Rosario es de Central. Y Sarandí también. Los canallas le ganaron el clásico copero a Newell’s en el desierto estadio de Arsenal, se quedaron con el mano a mano ante su rival de toda la vida y, de yapa, se metieron en las semifinales de la Copa Argentina.

 
Festejo canalla
La locura en el medio del campo de Arsenal (Alan Monzón)


El conjunto de Bauza se impuso por 2 a 1 con goles de Germán Herrera a los 17’ minutos del segundo tiempo y de Fernando Zampedri a los 22’. Descontó Joaquín Torres a los 48’, cuando ya no había tiempo para soñar con el empate.

Fueron expulsados tres futbolistas, dos rojinegros y uno auriazul: Federico Carrizo y Teodoro Paredes a los 28’ del segundo acto, y Hernán Bernardello a los 31’.

Los de Arroyito embolsaron el cheque de 1.630.000 pesos y obtuvieron el pasaporte a las semifinales de la Copa Argentina, donde ahora se las verán con Temperley (fecha a definir, sería a mediados de noviembre). En el rojinegro, el panorama es sombrío y se especula con el final de ciclo de Omar De Felippe.

Los goles

El por qué

Rosario Central ganó con justicia, en el marco de un trámite parejo que se resolvió a su favor gracias a la jerarquía de sus dos delanteros: Germán Herrera y Fernando Zampedri, quienes no perdonaron en las pocas ocasiones con las que contaron.

En el primer tiempo, Newell’s había dejado una mejor imagen. Durante los primeros quince minutos, los canallas se arrimaron con más peligro a través de la pelota detenida, pero desde los 20’ y hasta el entretiempo, la formación de De Felippe manejó más y mejor el balón.

Las ocasiones más nítidas en esa primera etapa habían sido para los del Parque: a los 31, Formica le ganó el balón a Ortigoza cerca del área, cedió para Amoroso aunque su centro atrás encontró bien parado al arquero Ledesma; tres minutos más tarde, Fertoli envió un centro desde la derecha que Leal no llegó a conectar. De Central, nada.

Pero en el segundo acto, los del Patón fueron más consistentes. A los 9’, avisaron con un córner de Gil que nadie pudo empujar; a los 16’, el Colo exigió a Aguerre de tiro libre; y finalmente, aun minuto más tarde, Herrera picó al primer palo y corrigió con el taco el envío del propio Gil para estampar el primero.

Ese grito atontó a su adversario. Y el Chaco casi mete el segundo a continuación, aunque el palo le dijo que no. Pero Zampedri sí tuvo precisión y, a los 22’, le rompió el arco al golero ñubelista y puso el cotejo 2 a 0. Los de De Felippe no salían de su asombro. Central, pura contundencia, lo miraba desde una ventaja de dos tantos.

De ahí al final, pasó de todo: roja a Paredes y Carrizo por una escaramuza a los 28’; la expulsión de Bernardello tres minutos después; una gran atajada de Aguerre ante Lioi a los 36’ y el descuento de Torres, ya en tiempo adicionado, en el medio de la desesperación por acortar la brecha.

El pitazo final desató la locura canalla en el campo y en toda la ciudad de Rosario. Le dio a Bauza la victoria tan necesitada (para darle un empujón a su ciclo y cortar su racha personal sin triunfos ante Newell’s) e instaló al equipo de Arroyito entre los mejores cuatro de la competencia. Del otro lado, pura decepción y una gran interrogante sobre lo que vendrá.

 
La locura canalla. Rosario es de Central. (Alan Monzón)