Rosario Central perdió 2 a 1 ante Godoy Cruz en el Gigante de Arroyito en el partido de la cuarta fecha de la Copa de la Liga de Fútbol Profesional. El partido se abrió por un gol de Martín Ojeda, lo igualó Facundo Almada, pero Salomón Rodríguez metió la estocada final y decretó la derrota auriazul.

El equipo del Kily González se fue desdibujando con el correr del partido. Arrancó sometiendo al rival, pero no pudo marcarle y se desinfló. El partido lo terminó tirando pelotazos al triple “9” que puso el entrenador cuando mandó al campo a Martínez Dupuy y Caraglio para acompañar a Ruben.

En la primera mitad, el conjunto canalla generó situaciones de riesgo y mostró buenas cosas en el juego: Montoya y Martínez llegaban profundo en la derecha y desbordaban con continuidad. Igual, Blanco e Infantino en la izquierda. Solo faltaba la precisión que podía darle Vecchio, pero nunca apareció. El arquero Espinola fue figura de esa parte inicial y mantuvo su portería en cero.

Ya en el complemento, la cosa fue diferente. Central se adelantó en el campo, pero Godoy Cruz ya no dio tantas ventajas como en la primera mitad. Entonces, el canalla dejó espacios y el equipo mendocino los encontró y aprovechó para aprovecharlos.

El primer gol del partido se dio tras un corner a favor de Central. A los 12, Blanco regaló una pelota en vez de tirarla al área y Martín Ojeda corrió 60 metros solo sin oposición para marcar el primero ante la salida de Servio.

El canalla lo empató rápido. Un tiro libre que desaprovechó Vecchio derivó en una acción de lucha de Marco Ruben, que con una pirueta asistió a Almada, para que el central anote de cabeza.

Las cosas parecían calmarse, pero el equipo del Kily volvió a dejar espacios. Y esta vez los aprovechó Salomón Rodríguez, que entró en soledad por el centro del area a los 31 y marcó el segundo.

Allí apareció la impotencia y la desesperación. Vecchio nunca pudo conducir, el equipo perdió el rumbo y empezaron a llover los centros frontales sin resultado.

El tiempo se fue apagando, Godoy Cruz ya no quiso jugar y dejó que el reloj corra. Central se marchitó a puro pelotazo y acumuló su segunda caída al hilo tras el traspié ante Boca.