La victoria de Argentina ante Países Bajos en los cuartos de final del Mundial de Qatar 2022 desató el delirio y la euforia de los hinchas rosarinos, que como ya es costumbre salieron a las calles para celebrar el pasae a la siguiente ronda, coparon el Monumento a la Bandera y otras esquinas típicas como la de San Martín y Uriburu, en zona sur. También en la región, en ciudades como San Lorenzo, se vivió con un entusiasmo desenfrenado. 

Un viernes feriado infernal, con una térmica que rozó los 41 grados durante la tarde mientras Argentina jugaba un duelo no apto para cardíacos en Doha, terminó a pura alegría y emoción por la victoria de la Scaloneta en los penales, en gran medida gracias a las manos del Dibu Martínez.

Como había pasado ya desde la fase de grupos en forma temprana, porque este Mundial empezó antes para el seleccionado, la gente no se guardó nada cada vez que el equipo dio un paso más en la Copa y el de esta jornada fue, hasta ahora, el punto más alto de euforia y celebraciones, incluso con el alerta por tormentas vigente y algún que otro chaparrón que cayó cuando Lautaro Martínez convirtió el penal que le dio el boleto a semifinales. 

Desde Qatar al Monumento, sin escalas. Este equipo entusiasma e ilusiona. Generó un lazo diferente con los hinchas y en Rosario, especialmente, se nota mucho. También porque esa identificación tiene que ver con lo propio: por la magia de Messi, el talento de Angelito Di María y el aporte de Correa, por ahora desde el banco. 

La Copa América enamoró y esta Copa del Mundo, con emociones fuertes, tiene en Argentina mucha esperanza depositada. Eso explica el festejo desenfrenado, los bocinazos incesantes por Pellegrini, las banderas, los cantos y el Monumento repleto de rosarinos y rosarinas bajo la lluvia cuando caía la noche.

"Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar. Quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial. Y al Diego, en el cielo lo podemos ver, con don Diego y con la Tota, alentándolo a Lionel", el hit que suena en Qatar también se escucha acá. Y cómo no, si ese Lionel, el parece de otro planeta, salió de acá mismo