Lo que prometía ser un partidazo entre las dos selecciones más importantes de Sudamérica y dos de las mejores del mundo terminó en escándalo. Sólo 5’ de juego entre Brasil y Argentina y después lo insólito: autoridades sanitarias locales ingresaron al campo a intentar retirar a cuatro futbolistas argentinos. Ante esta situación, el equipo de Lionel Scaloni se fue de la cancha y el partido fue formalmente suspendido.

La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa, regulador) de Brasil interrumpió en el estadio Neo Química Arena de Sao Paulo, y luego a la cancha, por una supuesta irregularidad en la llegada al país de cuatro jugadores visitantes, en una polémica decisión que derivó la retirada de los equipos y los árbitros.

Los jugadores son Emiliano Martínez, Cristian Romero, Giovani Lo Celso y Emiliano Buendía, que juegan en la Premier League de Inglaterra, a quienes Anvisa les había ordenado, unas pocas horas antes del encuentro, cuarentena tras llegar a San Pablo o la salida del país.

El organismo alegó que los cuatro omitieron en su ingreso a Brasil que habían estado en el Reino Unido hace 14 días, al tratarse éste de un territorio de riesgo para el goberno brasileño por la pandemia de coronavirus.

Martínez y Buendía militan en el Aston Villa, mientras que Romero y Lo Celso juegan en el Tottenham, todos clubes de Inglaterra.

Con la llegada de inspectores al estadio, la reacción del equipo argentino fue encerrarse en su vestuario, mientras que los delegados de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conembol) retiraron a todo el cuerpo arbitral hasta buscar una salida la situación.

Incluso, al rato, patrullas de la policía federal llegaron al estacionamiento del estadio presuntamente para ejecutar la deportación de los cuatro jugadores argentinos acusados por violar la ley sanitaria.

¿Qué fue lo que sucedió?

 

El problema data de varios días atrás cuando la Premier League de Inglaterra decidió no ceder a los futbolistas de su liga para esta triple jornada de Eliminatorias sudamericanas, argumentando que al regresar a su país, los futbolistas sudamericanos deberían hacer un aislamiento obligatorio de 10 días.

Eso, sumado a los días de reacondicionamiento físico, con lo que probablemente los jugadores implicados se pierdan cerca de un mes de competición con sus respectivos equipos.

Ante esta situación, las distintas Confederaciones Sudamericanas, la Conmebol, la FIFA y hasta los propios futbolistas, presionaron desde sus respectivos lugares para la liberación de los mismos. El conflicto llegó hasta el TAS que resolvió que las distintas ligas, entre ellas la Premier debían ceder a los futbolistas. Aún así, varios jugadores decidieron no viajar y se quedaron en Inglaterra, entre ellos 9 brasileros.

La situación pareció haberse resuelto pero evidentemente no fue así: el juego comenzó pero solo duró 5' por la irupción del personal de sanidad local.¿Qué sucederá ahora? Es muy prematuro para sacer conclusiones, pero una cosa es segura: el papelón es mundial.