 millones quedan cortos.

Oficiales de la AIC salen de la casa de Herrera, allanada esta semana

Herrera es uno de los artífices de las transformaciones institucionales del hoy Matba-Rofex, que convirtieron a esa plaza bursátil en referente nacional y latinoamericano con el contrato de dólar futuro como estrella. Y en lo profesional cargaba con el prestigio de ser un experto en hacer negocios en el mercado de futuro más grande del planeta, el Chicago Board of Trade.

Precisamente, ese know how en operaciones de alta complejidad y riesgo financiero (decía invertir en contratos de derivados que se hacen sobre otros contratos de derivados) en Chicago era el que usaba para argumentar porqué estaba en condiciones de pagar todos los años durante los últimos 20 años tasas de interés a sus clientes del 7% al 12% anual en dólares por sus colocaciones, un rendimiento que no se conseguía en ninguna otra parte, siempre hablando de negocios lícitos.

“Un verdadero mago de las finanzas”, según dijo, con fuerte carga de ironía, el fiscal Moreno durante la audiencia. Y es que Herrera, al tomar el dinero de sus ahorristas, les decía que era para integrarlos en distintos fondos con los que hacía operaciones en Chicago. Un tipo de operación que, al menos en Rosario, sólo hace otro ex alto ejecutivo del Rofex pero con un pequeño puñado de muy pudientes y selectos clientes que apuestan a ganar mucho pero también a exponerse a enfrentar pérdidas totales porque, por definición, se trata un alternativa de inversión muy riesgosa.

Nada que ver con el perfil de clientes que desfiló por el MPA para denunciar a Herrera, algunos de los cuales contaron en la audiencia de esta semana ante la jueza Paula Álvarez qué perdieron los ahorros de toda su vida. Una odontóloga, una docente jubilada, un empresario pyme, un director de escuela secundaria. Ninguno talla en perfil de un inversor a quien un agente de buena fe le debe recomendar que ponga los ahorros de su vida en un negocio altamente especulativo.

“¿Saben qué? No encontramos rastro alguno de sus operaciones en Chicago. Desde 2017 no hay nada que vincule a Herrera con Chicago. Nada. Nada de nada. Ni un banderín de Nueva Chicago encontramos”, disparó el fiscal Moreno. “Quédese tranquilo que ya le vamos a poder probar que Herrera invertía en Chicago a través de brokers”, le respondió Jorge Ilharrescondo, abogado defensor de Herrera. “Nos dicen que ya van a probar que Herrera invertía en Chicago. Pasó un año y todavía no pudieron hacerlo", retrucó Paul Krupnick, abogado de ahorristas querellantes.

Según la teoría del caso del fiscal, desde 2017 Herrera empezó a desviar los fondos de sus clientes para engrosar su patrimonio: propiedades, vehículos, acciones de empresas en los que eran director o tenía relaciones y títulos privados del mercado de futuros Matba-Rofex, que lo terminaron convirtiendo en el principal accionista a título personal no institucional. “Desde ese año armó un esquema ponzi o piramidal que en 2020 empezó a dejar de funcionar y se cayó en 2021”, dijo.

La jueza Álvarez rechazó el pedido de prision preventiva de los Herrera

Para eso se aprovechó de la confianza de ahorristas en la agencia de Bolsa Fernández Soljan, que llevaba por nombre el apellido de su suegro, Fernández Soljan, un empresario hoy fallecido muy respetado. Pero además de valerse de la reputación propia y heredada, usó la estructura de la agencia como plataforma operativa ya que convencía a ahorristas de que invertían allí para operaciones financieras cuando los fondos eran, eran en realidad desviados, a otra firma (Luis Herrera Futuros y Opciones) que canalizaba el dinero a otros destinos que los ahorristas no conocían.

“Hallamos casos en que a los inversores que depositaban en la Alyc Fernández Soljan les daban un número de cuenta comitente que era falso ya que nunca los registraron en los mercados y en la Comisión Nacional de Valores. También mandaban mails a los clientes sobre el estado de sus "inversiones" desde una casilla de la Bolsa de Comercio de Rosario. La gente que recibía mails con el @bcr.com.ar se queda tranquila porque le están mandando información desde la propia Bolsa", dijo el fiscal.

Cuando se difundió lo dicho por Moreno, se activaron las alarmas en la Bolsa. Es que todos los socios reciben una cuenta de correo que termina en @sociosbcr, que es de uso libre y particular y no implica nada. Pero una casilla @bcr.com sólo la disponen los directores y funcionarios. Y Luis Herrera no lo era. ¿Cómo accedió a ella? ¿Se la habilitó alguien o le hakearon el sistema? Y es que la casilla en cuestión, averiguó Rosaro3, era nacho@bcr.com.ar. El tema es que la Bolsa no pone sobrenombres al otorgar las casillas, que en este caso tendría que haber sido, siguiendo el protocolo, nombrada como Ignacio.Herrera@bcr.com.ar. Raro. Y más raro aún es que nadie se acuerda de Ignacio como director o empleado de la Bolsa. Ahora están revisando los legajos.

El tema de la casilla de mail no fue el único que despertó la atención en la Bolsa. También generó sorpresa que el reconocido corredor de granos Marcelo Barrilli haya sido nombrado por los abogados defensores de Herrera como uno de los que aportó bienes (en este caso una propiedad de u$s150 mil) para que queden en caución permitiendo al financista recuperar la libertad. “Es por una relación entre los hijos y los bienes a su nombre”, buscó aclarar luego Juan Lafontana, también abogado defensor del malogrado financista. Pero el bombazo ya había estallado.

Pero volvamos al caso. Si Herrera, siguiendo la línea del fiscal, no invertía en Chicago, ¿en qué invertía para obtener semejantes rendimientos? En su fallida presentación en convocatoria, sostuvo (por citar algunos casos), que había invertido, además de acciones en Matba-Rofex, fondos en cuatro empresas vinculadas a la agroindustria y la tecnología de la que el grueso de sus clientes desconocía como 2.520.000 dólares en Uniagro, 905.000 dólares en Smartium SA y 2.500.000 dólares en un proyecto de la aceitera Tanoni. Las dos primeras eran empresas en la que él y su familia estaban en el directorio.

De buzo vede, sentado, uno de los hijos de Herrera rodeado de policías y de sus abogados

Si Herrera ponía allí el dinero ya no estaríamos en presencia del descorazonado operador que se timbeaba los ahorros de jubilados y profesionales en Chicago que perfilamos más arriba. Se puede decir, incluso, que invertía los ahorros de la gente en activos más estables (casi que le estamos regalando ese adjetivo), pero para nada rentables.

Si invertir en los negocios de Tanoni generaría una renta del 7/12% anual en dólares, no se lo escucharía a Jorge Tanoni lamentarse por los pasillos de la Bolsa que cada paritaria con el sindicato aceitero lo deja al borde de la quiebra. ¿Y, entonces, de dónde sacaba para pagar tasas esas tasas? El fiscal tiene su “teoría del caso”: los nuevos clientes que atraía con la promesa de grandes tasas. Ponzi al 100%.

De ser así, entonces, no estaríamos en presencia de un mago de las altas finanzas corporativas globales que chocó porque una vez el conejo no salió de la galera. Todo lo contrario: estaríamos ante la presencia de una estafa burda. De baja estofa. De barrio. Nada más que vestida de elegancia. Y en la city rosarina cada vez son más los que abonan la imagen de Herrera como un gran encantador de serpientes que convenció a todos de poseer un talento financiero que nadie tenía.

Y, de terminar siendo cierta la línea investigativa del fiscal, allí aparece la real virtud que habría tenido Herrera: saber elegir a sus clientes.

En efecto, su talento no habría residido en su know how en la operatoria bursátil sino en dejar entrar a clientes que (en su gran mayoría) nunca le iban a pedir retirar el dinero porque no eran inversores sino ahorristas. Y así se podía sostener la estafa piramidal.

Por ejemplo, alguien que le depositaba en negro la diferencia entre el valor de escritura y el valor cobrado de una propiedad (pongamos unos u$s30 mil dólares) se llevaba todos los meses 300 dólares billete en blue (que los cambia por casi $90 mil pesos) que se le sumaban a sus ingresos mensuales, y por eso no pensaba nunca en sacar el capital. Incluso, para herencia a su familia. Una renta mensual que era mucho mayor si dejaba ahí todo el dinero de la venta de la propiedad (blanco y blue). Un estilo de vida que explica porque había ahorrista que le depositaban hasta el pequeño saldo que les había quedado en dólares cuando volvían de viaja el exterior.

Es más, sobran los casos entre los acreedores de propietarios de campos que dejaron allí buena parte (sino todo) el capital de la venta de sus hectáreas, un monto por el que podían, prácticamente, vivir de los intereses trabajando muy poco y hasta cultivar el perfil de “hippies con Osde”. Y por eso nunca iban en sacar de allí el capital.

Es que retirarle el capital a Herrera no era una decisión de negocios sino por un cambio de vida importante en su cliente, y por eso ocurría pocas veces. Y cuando eso pasaba, se cubría con el ingreso de un nuevo cliente. Incluso, gente que se fue a vivir al exterior dejó su dinero allí.

En esa elección del perfil de ahorrista estaba el verdadero talento de Herrera, siguiendo la teoría del fiscal. Lo de Chicago, según esta lectura, sería zaraza.

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Segundo subsuelo

Cuando hablamos de descender al lado oscuro de las finanzas, no sólo sería, de ser cierta la teoría de fiscalía, hablar de la estrategia de la familia Herrera. Sino de la convivencia de todo el entorno, desde sus colegas, hasta sus clientes, pasando por la prensa económica. Y de eso todos tenemos que hacernos cargo. Y también hablo en primera persona.

Una vez un operador de mercado me dio que si vas a una agencia de Bolsa que tiene una o dos puertas de rejas al ingreso es porque maneja efectivo y eso es blue porque en Bolsa se opera todo por transferencia. En las varias entrevistas que le hice a lo largo de mi carrera a Herrera en su oficina en el Palacio Minetti pasé por una puerta de rejas. Sí, en el Palacio Minetti. Nunca lo escribí en una nota.

El dos veces presidente del Rofex y casi presidente de la Bolsa tiene una mesa de dinero paralela a su agencia de Bolsa. ¿No era tema para un artículo periodístico? No era tema. Era un temazo. El comentario siempre estuvo en la city porque sus rendimientos eran inalcanzables por el resto de los agentes. Todo el mundo financiero lo sospechaba o intuía. Alcanza con decir que su impecable trayectoria institucional en el Rofex y su conocimiento de los mercados hacía imposible creer que algo raro estaba pasando en su oficina.

Otros tiempos. Herrera, presidente del Rofex

No en vano, todavía hay clientes que siguen esperando que el mago vuelva a sacar un conejo de la galera. Confían en la explicación reservada (en off y fuera de expediente) que les dejó cuando recibía a quiénes le iban a pedir explicaciones: tiene toda la plata que operaba en Chicago afuera bien guardada, pero no la puede sacar por una combinación de factores (en la que, dijo, talla incluso la baja de categoría del país de mercado emergente a “stand alone”). 

Pero algo está cambiando. Luego del primer día de audiencias en el que el fiscal Moreno contó que no habían encontrado rastros de que Herrera operaba en Chicago, un estudio jurídico que representa a clientes del financista recibió la comunicación de un representante de un grupo de 80 ahorristas que hasta ahora se venían juntando para analizar el tema pero que hasta ahora no habían realizado movimiento alguno. Y a partir de ahora sí querían empezar a hacerse escuchar.

Es que Herrera no tenía solamente a clientes desprevenidos en finanzas (docentes, jubilados, profesionales de la medicina, empresarios pyme, abogados y hasta importantes jueces) que invertían en blanco, gris y blue. También tenía mucha gente del ambiente de las finanzas que allí invertían. Desde corredores de granos, hasta empresarios aceiteros, altos ejecutivos con paso por Corrientes y Córdoba o grupos de empleados de entidades adheridas de la Bolsa que habían armado un fondito para timbear con Herrera.

“¿Querés una garantía de que Herera no caerá. Mi papá, que es un importante gerente de Transatlántica, tiene mucho dinero invertido acá?”, le dijo una de las secretarias de Herrera a una de la ahorristas que le fue a consultar por su dinero cuando aparecían los primeros rumores de la salud financiera de la empresa, según consta en el expediente de los fiscales.

Es más, la existencia de esta capa de ahorristas, que todavía no salió a la luz, abre la puerta de otros interrogantes. Y uno que hasta ahora pasó desapercibido. Resulta que hay 700 mil dólares que estaban como saldos líquidos en 60 cuentas comitentes de Fernández Soljan que desaparecieron. Es dinero en blanco en cuentas de los ahorristas que el agente no puede tocar. Por manotearlos, los titulares de Guardati Torti terminaron varias semanas tras las rejas.

El fiscal Moreno, protagonista de las investigaciones

Pero el tema es que, a diferencia de ese caso en los ahorristas estafados de Guardati Torti que fueron en masa a denunciar el robo, en este caso sólo se presentaron dos: uno por 16 mil dólares y otro por $10 mil pesos. ¿Y el resto? ¿Por qué nadie reclama ese dinero?

Raro. Sobre todo, porque es dinero 100% blanco el que desapareció. Mas extraño es que fue el propio síndico de Herrera quien confirmó el faltante. Y sobre ese inicial “faltante teórico” que detectó el Matba-Rofex fue que la CNV suspendió a la agencia.

¿Serán los ahorristas que todavía lo están esperando? O, como sospechan algunos abogados: serían cuentas reales que tendría Herrera para blanquear el dinero negro sin que los clientes supieran que estaban a su nombre. De ser así, y al ser cuentas reales, el caso se agrava porque involucraría la apropiación de identidades. La Justicia deberá explicarlo.

Ocurre que Herrera nunca pudo explicar bien nada. Por ejemplo, las razones de su caída. En su presentación de convocatoria culpó al aumento de las retenciones (“Él no exporta nada”, ironizó el fiscal) y el reperfilamiento del gobierno de Mauricio Macri, cuando se desprende del expediente que sus colocaciones en letras representaban un mínimo de su capital invertido. Pero mucho menos pudo explicar en detalle cómo hacía el dinero.

Los que conocemos algo de finanzas (o, mejor dicho, las sospechamos porque decir, para un periodista, entender al máximo no es correcto) nos perdíamos cuando Herrera nos contaba cómo hacía el dinero. Pero también a importantes consultores que saben del negocio no les terminaba de cuajar el complicado esquema de pases de posiciones. Cuando estalló la crisis y empecé a consultor expertos, solo algunas “ratas de biblioteca” me contaron que se “aproximaron” a la explicación. No hay término medio: o es un genio mundial o es una simple pirámide de Ponzi.

Es cierto que, como pasó en el caso de Guardati Torti y Daniel Casanovas, la CNV es como un bombero que llega con las mangueras cuando están velando a los muertos del incendio. Hay veces que llega cuando ya los enterraron y cremaron. Pero responsabilizar sólo a las autoridades nacionales encargadas del control de los operadores del mercado es, claramente, sólo una parte del problema.

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Tercer subsuelo

“¿Ustedes me están queriendo decir que Herrera, un distinguido empresario de muy buen pasar, se levantó un día de 2017 y dijo: Vamos a armar una estafa piramidal?. ¿Y encima pone toda la supuesta plata robada a su nombre?  No conozco en mi experiencia en el derecho penal económico casos en el que el estafador que se queda con dinero de otros lo usa para comprar bienes que pone a su nombre. Generalmente busca testaferros o empresas off shore. Pero acá está todo declarado a su nombre", resaltó su abogado defensor. "Herrera era rico antes de 2017 y antes de 2017 también compraba propiedades, acciones y autos. Vamos a demostrar que los Audi, los Porsche, los BMW y los departamentos en la costa los compro con su dinero. Y todo registrado a su nombre y valor del mercado", cargó Ilharrescondo.

Debate en los pasillos del Centro de Justicia en el marco de un cuarto intermedio de la audiencia.

"Esto es un problema comercial, no penal. Hay una deuda que nadie niega, un default que nadie niega y por eso hay un pedido de convocatoria. No hubo estafa. Hay un incumplimiento de contrato. El ahorrista entregaba en propiedad el dinero a Herrera, bajo contratos de mutuo, para que él invierte a su nombre y luego le pagara al cliente una renta. El que ponía dinero sabía el riesgo. Estaba entregando en propiedad su plata a quien le pagaba tasas del 10/12% en dólares", No se puede juzgar por estafa por una mala inversión", resaltó en la audiencia.

Los fiscales, por el contrario, señalan que de los 85 casos que tienen sólo hay dos con contratos de mutuo, y que el dinero se dejaba para administración sin cambio de titularidad. Pero, más allá de ese contrapunto, es cierto que en la teoría del caso no se explica la razón de porque a partir de 2017 habrían empezado las estafas.

Así como sí explican porque en 2020 habría empezado a car la pirámide (menos aportes por la crisis del covid y más retiro de dinero), no hay razones que expliquen porque en 2017 habría empezado a estafar. “Puede ser que la familia se agrandó y ahora ya no era el núcleo de padre y madre, sino los 5 hijos que también querían vivir con ese nivel de vida”, ensayó el fiscal Sebastian Narvaja, quien además resaltó que no es tema de investigación judicial las razones sino el hecho de la estafa y el resto de los delitos que le imputan a la familia.

Hubo más cruces. Para la Fiscalía hubo lavado porque los Herrera armaron una empresa (Compañía Financiera y de Inversiones) que, con un último balance presentado en 2017 y sin actividad registrada que haya generado alguna vez ingresos, entre 2020 y 2021 invirtió millones en la compra de acciones de Matba-Rofex que no quedaron en su propiedad ya que pasaron a propiedad de los Herrera a título personal. Según los fiscales, allí hubo delito de lavado porque se habría usado dinero de origen ilícito (el estafado a los ahorristas) para blanquear.

La vista que tuvieron los familiares de Herrera durante la audiencia

La defensa rechazó la acusación, que tampoco le cerró a la jueza. Y es que, sostienen, lavado no es comprar bienes con el producido de un delito sino una ingeniería financiera que canaliza de manera más permanente el constante ingreso de fondos provenientes de la ilegalidad para ponerlos a circulación en blanco de manera líquida.

Además de estos contrapuntos de alto contenido teórico, en las audiencias se pudo asistir a un debate de gran vuelo entre defensa y fiscales. Pero en el final de esta nota, vamos a descender ahora al lado oscuro de Justicia.

Ocurre que formalmente esta semana no se estuvo juzgando a Herrera. Fue una audiencia imputativa, en la que los fiscales ponen a conocimiento de los señalados porque los están investigando (es casi una instancia en favor de los apuntados) que bien podría hacerse sin la participación de un juez, salvo que -como ocurrió- los fiscales pidan medidas cautelares (en este caso dos años de prisión preventiva).

El debate, entonces, era sobre las razones para que queden o no en prisión preventiva. Para llegar a la instancia del juicio sobre lo ocurrido falta mucho. Pero, por cómo funciona de lento la Justicia en la Argentina, el partido se jugó como una final porque (pese a ser una audiencia inicial de un proceso judicial) casi que marcó el resultado final de la contienda.

“Se usa el pedido de prisión preventiva como anticipo de pena cuando no hay condena”, bramó Ihlarrescondo en varias oportunidades. Y lo hizo con mucho de razón. ¿Tenía sentido detener a Herrera y sus hijos para llevarlos a audiencia imputativa cuando desde hace un año, cuando entró en crisis, siempre estuvo a disposición, tanto de la Justicia penal como civil participando de muchas audiencias? ¿Cuándo siguió asistiendo a su oficina, a desayunar en el bar Mediterráneo o a cortarse el pelo a media cuadra de la Bolsa? De hecho, su esposa, también imputada por los mismos delitos no fue detenida y asistió en libertad al llamado de audiencia. Más allá del caso Herrera, "las preventivas" son de excepción y así debe ser. Es un derecho civil conquistado por las personas que no podemos perder.

¿O era que su detención y posible preventiva es una estrategia que se usa para asustar a los ricos para que mágicamente aparezca la plata perdida? Por ejemplo, sólo cuando Juan Carlos Guardati y Ángel Torti se pasaron semanas tras las rejas en prisión preventiva, apareció la plata para devolverle a los ahorristas que lo habían denunciado. Hay un convencimiento en los abogados querellantes del caso de que si ambos no dormían en las calles, y sus familias no vivían como vivieron el mal trago de verlos presos, el dinero de los Guardati Torti no aparecía.

Es por eso que, en varios de los cuartos intermedios que tuvo la audiencia por Herrera, se debatía entre lo incorrecto y fuera de norma que sería que queden con prisión preventiva (ya que, como dijo la jueza Álvarez, la fiscalía “no pudo probar riesgo procesal, como la fuga, si quedaban en libertad) y la aceptación de que si salían libres la plata nunca iba a aparecer. Ahora que no hay riesgo de prisión no hay incentivo para que aparezca “como por arte de magia” la plata. Salvo que se conozcan nuevas y rimbombantes denuncias que los lleven otra vez a quedar detenidos. En concreto, que aparezca una nueva masa de acreedores enganchados con acción coordinada dispuestos a ir a fondo.

Por lo pronto, los Herrera se fueron libres. No podrán salir del país, pero si vivir en libertad. El único consuelo lo comentó un abogado querellante al retirarse: “Esperemos que al menos esta experiencia los haya asustado y se sienten a negociar con los denunciantes”.

¿Es, entonces, la Justicia Penal un factor de presión para los arreglos comerciales? Todo un tema. Sobre todo, cuando a diferencia de otros países en los que una vez que se abrió la puerta a la Justicia penal no hay marcha atrás o acuerdo comercial que pueda desactivarla. 

El tema del derecho penal como herramienta de presión para lograr acuerdos es un tema gravísimo. Terriblemente dañino. ¿El que presiona con lo penal cobra y los que no lo hacen no cobran? ¿Se quedan con un concurso vacío? Urge una acordada de la Corte que ordene el tema. 

Si el juicio de Herrera sería pronto, la prisión preventiva para los ricos no sería una forma de apurar la resolución de casos o el anticipo de penas, pero si el proceso se extiende por años, parece que no queda otra cosa que recurrir a ella. Por caso, la gran estafa inmobiliaria de 2016, que fue un escándalo mediático, podría recién llegar a juicio en 2023.

Sin amenaza de prisión, Herrera podrá volver a intentar entrar en convocatoria; una convocatoria que, por definición, viene con quita y largos plazos de pago. Pero, que como agravante, en su primer intento no reconoció como acreedores a los 85 denunciantes en la Justicia penal. Y para peor (si todavía puede serlo para los denunciantes que expusieron en la audiencia cómo perdieron los ahorros de toda su vida), si la convocatoria no prospera, irá a la quiebra y ahí todos pierden. ¿Todos? ¿O si los Herrera tienen una “canuto” bien guardado en el exterior salen ganando?

“Hay que ponerse a debatir cómo la Justicia civil abre convocatorias sin tomar en cuenta los casos en los que también hay investigaciones penales en marcha?”, planteó el fiscal Moreno. Así como los kiosqueros dicen que “el cigarrillo sale con el chicle”, el combo de “evitar preventiva y lograr convocatoria” es al que cualquier financista en apuros debe aspirar.

Es que desde Vicentin, hasta Guardati Torti, pasando por Sebastián Grimaldi y Daniel Casanvoas, todos los operadores que defaultearon en el último tiempo están en convocatorias que pasan de costado sobre lo que ocurre en los juzgados penales. Dos de los concursos que tiene Casanvoas están parados y tanto en Guardati Torti como en Vicentin ni el juez de turno ni los síndicos hicieron referencia en sus procesos a lo que ocurría en el frente penal. Sólo una extrema jugada de acreedores en el caso Vicentin motivó a la Corte Suprema a intervenir ante semejantes inconsistencias.

Dos policías custodian las espaldas de los Herrera

A nivel jurídico teórico, ¿el conflicto entre concurso y derecho penal es tal?. Hay buena parte de la doctrina que no lo cree. Los delitos son supuestos diferentes a los concursos válidos y bien puede existir un concurso lógico y razonable y también delitos cometidos por los administradores, etc. Son temas diferentes. El problema es que síndicos de las convocatorias y jueces comerciales se hacen los desentendidos. Y el criterio que los guía es sacar las empresas adelante, contra todo.

Son los síndicos de los concursos los que, formalmente, tienen que hacer frente en sus informes a lo que ocurre en la Justicia penal. Pero los síndicos de Vicentin y Guardati Torti no dieron cuenta en sus largos informes sobre las denuncias, las investigaciones, los allanamientos, las cautelares tomadas, etc. Entrar en este tema supone, además de poner en tela de juicio la capacidad de los síndicos de turno (que cobran jugosos honorarios, algunos quedando millonarios), indagar sobre si el “bolillero” que los elige tiene quién lo maneje. Y eso sí que es descender a aguas muy profundas de la Justicia y la política. Muy profundas.

Sobre el caso Herrera se podría debatir mucho más. ¿Se equivocó Moreno en esperar tanto para pedir la preventiva? ¿No tendría que haberlo hecho en julio, cuando parecían inminentes las imputaciones? Es que esperar tanto le dejó en bandeja el argumento a la defensa de que, por ejemplo, no hay urgencia que amerite esa medida cautelar.

O, por el contrario, ¿Moreno es muy responsable y recién imputa cuando tiene un cuerpo de documentación sustentable tratándose de un caso de extremada complejidad? Al dejar la jueza Álvarez libre a Herrera, ¿parece estar dándole la señal de que conviene que los fiscales ante la mínima denuncia de estafa salgan a detener y pedir la prisión preventiva y después se pongan a investigar la complejidad del caso? ¿Se puede tratar con la misma vara a un delito simple que a uno complejo como éstos? Volemos al razonamiento del principio: si los procesos duraran décadas, no sería tema la prisión preventiva. 

También se podría discutir el papel de la defensa. ¿Conviene que los abogados se enamoren de su la teoría del caso y salgan a disputar la inocencia o hubiese sido mejor para la familia Herrera que los convenzan de arreglar rápido con los denunciantes antes de las imputaciones y detenciones para evitar la exposición y la mala experiencia? De haber sido así, se hubiesen ahorrado lo sufrido esta semana y se hubiesen quedado tranquilos a pasar por una convocatoria que tiene destino de licuación. Por el contrario, ahora se exponen a que otro de los hijos pueda ser imputado en breve.

Pero, finalmente, hay un tema central: la doble vara de la Justicia. En el mismo Centro de Justicia Penal que dejó libre a los Herrera (con 85 denuncias por estafa por 5 millones de dólares) sí quedan con 30 días de prisión preventiva quiénes hurtan bicicletas o motos.

¿Hay Justicia para ricos y Justicia para pobres? Es cierto que hay un claro riesgo para la sociedad que un posible ladrón (porque no hay condena) quede libre. ¿Pero no hay riesgo de que un posible estafador siga estando libre?. Es más, para fiscales y querellantes los argumentos vidriosos y enjabonados de Herrera para convencer a sus clientes de que no le hagan juicio (a algunos les llegó a decir, como consta en el expediente penal, que no puede pagarle porque tienen los bienes interdictos y embargados) son parte de la estafa.

Como consuelo, sobre todo para los fiscales que pidieron la preventiva para los Herrera y que creen que la decisión de la jueza fue más escandalosa que el caso Vicentin, quedan unas palabras, que -casi al pasar- pronunció la magistrada: “Hasta no hace mucho como jueces no estábamos acostumbrados a que nos lleguen casos de delitos económicos complejos como éstos”. Algo bueno se sigue cocinando en el MPA de cara a enfrentar a los delitos de guante blanco. Y eso es saludable.